Si de algo puede presumir Asturias, además de paisajes de ensueño, playas de película, sidrerías, excelente gastronomía y hoteles repletos de encanto, es de pueblos bonitos a rabiar. Y como nos ha pasado con muchas de las ciudades que hemos conocido en Europa, Estados Unidos o Asia, algunos te enamoran a primera vista. Ese es el caso de Puerto de Vega, una preciosa localidad perteneciente al concejo de Navia, en el noroccidente asturiano.
Cuatro son los colores que predominan en este pueblo de menos de 2.000 habitantes: azul, blanco, verde y rojo. Y ellos van a acompañarnos en este recorrido por lo mejor que ver en Puerto de Vega.
Qué ver y hacer en Puerto de Vega
1. Muelle de Puerto de Vega y Paseo del Baluarte
Por escenas como esta, Puerto de Vega ha sido reconocido como «Pueblo Ejemplar de Asturias» en 1995 y «Pueblo más guapo de Asturias» en 1998. El antiguo baluarte, hoy ya desaparecido, fue contruido para defender la costa de ataques de naves inglesas y francesas, por lo que durante el paseo verás varios cañones perfectamente conservados.
2. Mirador de la Riba
Entre los siglos XVI y XVIII, eran muchos los balleneros que salían desde el muelle de Puerto de Vega, y de ello queda constancia en el Mirador de la Riba, inaugurado en 1992. En él se recrea una escena de la pesca de este cetáceo y podrás admirar un imponente cañón para darles caza, además de dos quijadas (mandíbulas) de 4 metros de longitud encuadrando el texto del primer contrato ballenero firmado.
3. Casa Mortuoria de Jovellanos
Aunque la vivienda pertenecía a Antonio Trelles Osorio, en ella falleció Gaspar Melchor de Jovellanos el 27 de noviembre de 1811. El escritor, filósofo, jurista y político nacido en Gijón fue una de las figuras más relevantes de la Ilustración, mejorando el trazado de su ciudad natal, impulsando sus infraestructuras y convirtiéndola en referente de la época. Perseguido por sus ideas tras el estallido de la Revolución Francesa, fue desterrado hasta morir, finalmente, en Puerto de Vega, donde se refugiaba de una tormenta en su trayecto hacia Cádiz. Hay un dicho muy significativo sobre la figura del ensayista: “Gijón le debe el mar a Dios y el resto a Jovellanos”.
4. Lonja de pescado de Puerto de Vega
Cada día, de lunes a viernes, es posible realizar una visita guiada a la rula de Puerto de Vega (Cofradía de Nuestra Señora de la Atalaya). Aunque se recomienda realizar reserva previa en temporada alta, puedes esperar a las cuatro de la tarde en la puerta de la lonja y acceder con el resto de personas que formen grupo. Por si acaso, toma nota de este número: 653 352 609. Dura alrededor de 1 hora y el coste para adultos es de 3 euros, siendo gratis para niños hasta 12 años.
5. Monumento a Jovellanos
Obra de Zenobio Barrón, está ubicado a la entrada del Campo de la Atalaya y fue instalado gracias a la Fundación Amigos de la Historia y el Ayuntamiento de Navia con motivo del segundo aniversario de la muerte del escritor.
6. Mirador de la Atalaya de Puerto de Vega
Antiguo punto de vigilancia ante posibles ataques enemigos y de observación para la caza de ballenas, hoy es uno de los mejores lugares que ver en Puerto de Vega. Siéntate en uno de sus bancos, sin prisa, y mira la vida pasar mientras contemplas la infinidad del mar Cantábrico.
7. Plaza de Juan Pérez Villamil
Recibe su nombre porque en ella se alzaba la casa de Juan Pérez Villamil, ilustre jurista nacido en Puerto de Vega. En el lugar de la desaparecida casona de Villamil se levantó una vivienda más moderna que hoy es propiedad de Francisco Luiña, uno de los benefactores locales.
8. Parque de Benigno Blanco
Este antiguo tendedero de redes es, en la actualidad, centro neurálgico de Puerto de Vega y un bonito parque público. La familia Blanco, emigrantes puertoriqueños, cedió los terrenos y fueron los propios vecinos quienes costearon la construcción del parque. Benigno Blanco fue alcalde de La Habana (Cuba).
9. Playa de La Losera
Esta pequeña cala casi virgen de canto rodado y piedra, situada al oeste de Puerto de Vega, apenas tiene una longitud de 50 metros, pero está repleta de encanto. Recibe su nombre por las piedras que la componen, así que no olvides unas buenas zapatillas de goma para poder acceder al agua sin dañarte los pies y darte un refrescante baño.
