Viñedos Demencia Wine: visita guiada a una bodega del Bierzo

Viñedos Demencia Wine

Hace unas semanas nos embarcamos, una vez más, en una de esas aventuras casi improvisadas que tanto nos gustan. La idea era alojarnos en el Parador de Villafranca del Bierzo, en la localidad de igual nombre, donde confluyen los ríos Burbia y Valcarce. Uno de los planes era visitar alguna bodega de la zona, pero sin coche la tarea es casi imposible. Desde la Oficina de Turismo no recibimos ningún tipo de información. Así que fue indagando en Internet como supimos que Demencia Wine, uno de nuestros vinos favoritos, ofrece la posibilidad de reservar a través de su web una visita guiada a su bodega del Bierzo.

En pleno Camino de Santiago

Nacho Demencia Wine

Nos pusimos en contacto con Nacho León y quedamos en vernos a las puertas del Castillo de Villafranca del Bierzo. Allí nos recogió en su coche y nos llevó hasta uno de sus viñedos, donde pudimos comprobar el mimo con el que poda y cuida cada una de las vides. Este se encuentra en Fuentes de San Lázaro (Los Caños), en un paraje en pleno Camino de Santiago, que goza de un microclima que lo protege de heladas y tormentas.

Durante la visita guiada a esta bodega del Bierzo conocimos de primera mano cómo nació este proyecto en 2006. Nacho, vallisoletano, es ingeniero agrícola y decidió dejar su trabajo para embarcarse en esta aventura. El sueño de su vida ha dado como resultado algunos de los vinos más atrevidos y valientes de la zona. Su empeño por recuperar viejas viñas que han sido abandonadas incluye una filosofía eco-sostenible. Sin uso de fertilizantes y apostando por técnicas orgánicas, son un claro ejemplo de que la forma de elaborar vinos ha cambiado por completo en las últimas décadas.

Viñedos Demencia Wine

Actualmente, son 6 las variedades que comercializan desde Demencia Wine:

Vinos Demencia Wine

Tras los viñedos, desde los que se divisa una impresionante panorámica, la visita guiada a esta bodega del Bierzo continúa con la explicación del proceso de embotellado y etiquetado, todo ello hecho a mano para reducir costes. Y tras las explicaciones, una pequeña degustación. Si quieres, también puedes comprar allí sus vinos. O, como en nuestro caso, pedir que te los envíen por mensajería.

El precio de esta interesantísima experiencia es de 10 euros por persona. ¡Más que recomendable! Puedes concertar tu visita a través de este enlace.

Parador de San Marcos, un alojamiento con mucha historia en León

Fachada Parador de San Marcos Leon

El Parador de San Marcos es uno de los más impresionantes de la península, con una historia fascinante a orillas del río Bernesga, el mismo que viera nacer a Jota hace ya unos cuantos años. En él nos alojamos un par de noches durante un viaje que nos llevó por Laguardia, Logroño y Zaragoza.

Fachada Parador de San Marcos Leon

La fascinante historia del Parador de San Marcos

Hospital, escuela de veterinaria, parada de sementales, instituto de enseñanza o cuartel de caballería han sido algunos de los usos que se le han dado desde que se inició su construcción en 1515. Pero, sin duda, lo que más llama la atención es que fuera campo de concentración y prisión.

Como presidio tuvo entre sus más ilustres residentes a Francisco de Quevedo, encarcelado por orden del Conde-Duque de Olivares. Y que escribiría entre sus muros algunas de sus obras más conocidas, como Providencia de DiosVida de San Pablo y Constancia y paciencia del Santo Job. Por su parte, entre 1936 y 1940, en plena Guerra Civil, acogió a cerca de 7.000 reclusos republicanos -muchos de ellos posteriormente fusilados-. Convirtiéndose así en el símbolo de la represión en León y gran parte del país.

Hoy en día conviven en este edificio el Parador de Turismo –abierto en 1964–, la iglesia de San Marcos–consagrada en 1541– y el Museo de León –desde 1869–. Un lugar único e inigualable en toda la geografía española.

Pasear por su claustro o relajarse en su acogedora biblioteca -solo abierta para clientes- es un lujo al alcance de pocos. Como lo es disfrutar de las pinturas de la antigua escuela flamenca, tapices, bargueños… U obras de artistas como Vela ZanettiVaquero Turcios que acoge en su interior.

Claustro Parador de San Marcos Leon
Claustro
Iglesia de San Marcos Leon
Lobby Parador de San Marcos Leon

La decepción llega al abrir la puerta de la habitación, ya que también tiene uno la sensación de transportarse a otra época. Pero porque nada ha sido renovado en ella desde hace mucho tiempo. Camas, almohadas o colchas más propias de un hotel de dos estrellas que de un establecimiento que atesora cinco y está calificado de Gran Lujo. Del baño, mejor no hablar. La alcachofa de la ducha parece sacada de una película de miedo. Y las toallas están desgastadas y deshilachadas por el uso.

