Nuestra primera toma de contacto con los hoteles de Marruecos no pudo ser mejor. El Mövenpick Hotel Casablanca se encuentra ubicado en el centro, muy cerca de la Medina y enfrente de una de las paradas del tranvía que recorre la ciudad. Es un cinco estrellas con todo lo necesario para relajarse tras un día de turismo, con habitaciones insonorizadas (menos mal) y decoradas al estilo contemporáneo con mucho gusto. Ofrece un spa de pago con sauna, hammam, servicio de masajes y tratamientos de belleza.
El Mövenpick Hotel Casablanca cuenta con un restaurante que sirve platos de cocina marroquí y mediterránea, además de un elegante bar de sushi. A nosotros nos vino de maravilla el primero de ellos para tomar un tentempié el día de nuestra llegada. Dispone de un completo bar con bebidas alcohólicas.
La piscina en la azotea, la joya de la corona del Mövenpick Hotel Casablanca
En una ciudad tan calurosa como Casablanca, pocas cosas se agradecen más que tener la oportunidad de darse un refrescante baño tras una intensa jornada. Y la de este hotel es perfecta para ello. También dispone de una zona chill out que invita a la relajación con unas vistas panorámicas de impresión.
Nos gustó del Mövenpick Hotel Casablanca
– La cama, amplia -más de dos metros de largo- y muy cómoda.
– El baño, en mármol oscuro y realmente grande.
– El wifi gratuito.
– La piscina y las vistas desde la terraza.
No nos gustó
– El personal es parco en palabras y no facilita cambio para el tranvía.
– Que, como en todos los hoteles de Marruecos, haya que pagar nada más llegar.
– El ruido del tráfico, aun en la planta novena, resulta casi insoportable.
El precio de la habitación estándar del Mövenpick Hotel Casablanca es de 110 euros por noche, sin desayuno. Si buscas un lugar para comer o cenar pescados y mariscos frescos en Casablanca, te recomendamos Ostrea. Muy cerca se encuentra también el afamado Rick’s Café, inspirado en la película de Michael Curtiz.
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