10. Playa de Frejulje
Bastante peligrosa para el baño por la fuerza de las olas, sí está entre las favoritas para los amantes del surf. Aunque no vayas a nadar, acércate dando un paseo desde Puerto de Vega para admirar su belleza y la grandiosidad de su campo de dunas, con especies vegetales exclusivas. En los islotes cercanos anidan algunas aves marinas protegidas como el ostrero o el cormorán moñudo.
Dónde comer en Puerto de Vega
Mesón El Centro, Plaza de Cupido
Si hay un restaurante que no puedes perderte de ninguna manera si piensar visitar Puerto de Vega, ese es Mesón El Centro. Su menú degustación a precio cerrado (35 euros) es uno de los que mejor relación calidad-precio encontrarás. Salpicón de rape, carpaccio de pulpo, navajas en escabeche, bomba de calamar, merluza sobre crema de puerros… Cocina marinera en estado puro en una pequeña y encantadora plaza del centro del pueblo.
La Marina, Calle del Muelle, 1
La Marina es un negocio familiar abierto en 1925 que ya va por su tercera generación. En su carta, cómo no, encontrarás pescados y mariscos, además de arroces (por encargo), carnes y productos de temporada como bonito del norte (a la plancha, al Cabrales, al estilo de la casa y rollo de bonito).
Restaurante Sidrería Jorge, Calle del Muelle, 0
Desde hace dos décadas, Restaurante Sidrería Jorge lleva a la mesa la mejor materia prima con una esmerada preparación. No dejes de probar calamares de Puerto de Vega (no son fáciles de encontrar), pulpo de roca a la gallega o su famosa merluza a la sidra. La parrillada de pescados es una excelente elección para dos personas e incluye virrey, una de las variedades más cotizadas de la zona. Sus postres caseros son una perdición.
La Cofradía, El Muelle s/n
Con impresionantes vistas sobre el muelle de Puerto de Vega, La Cofradía es un restaurante de inspiración marinera con varias especialidades, como salpicón de mariscos, verdinas con pulpo, ensaladilla rusa o una sabrosísima caldereta de raya.
Ca Vitoriano, C. Estebanda, 7
Abrió sus puertas en octubre de 2020 y ya es uno de los restaurantes de Puerto de Vega más recomendados. Preside el local el alma de Ca Vitoriano, su enorme parrilla, donde se prepara la especialidad de la casa, carnes y pescados a la brasa. Los pescados provienen de la rula, situada a escasos metros, y las carnes son de ganadería propia y maduradas por ellos mismos. Además, algunos platos tienen un pequeño toque peruano y de cocina fusión muy sorprendente.
Dónde dormir en Puerto de Vega
Hotel Pleamar
Este hotel familiar de inspiración marinera es una verdadera delicia. Con tan solo seis habitaciones, te sentirás como en casa, pero con unas vistas que te costará olvidar. Nosotros nos alojamos en La Faneca, que cuenta con zona de estar, una maravillosa galería mirando al Cantábrico y jacuzzi en el cuarto de baño. Las tarifas del Hotel Pleamar varían dependiendo de la habitación elegida y de la temporada (el desayuno se paga aparte y cuesta 12 euros). Cada tarde, ellas mismas preparan la repostería que podrás degustar por la mañana: tarta de manzana, magdalenas, rosquillas, galletas de nata, bizcochos, casadiellas… Además, en su desayuno bufet encontrarás zumo de naranja recién exprimido, embutidos, tostadas de pan de leña con mermeladas caseras, quesos asturianos o fruta fresca. También, platos calientes recién cocinados: tortillas, huevos fritos, revueltos o tosta de jamón.
Hotel Rural Sobreisla
Otro hotel donde desconectar del mundo… Situado en un entorno privilegiado sobre unos espectaculares acantilados, el Hotel Rural Sobreisla se compone de ocho habitaciones, cada una de ellas con su propia personalidad y con nombres de lugares que han inspirado su decoración. La nuestra se llamaba Isla Carenero y contaba con vistas al Cantábrico y una coqueta chimenea. Su desayuno también merece mención aparte. Además de platos calientes recién preparados, su bufet destaca por apetitosos dulces caseros: bizcocho de manzana o chocolate, crepes con diferentes tipos de siropes, casadiellas, magdalenas, croissants o rosquillas (hasta Moscovitas). Para los menos golosos, embutidos, tortilla de patatas, macedonia de frutas frescas en unos bonitos tarros de cristal y gran variedad de panes.
No te pierdas, de ninguna manera, el atardecer desde su jardín o desde la zona de estar (si el tiempo no acompaña). La hora está marcada en una pizarra y te aseguramos que es, sencillamente, mágico.
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