Habitacion
Amenities

Pero como nos gusta quedarnos con lo bueno, pasamos a hablar del desayuno del Parador de San Marcos, que sí es propio de la categoría que le distingue. Platos fríos y calientes, algunos preparados al instante, como los huevos revueltos que podéis ver debajo. También, quesos, embutidos, bollería de todo tipo, zumos naturales, fruta fresca

Bufet Parador de San Marcos Leon
Desayuno Parador de San Marcos Leon
Cecina Parador de San Marcos Leon

El precio por noche del Parador de San Marcos ronda los 230 euros con desayuno (tarifa oficial). Ya veis que no es una opción barata y si no se cuidan los pequeños detalles habrá una espantada general a hoteles más económicos. Nosotros seremos los primeros.

‘La Gitana’, exquisita carne a la piedra en el Barrio Húmedo de León

Carne a la piedra La Gitana Leon

La Gitana es uno de los bares con más solera del Barrio Húmedo de León, tierra de Jota y, por ende, casi mía. Se trata de una típica casa de comidas, abierta a principios del siglo XX, que ofrece los mejores productos de la tierra, además de mariscos y pescados. En su restaurante decidimos dar rienda suelta a nuestra vena más carnívora para degustar su famosa carne a la piedra. Antes, nos metimos entre pecho y espalda una ensalada de puerros de Sahagún y unas almejas a la marinera.

Ensalada de puerros de Sahagun La Gitana Leon
Almejas a la marinera La Gitana Leon

¿Veis este enorme pedrusco echando humo? Aquí es donde cada uno se cocina su propia carne a la piedra, al gusto. Y no os preocupéis si se queda fría. Pedid que vuelvan a calentarla y punto.

Piedra caliente

Esta es nuestra fuente de buey (éramos cuatro personas) de La Gitana. Viene aliñada con sal y un chorrito de aceite, lo que le da el toque perfecto para cocinarla. Y se sirve con una guarnición de pimientos asados del Bierzo y patatas fritas.

Carne La Gitana Leon
Carne a la piedra La Gitana Leon

El acompañamiento perfecto para esta carne a la piedra tenía que ser un vino de la zona, así que elegimos un rosado Prieto Picudo, fresco y correcto.

Rosado Prieto Picudo

Tenemos que volver a La Gitana para probar sus embutidos caseros, que ellos mismos fabrican en las montañas de León. Y sus alabadas mollejas guisadas. ¡Os lo contaremos!

Restaurante La Gitana Leon

Ocho visitas a ‘Cocinandos’ en ocho platos para recordar

Cochinillo asado con melocotón Cocinandos

Si sois lectores habituales de este blog y seguís nuestras redes sociales, conoceréis de sobra la debilidad que tenemos por Cocinandos. Este restaurante leonés está galardonado con una estrella Michelin. Y a sus mandos se encuentra la pareja formada por Yolanda León y Juanjo López.

En este post, hemos querido recopilar los platos que más nos han gustado en las ocho visitas que llevamos hasta la fecha. Y por qué tantas, os preguntaréis. Muy sencillo: la relación calidad-precio, con un menú degustación por 55 euros (precio 2020), y la opción de maridaje, es incomparable en la Ciudad del Bernesga. Y, posiblemente, en toda Castilla y León.

Pero, sin duda, el motivo principal es que allí, gracias a la hospitalidad de todo el equipo, nos sentimos como en casa.

Nuestros platos preferidos en Cocinandos

1. Mini bollo chino de hongos al vapor

En Cocinandos fueron unos visionarios elaborando los bollitos chinos al vapor que tan de moda se han puesto en la gastronomía española. Se sirve sobre una minúscula cesta de mimbre. Y los preparan de diferentes maneras, siendo el de hongos y el de Cecina de León los dos que hemos podido catar hasta ahora. Pero es un aperitivo tan sabroso y original que no nos importaría que estuviera presente en cada repertorio.

2. Bacalao con guiso de hongos y garbanzos de pico pardal con su jugo

Lo probamos en nuestra primera comida en Cocinandos. Entonces, fue uno de los platos más aplaudidos por la increíble textura del pescado fresco. Ellos mismos lo ‘salan’ hasta dar con la intensidad deseada, sobre un fondo memorable. Perfecta combinación de técnica y equilibrio al que la ternura de los garbanzos leoneses, que se asimilan al pico de un pardal o gorrión, aporta un toque extra.

Bacalao con guiso de hongos y garbanzos de pico pardal con su jugo Cocinandos

3. Tartar de tomate, bogavante y ajoblanco

En esta ocasión, degustamos uno de los menús más redondos que recordamos. Un plato con una más que generosa ración de este preciado marisco por semejante precio es para tener en cuenta y, desde luego, no olvidar fácilmente. La frescura y dulzura del tomate, en perfecto contraste con el punto ácido del ajoblanco. Una creación ‘muy leonesa’, como explicaba Juanjo con su habitual sentido del humor.

4. Carpaccio de presa ibérica, boletus, almendras fritas y helado de mostaza

Dentro de la interesante oferta de Buscasetas 2013, encontramos esta pequeña joya con cuatro sabores y texturas totalmente diferentes, pero que unidos conseguían un bocado brillante. La delicadeza de la carne y la potencia de las setas, junto al picante del helado y el toque de los frutos secos, resultó sublime.

Carpaccio de presa ibérica, boletus, almendras fritas y helado de mostaza Cocinandos

5. Cochinillo asado con melocotón

El cochinillo es otro de los fuertes del estrella Michelin leonés. La corteza, siempre crujiente, y la carne, jugosa y en su punto exacto. Este cochinillo asado con melocotón, su hueso, foie de pato y jugo de piñones es toda una obra de arte.

Cochinillo asado con melocotón Cocinandos

6. Cigala asada, tartar de quinoa, cecina, brevas y gazpachuelo

Pura fusión peruano-cazurra para un excelente tartar de quinoa y Cecina de León que acompaña una cola de marisco apenas pasada por la plancha. Se adorna con un suavecísimo gazpachuelo para resaltar aún más el dulzor de unas sencillas brevas. Impecable.

Cigala asada, tartar de quinoa, cecina, brevas y gazpachuelo Cocinandos

7. Manzana dorada, avellanas y queso

De todos los postres que hemos podido degustar, este fue uno de los que se grabó en nuestra retina por la belleza de la composición y la notoriedad de sabores del trío manzana reineta-bizcocho de avellanas-queso mascarpone, dibujado en el plato como si de un bodegón se tratara.

8. Bombones de queso de oveja con gelatina de tomate

Es el detalle que, junto a unas gominolas de elaboración propia, siempre cierra el menú de Cocinandos. Se preparan rallando queso “con un rallador fino que antes humedecemos con un poco de leche y juntado con dados pequeños de una gominola que hemos hecho con jugo de tomate, pectina neutra y acido cítrico”. El queso utilizado, Pastor del Esla, de la zona de Valencia de Don Juan, es de leche curada de oveja.

Bombones de queso de oveja con gelatina de tomate Cocinandos

Siempre que los bombones llegan a la mesa, Juanjo me hace la misma pregunta con una gran sonrisa: «¿Por qué les haces foto si ya tienes la misma tropecientas veces?». Y yo pienso: «Porque la foto puede ser parecida, pero cada experiencia en Cocinandos forma parte de un recuerdo que, siempre, asociamos con la felicidad… y esos bombones ponen el broche final a cada una de esas experiencias felices».

Semana Santa en León, guía básica para disfrutarla

Papones en procesion

Durante siete días, los que van del Domingo de Ramos al Sábado de Gloria, la ciudad se viste de gala para recibir a todo tipo de visitantes. La Semana Santa en León, calificada de Interés Turístico Internacional, esconde algo más que procesiones, imágenes y cofrades. En esta entrada, vamos a ofrecer una guía básica para disfrutar, si el tiempo acompaña, ya seas padre de familia, integrante de un grupo de solteros, pareja enamorada o uno de esos guiris que viajan por España como auténticos exploradores.

1. Para guiris

Existe un León para guiris que apenas se vende y eso que, por ejemplo, muchos son capaces de llegar en ferri desde Plymouth (Reino Unido) ‎para desembarcar en el puerto de Santander y poner rumbo a nuestra ciudad con tal de bailar en el Purple Weekend, un fin de semana de estética mod que se celebra cada año a principios de diciembre. Para ellos, nada mejor que la Posada Regia, un caserón que les hará sentirse como Hemingway en La Perla de Pamplona. Les recomendamos:

Procesión: del Cristo del Perdón, que cada Martes Santo libera a un preso ante el Locus Apellationis.

Monumento: la Catedral, incomparable, bella y también conocida como Pulchra Leonina.

Barrio: sin lugar a dudas, el Húmedo, con sus callejuelas repletas de bares y buena gente.

Bebida y tapa: limonada con algo de cecina.

Restaurante: casi todos, pero seguro que en La Gitana aciertan con su carne a la piedra.

Curiosidad: sepan que el oriundo de León se llama cazurro, que en árabe significaba “el que no cesa”.

Limonada de Semana Santa Leon
Limonada de Semana Santa (con precaución, peatón)

2. Semana Santa en León para canallas

León para canallas bien podría ser el título de una película pero, a pesar de su imagen seria, los leoneses practican esta condición en su máxima potencia. Así, el supuesto grupo de mangantes podría llegar por carretera desde cualquier punto de España, ya que la provincia limita con Galicia, Asturias, Cantabria y media Castilla. Su mejor opción sería hacer noche en alguna pensión cerca del Barrio Húmedo aunque, para lo que van a dormir, el ruido será lo de menos. Tomen nota, señores, para su futura visita a la Semana Santa en León:

Procesión: del Orujo o más conocida como de Genarín, que se celebra la noche del Jueves al Viernes Santo.

Monumento: las propias murallas donde murió el personaje, cerca del Arco de la Cárcel.

Barrio: toda la zona que lleva por nombre «Carretera de los Cubos», pegada a la muralla.

Bebida y tapa: zombi zumo en el Móngogo, con quesadillas, frente a la antigua cárcel.

Restaurante: en el Bar Miseriaspero no para comer sino para jugar a las chapas.

Curiosidad: música en directo en la Sala Valentino si hubiera sesión ese día.

Carne a la piedra La Gitana Leon
Carne a la piedra en ‘La Gitana’

3. Semana Santa en León para parejas

Si vienes con tu pareja, esta urbe es ideal para reavivar el amor o perderlo para siempre. Una forma original de llegar es hacerlo en un vagón del Expreso de La Robla, un tren de otra época que rememora aquellas novelas viajeras de Agatha Christie. Si buscas ofertas con antelación, podrás alojarte en el Parador de San Marcos (5 Estrellas Gran Lujo), cuya recepción ha visto pasar a monarcas, actrices, cantantes de rock y todo tipo de personajes. Nuestras sugerencias para una Semana Santa en León:

Procesión: todas las del Viernes Santo, especialmente la de Los Pasos y sus tradiciones (La Ronda, El Encuentro y recogida en Sta. Nonia).

Monumento: las Tres Infantas de León, cerca de La Lola (el templo de Los Quijano).

Barrio: el Romántico, al lado del parque del Cid, ideal para agarrarse de la mano y luego besarse.

Bebida y tapa: un clarete Prieto Picudo frío con cualquier tapa.

Restaurante: Cocinandos (apto para todos los bolsillos, previa reserva).

Curiosidad: la mansión de los Sierra Pambley, junto a la Catedral, esconde una antigua historia de amor.

Semana Santa Leon
Calles abarrotadas

4. Para familias

Las familias son bienvenidas a León. La ciudad es para ellas, así que no dudéis en traer a los niños y elegir un alojamiento diferente: hoteles en magníficas plazas, hostales frente a inmensos parques, hospederías del medievo o albergues para peregrinos. Si os gusta dar pedales, recordad que León cuenta con casi 30 kilómetros de carril bici. Todo un lujo en estos tiempos.

Procesión: cualquiera para que los más pequeños puedan dar la mano a los Papones, ya que en León es tradición hacerlo.

Monumento: el Musac, con sus cristaleras de colores y espectacular arquitectura.

Barrio: el de Eras está muy bien para ver el eje Auditorio – Junta – Musac.

Bebida y tapa: los chavales disfrutarán pidiendo butanos con patatas picantes en Casa Blas.

Restaurante: las sucursales de La Competencia con sus increíbles pizzas.

Curiosidad: en la Colegiata de San Isidoro exhiben el cáliz que buscaba Indiana Jones en su ‘Última Cruzada’.

Papones en procesion
Los papones en procesión

¿Conoces la Semana Santa en León? ¿Qué es lo que más te gusta de ella? ¡Cuéntanoslo!

¿El apellido? Alubias de La Bañeza, por @saborleon

Alubias de La Bañeza

Para intimar con La Bañeza unas alubias valen más que mil palabras. Fue fiesta en la ciudad. La Cofradía Gastronómica de la Alubia de La Bañeza celebraba su IV Capítulo: pasacalles, desfile, pendones, trajes vistosos, homenajes y alubieros de honor, dando que hablar como las alubias grandes cuando aparecen. La investidura y el juramento en el Teatro Municipal Pérez Alonso, precioso, resalta, aún más si cabe, que estamos en un acto importante y en un lugar de postín. Confraternidad entre las cofradías gastronómicas.

Entre tanto, La Bañeza, urbe amable, con porte modernista, agrícola y mercantil, como si su origen hubiera sido fenicio y no romano. Golosa, entre chocolates e imperiales. Museos para conocer el pasado a través de trajes, alhajas, collaradas, azabaches o una materia prima fundamental como la harina y un producto de la tierra como la alubia. ¿Será por museos? Lugar de joyas culinarias justamente ensalzadas. Unas ancas de rana por aquella esquina,  unas alubias con sus sacramentos en el fogón de enfrente o en la taberna ilustrada más cercana. Que siga el festejo.

Llegamos hasta los confines de las vegas bañezanas para comer un cocido con apellido: el de la Alubia de La Bañeza. El encuentro con la reina del frío se hace esperar. Mientras, damos un paseo entre los vinos de Cangas y los Ribera del Duero, el queso de Cantabria, el Sabadiego y Noreña o la alubia de Tolosa. En un aparte, la Cofradía del Nacimiento del Ebro, con Angelín  a la cabeza, nos explica con pasión los adjetivos para tan caudaloso río: bravo, fuerte y noble. De paso nos venden las viandas de Campoo a lo grande. Muy bien, cofrades. Testigo es el dial 107.7 de la FM que anuncia su crónica como fedatario de la actualidad y jura decir la verdad. Por delante, todos, con sus productos y sabores como santo y seña de identidad. Historias, proyectos, premios, la camaradería como valor. La gastronomía al poder. El pueblo soberano reunido para dictar sentencia. ¡A por las alubias!

Alubias de La Bañeza

No es fácil triunfar con un cocido. Si además tiene apellido, prepararlo bien es un arte que requiere experiencia, sensibilidad, cabeza y mano artesana. A estas alturas, los compañeros de mesa y mantel no discuten que los ingredientes son fiel reflejo de la personalidad de cada pueblo, precisamente ellos que representan lo peculiar de cada trozo de España. Antes, agua fría con sal. Luego, a fuego lento. Tocino, chorizo, costilla, morro, oreja. Cerca, la verdura. Todos con su parte justa como si se fuera a añadir el pico de sustancia, no más. El apellido del cocido: las alubias. Coronadas como reinas del frío. Blancas, cultivadas en las vegas cercanas, en su versión mantequilla, plato de cuchara por excelencia, que se dejan comer, maridadas con símbolos de la cultura culinaria y, además, cosa importante, comidas en compañía. El plato resulta a los comensales genuino, auténtico, contundente, sabroso, delicioso, suculento al paladar…. y refleja la esencia de la vida y las costumbres bañezanas. ¿Triunfó? ¿Quién? El cocido con apellido. Hay que preguntárselo al 107.7 de la FM que había jurado decir la verdad. Después, sobremesa, mucha sobremesa y homenaje a los magos que cocinan con alubias.

Cocido con alubias

A los paseantes les queda mucho que recorrer para conocer todos los sabores. En el paseo de hoy han conocido los que llevan el apellido de alubia de La Bañeza y el hechizo que rodea a la buena mesa: cultura, saber, tertulia, excusa para unir a las gentes.

A Mario y Antonio, por haber hecho posible el paseo.

Por @saborleon

‘Hasta Cofiñal, donde todo es posible’, por @saborleon

Isoba Leon

¡Los ancestros de los Hermanos Pinzón eran de León! Qué pedazo de titular para cualquier día del mítico 1992, fruto de la mente calenturienta del jefe de cierre de un periódico leonés al desempolvar un antiguo atlas y si, además, las gentes de León tuviéramos un carácter todo lo contrario del que es. Y eso ¿por qué?, lo del titular. Pues porque en uno de los territorios de la Montaña Central Leonesa más emblemático hay un pico, un valle y un arroyo que se llaman Pinzón. ¿No es suficiente?

Los paseantes habían salido «por la fresca” dejando atrás los barrios de León, vacíos por la reciente fiesta, adentrándose en la Comarca del Condado, con olor a riego y a menta, atravesando Boñar para llegar al embalse, atrás quedaban los hermosos valles de Pardomino y Vegamián, pasando por delante de la Ermita de las Nieves a la entrada de  Puebla de Lillo  para llegar a Cofiñal e iniciar, a buena hora, una ruta que prometía.

Estamos en uno de los puntos finales del viaje que realizan los rebaños trashumantes, entre los puertos de San Isidro y de Las Señales, es la Cañada Real Leonesa Oriental, en plena Reserva del Mampodre, donde el Porma comienza a ser un aprendiz de río que no sabe de riadas. Lugar de leyendas, como la de la pena de “manos podadas” que daría el nombre a Mampodre,  sufrida por el pueblo astur una vez que fue sometido por los romanos, o la del peregrino y el lago de Isoba o la de Antón, el lugareño que se encontró con un oso y lo convenció para caminar juntos.

Cofiñal Leon

En Cofiñal nos esperan el resto de los paseantes. Estos últimos han llegado al lugar por amor, convirtiéndolo en leyenda para los no iniciados. En versión romance podría ser la de haber seguido la llamada del Pico Toneo cuando ofrece, para disfrutar, el manto blanco que se extiende por sus laderas en invierno y cuyo eco, en verano, se esconde en las noches de luna llena en el cofre del tesoro que es Cofiñal para deleite de sus moradores, lugar donde han encontrado acogida y sosiego.

Hoy serán los guías, su propuesta fue simple: caminar por el Valle de Pinzón hasta llegar a la cima del collado del mismo nombre, bajar a Isoba y regresar a Cofiñal por la senda de la hoz “Entrevaos” que dicen los lugareños o Entrevados según se indica en las rutas oficiales. Entretanto: ir dejando atrás los Forfogones, oír el agua de los ríos Porma e Isoba antes de ser pacificados, bañarse en el Pozo de la Leña o beber agua «milagrosa” de la fuente La Jerumbrosa. ¿Les apetece acompañar a los paseantes?  

El pueblo va quedando atrás. El camino bordea prados donde se hace patente la importancia de la siega en la montaña. Otro de los paseantes, echando atrás sus recuerdos, se sitúa en lugar de los segadores que ya a estas horas tienen avanzada la labor ayudados de la maquinaria, similar a la de hace 25 años. Un joven Porma pone la música de fondo sin el peligro de que aparezcan los de la SGAE. Asoman Los Forfogones vislumbrándose las tres cascadas donde el río ruge y muestra su ímpetu ¿por primera vez? El olor a pino está en el ambiente.

Nos acercamos a la base del pico San Justo, un gigante de roca de 1.995 metros, que domina el lugar para llegar al inicio del Valle de Pinzón desde donde se observa, casi sin querer, su perfil en forma de U. Un rebaño de jatas pardas nos da la bienvenida. Enfrente, una cabaña de pastores anuncia que el territorio es ganadero. A los bordes del camino hay abundante hierba, de la que gusta pisar. Por encima de nuestras cabezas matas de brezo nos saludan, la sombra del hayedo anuncia frescor. El camino se va empinando hasta alcanzar la cota más alta (1.525 m) desde la que admiramos el Pico el Pinzón (1.618 m) y el paisaje que nos rodea. A modo de bandera: azul y verde. Ruido de fondo:  silencio. Por dentro: sensación agradable, estamos a gusto.

Isoba Leon

Ahora toca descender hasta Isoba por un camino marcado por roderas y pisadas de animales. Es mediodía. No hay sombra. La pequeña laguna que viene marcada en los mapas está seca. A lo lejos, la mole del  pico Toneo, el circo de Salencias y la hendidura de Riopinos anuncian que el territorio es de nieve.

Ya estamos en Isoba. Más o menos coincide con la mitad del camino. Hacemos una parada que aprovecharemos para comer. Lo haremos guiándonos por el boca a boca en ‘Casa Federico, uno de los templos gastronómicos de León, que no tiene ninguna estrella Michelin pero que la calidez de sus platos lo aúpan a los primeros lugares del ranking de la buena comida, con platos llenos de sabor, que sorprende por la sencillez de lo que ofrece convirtiéndolo en cocina de autor. Descubrir a estas alturas la mano que tiene Paula, la cocinera, para arrancar lo mejor de los fogones no tiene gracia, pero como la mayoría de los paseantes son nuevos en las mesas de ‘Federico’, lo que hay es expectación por saborear el menú: chorizo y jamón que resultan ser auténticos de la montaña, sopa «guriguriguri», cuidado no la pidas muy «guri» o tendrás que esperar para comerla y carne gobernada. ¿Qué es? Amigo, tienes que subir a Isoba, pedir mesa en ‘Casa Federico’ y comerla. Luego nos escribes y lo cuentas. No te la podemos retratar, pero aseguramos que para describirla por tu cabeza pasarán palabras como: suave, natural, original, saludable, deliciosa, sorprendente… Entre los paseantes, todos de buen yantar, comprenden el dicho de el que viene a mesa puesta no sabe lo que cuesta que cuelga de una de las paredes y que te recuerda Andrés. ¿Quién es Andrés? Otro actor que forma parte del reparto de la película que es ‘Casa Federico’. Puede enviarte al Vaticano o “comerte la oreja” con degustaciones que son “estilo fusión”.  Es de Madrid.  ¡Que tiemble la costa el día que decida «asentar sus reales» en ella!

Embutido leones
Embutido para empezar

Es hora de comenzar el camino de vuelta. La senda se encuentra bien señalizada. Salvamos una cerca de madera para adentrarnos en la vega siguiendo el curso del río. Al fondo, la Hoz de Entrevaos nos espera, por una parte el Pico San Justo, por la otra el Pico Runción. El protagonista del camino es el Río Isoba, hoy limpio, sereno, cantarín. Una cascada, una poza; otra cascada, más pozas. Se aleja y se acerca de la senda. Nos adentramos en una zona de piedra para llegar al final de la quebrada donde la sombra de vegetación nos aplaca los calores.

A la derecha, un cartel anuncia: al Pozo de la Leña. No se puede pasar de largo ya que nos perderíamos la contemplación de uno de los lugares más bonitos de León, un “lugar 10”. A medida que nos acercamos, el ruido del río. En la bajada, complicidad en un lugar de misterio. De repente, un lugar hermoso donde el agua desborda la roca con chorro decidido que espera a los bañistas. Irresistible. Contraste de luz, ruido, naturaleza.  Para disfrutar.  Para compartir. Para recordar. Para reflexionar sobre de dónde venimos y qué tenemos.

Pozo de la Leña Leon

Enseguida llegamos a las praderías de Cofiñal, más adelante varios guindales ofrecen sus frutos rojos. Volvemos a encontrarnos con el Porma y Cofiñal, donde todo es posible.

Por @saborleon

‘Sabero: el Reino de las Bocaminas’, por @saborleon

Valle de Sabero

Como antes ocurrió con la Ferrería de la Sociedad Palentino–Leonesa de Minas, la historia de Hulleras de Sabero y Anexas, a punto de cumplir 100 años, tocaba a su fin. Entonces la causa fue la falta de un ferrocarril. Hoy ha sido el Plan del Carbón.

Valle de Sabero
Valle de Sabero

Las concentraciones de las gentes del Valle de Sabero no habían servido para nada. El calendario marcaba: 13 de diciembre de 1991, viernes. La sirena del Pozo La Herrera II, en Sotillos,  sonaba por última vez.  El sentimiento de “esto se acabó” inundaba toda la Comarca y trascendía más allá, hasta León y Valladolid. Un manto negro como el carbón, con sensación a derrota, se posaba sobre las peñas, hasta entonces estratégicas, cuyas entrañas sirvieron para forjar el futuro de las gentes de Sabero. Atrás quedaba la prosperidad del carbón que los proyectos de personajes legendarios en el Valle:  “El Inglés”, Botías, Izaguirre, Domingo López o los inversores del desaparecido Banco Industrial de León, ayudaron a crear la hoy reducida a una  cita en la página de la historia de la Economía Leonesa. Los recuerdos de la infancia, narrados magistralmente por Julio Llamazares en “Escenas de cine mudo”, no volverán. Tocaba sobrevivir.

Minas abandonadas en Sabero
Minas abandonadas

Veinte años después, ¿las minas ayudarán a revitalizar Sabero? Algo ha cambiado:  la rehabilitación y adecuación del  antiguo edificio de  la Ferrería de San Blas en el Museo de la Siderurgia y la Minería de Sabero, -¡espléndido!- cuenta al visitante la historia de la actividad minera y cómo ha interactuado con el Valle. Es el nuevo filón, que ya se explota. Las “bocaminas” de las Juanita, Sucesiva, La Plata, Englantine, Mariate o Imponderable, han vuelto desde el túnel del tiempo, rescatadas por paisanos del lugar, entusiastas de la riqueza natural que atesora el Valle, para ofrecerse como el  recurso sobre el que se pueda edificar un nuevo futuro.  Ese será el paseo de hoy: La Ruta de  “Las Minas” o de las “bocaminas”, que tanto monta.

Comenzamos el paseo. Encontramos prados y vallinas; majuelos, cerezos montiscos, robles, encinas, hayas, pinos, vacas y una pareja de águilas reales. Todo se aprieta para caber en el cuadro que la naturaleza pinta para los paseantes. Se escucha el latir del campo, estamos en primavera. Hacemos un alto en el punto de mayor altura de la ruta 1.170 metros, desde el que se pueden observar los “jirones” de la explotación a cielo abierto que el ecosistema, por si solo, está cosiendo al paisaje.

Peña Corada
Peña Corada

El camino se abre para ofrecernos una vista de la cara norte del conjunto de  Peña Corada, impresionante con sus 1.835 metros y su perfil más montañero, casi desconocido para los no iniciados, en el que resalta su color de naturaleza viva. Junto a ella,  la peña en la que se localizan los restos del Castillo de Aquilareenclave defensivo establecido por los árabes para la defensa de pasos estratégicos y más tarde conquistado por los cristianos. Por el este el Pico Moro, con su afilado picacho de casi 1.800 metros, bravo en sus formas, nos saluda. Se desciende hasta una explanada que antes fue escombrera de la mina Eglantine, en la que hay una zona de descanso y un mirador. Es la hora del vermú que, como en paseos anteriores, corre a cuenta de Vidal. ¡Gracias Vidal!.

Ahora la montaña se desploma en el tajo que llega hasta el río Esla al que, desde aquí, vemos discurrir mansamente, desembarazándose de las angosturas de las montañas que le vienen acompañando desde su nacimiento, con sus aguas de hielo y color esmeralda. Aleje y Verdiago, con su pinga, son manchas reconocibles en el paisaje. Más al norte, se adivinan las cumbres de Los Picos de Europa,  territorio de leyendas como la que cuentan los lugareños, a su manera, sobre “la bella Europa” raptada por un príncipe astur. Estamos entre  monte, peñas y cielo. Es el momento mágico del paseo; el camino está amortizado.

Bocamina
Bocamina

Hasta llegar a Alejico todo es descenso pronunciado. La senda se estrecha, se hace difícil. Hay que clavar los talones para no caer. ¿Qué pensamientos llevarían los mineros cuando la subían? ¿Y cuando la bajaban? Un día y otro, y otro más, durante años. Llegamos a los restos de la tolva que daba servicio a la Mina Mariate, uno de los hitos del propietario minero Domingo López. Nos sigue acompañando el Esla, que por momentos se hace ruidoso. Ahora es la bocamina de La Imponderable la que sale a nuestro encuentro, con su entorno pintado de color de hierro oxidado, de la que sale un reguero de agua que juega con un  primitivo mecanismo que un paisano del lugar ha instalado. Ya estamos en paralelo al Esla. La foto es para el puente colgante entre Alejico y Aleje que se ofrece para subirse a él y despedir las imágenes de postal que hoy han entrado por nuestras retinas. Volvemos a la civilización. Desde aquí, por el borde de la carretera, hasta Sabero.

Puente sobre el Río Esla
Puente sobre el Río Esla

Como colofón, Carrilleras versus Churrasco en el Restaurante ‘Las Ruedonas’. Dos platos que se convierten en un clásico entre los que no exigen mucho a estas horas, pensados para simplemente atender a los paseantes. El lugar está impregnado de una atmósfera que ofrece intimidad, no chirría nada, el lugar adecuado para finalizar con la charleta del paseo.

Dentro de 100 años, ¿otro personaje, al igual que Julio Llamazares, narrará sus recuerdos de infancia en el Valle de Sabero? Yo espero que sí.

Autor: @saborleon

‘Por un plato de garbanzos (con bacalao)’, por @saborleon

En León, los ciruelos salvajes de La Condesa son los primeros en anunciar la primavera. Durante la semana, también la climatología había avisado de su llegada pero los del Telediario advertían que el domingo nevaría por encima de 1.400 metros. Este último dato abrió el debate entre los paseantes: ¿hacer o no hacer la ruta de los Puertos de Verano entre Valporquero y Villamanín? Ante la duda, paso adelante, no se puede perder la oportunidad de volver a caminar por la montaña, aunque el buen tiempo no esté asegurado.

Después de varias rotondas, el autocar ya rueda por la LE-311, carretera mítica que forma parte de la senda de los leoneses que salen de la capital para disfrutar del río y la montaña. Más allá de las cunetas, montes con robles y laderas peladas donde se refugian la fauna propia y las cigüeñas. Riberas con chopos, paleros y sebes que aún conservan la capa parda del invierno y que marcan los linderos de los hombres. Al norte, las peñas blanqueadas de Matallana o Correcillas van cerrando el valle hasta llegar a las Hoces de Vegacervera, angostura donde el agua del Torio, –del dios Thor, hijo de Odín y de Friga– blande su martillo entre las piedras que lo aprietan y nos salpica con la espuma.

El cartel anuncia “carretera de montaña”. Serpentea ascendiendo hasta alcanzar la parte en la que se asienta el pueblo de Valporquero donde comienza la ruta. Un alto para admirar el paisaje: a un lado, una vista soberbia del complejo calcáreo de Vegacervera; más abajo, la entrada a la Cueva de Valporquero; al oeste, el Pico Fontún y la Sierra del Gato nos esperan. Un árbol, ahora diminuto, será el punto hacia el que caminaremos. Abundan las fuentes con agua que aparece y desaparece para, no se sabe dónde, alimentar a Thor.

El grupo de paseantes avanza por un camino carretero hasta alcanzar la vega. Los capilotes apenas son hoy un punto amarillo en espera de tiempos mejores. En las laderas se divisan algunas manadas de yeguas y caballos que parecen venir a nuestro encuentro, mientras, no dejan que las escobas colonicen por completo el lugar. Ascendemos poco a poco y casi de repente comienza a nevar. Nos organizamos. En fila india continuamos por la vereda que, en ocasiones, se pierde bajo la nieve, la sensación térmica no es de frío, el silencio lo cubre todo. Una señal de madera anuncia el final de los pastizales de los Puertos de Verano. Más adelante, el cartel nos descubre que estamos a una altitud que supera los 1.600 metros. Ha dejado de nevar.

Ruta de las cuevas de Valporquero

El día se abre y nos llega una impresión placentera a la que ayudan los aromas que nos llegan, mezcla de olor a hierba, suelo mojado, brezo, romero…. Tras cruzar una alambrera que separa los dos valles llega la hora del vermú y de las aceitunas gordal, gentileza de Vidal, un paisano que hace grupo. Es un momento de los que presta vivir, hay un recuerdo a los ausentes y a los malos rollos de la semana. Así contemplamos el Valle de la Tercia. Al fondo el pico Las Tres Marías nos da la bienvenida y nos recuerda la coplilla:

Cuando las Tres Marías van al Palero
salen los de Casares del filandero

Estamos en la Montaña Central de León, en el Alto Bernesga, Reserva de la Biosfera desde 2005, y nos disponemos a iniciar el descenso por una pista forestal de fuerte pendiente, a ratos resbaladiza por la nieve, zigzagueante y bien conservada que nos conduce hasta Villamanín. Cruzamos un pinar con vegetación abundante que no sabe el significado del verbo contaminar. Un lugar con cabaña, abrevadero y corrales nos recuerdan que es una zona donde la trashumancia sigue siendo una actividad económica. A los pies del valle, entre farallones de roca, distinguimos el río Bernesga, el Bernika de los colonos griegos que los romanos de la Legión VII trajeron al lugar en siglos antes de Cristo, para trabajar las minas.  ¿Encontrarían ellos la villamanita? ¿Qué es? Un mineral único que lleva el nombre del pueblo por todo el mundo.

Otra línea, la del tren, corta la montaña o salta el río hasta llegar a la cota de 1.290 m, la del centenario túnel de ‘La Perruca. El paso es rápido, como si los viandantes tuvieran prisa por llegar a comer a una hora prudente. Ayuda el sol que ha vencido a la niebla y al cierzo. Las rodillas comienzan a resentirse de la bajada y avisan, llegamos a Villamanín. Los paseantes participan de la idea de que la mejor forma de acabar un paseo es compartir mesa y mantel para descubrir otras costumbres culinarias que, a modo de trofeo, serán exhibidas durante la semana entre los amigos y compañeros que no se han atrevido con el paseo de hoy. El viaje por los Puertos de Verano ha sido la excusa perfecta para comer garbanzos con bacalao en el restaurante ‘Golpejar’, en el pueblo del mismo nombre y con apellido de la Tercia, que regenta Mª Ángeles. Aunque no buscan exquisiteces, a nadie le amarga un dulce. Al entrar lo primero que se percibe es un olor a guiso, bien formado, buen comienzo.

No se pontifica sobre la materia prima, que es humilde entre las humildes, pero sí sobre la receta, que al ser tradicional y estar en cuaresma, ‘ni engorda ni es pecado’. ¿Son de la huerta? pregunta otro y la respuesta de la mesonera es: ‘no, son pedrosillanos pequeños de los buenos’. El plato es consistente, bien servido, hecho con cariño, para que guste, maridado con el aliño conveniente se percibe la dulzura que aporta el bacalao, nos deleitamos con su sabor. Ésta es una muestra de los adjetivos recogidos entre los paseantes: exquisitos, ricos, ricos y muy sabrosos. Para dar marcha al paladar. Me han hecho llorar. De lujo. De muerte…

Hemos dejado a Thor y estamos a la orilla del Bernika y todo ello por ¡¡un plato de garbanzos con bacalao!! Sí, el paseo ha merecido la pena.

Autor: @saborleon