Todos sabemos que tapear en Salamanca es hacerlo en una de las mejores ciudades del mundo. Pero hoy queremos mostrarte algunos lugares donde los pinchos han dejado la tradición para convertirse en pequeñas obras de arte. Olvídate de calamares y morunos, y empieza a familiarizarte con las ‘gastro-tapas’. Sin moverte de los alrededores de la bellísima Plaza Mayor, te proponemos establecimientos indispensables para disfrutar del nuevo concepto de tapas en Salamanca. Sus pilares, la cocina de mercado con productos autóctonos y mucha, mucha creatividad.
Ruta de bares para para tapear en Salamanca
Cuzco Bodega
Juan del Rey, 5
En el número 5 de la calle de Juan del Rey se ubica Cuzco Bodega, de los propietarios del restaurante de igual nombre. Con una carta de tapas en Salamanca de lo más variada y un servicio realmente amable, ofrecen también raciones. Carpaccio de bacalaocon tomate aliñado, burrito de pato confitado,canelón relleno de marisco en salsa holandesa… O una pequeña selección de mini hamburguesas: morucha, morcilla con cebolla caramelizada, pollo al curri o rabo de toro. Los ‘callos de mi madre’ son, sencillamente, impresionantes.
Callos, en ‘Cuzco Bodega’
Mini hamburguesa de morucha en ‘Cuzco Bodega’
Oro Viejo
Plaza de San Benito, 5
Héctor Carabias cuenta con una dilatada experiencia, habiendo trabajado con algunos de los cocineros de mayor reconocimiento de España. En Oro Viejo trabaja producto de primera calidad para recuperar sabores tradicionales. Croquetas de cocido con mermelada de pimientos asados, taco de panceta asada, salsa de curri, boniato asado, encurtidos y cilantro, ceviche de salmón, leche de pomelo, canchita y tamarindo…
Nuestros lectores ya conoceréis Tapas 2.0, uno de nuestros favoritos para tapas en Salamanca. Actualmente, cuentan con dos locales regentados por Jorge Lozano -en la cocina- y Soraya Sánchez -detrás de la barra-. Hemos ido probando muchos de sus pinchos en diferentes visitas. Patatas bravas, croquetas, sopas de ajo, menestra de verduras con cordero, patatas con costilla, mejillones en escabeche casero, callos y morros de ternera guisados…
Bali hot dog, en ‘Tapas 2.0’
Callos y morros de ternera guisados, en ‘Tapas 2.0’
iPan iVino
Felipe Espino, 10
Luis de Andrés cambió Madrid por Salamanca, pero conseguió hacerse hueco rápidamente en la gastronomía charra. iPan iVino es ya un referente de las tapas en Salamanca. Con una carta en formato de ración y media ración, su oferta de vinos es una de las más interesantes de la Ciudad del Tormes. Mollejas de ternera con curri rojo, timbal de morcilla, pera y queso de Hinojosa, burrito de secreto ibérico con achiote, verduras y guacamole, sardinas ahumadas con ajoblanco… Dispone de menú diario de lunes a viernes no festivos.
Steak tartar en ‘iPan iVino’
Carpaccio de buey ‘iPan iVino’
La Sastrería Del Mercado
Plaza del Mercado, 8
Mollete de carne mechada con queso fundido y trufa, burrito de pollo con kimchi y pico de gallo, ensaladilla rusa del sastre, alcachofas en tempura con parmesano y barbacoa japo… La Sastrería Del Mercado se adaptó como un guante a la oferta de tapas en Salamanca desde que abrió sus puertas. Y ya es otro imprescindible.
Bravas, croquetas de jamón ibérico, manitas de cerdo, steak tartar de morucha, sashimi de atún rojo… Si buscas tapas en Salamanca con vistas a la Plaza Mayor, Las Tapas de Gonzalo es tu sitio. Producto de calidad y creatividad son dos de sus señas de identidad.
Con una de las mejores cartas de vinos por copas para tapear en Salamanca, Vinodiario cuenta, además, con una coqueta terraza. Tostas, tablas de embutidos, ensaladas muy apetecibles y propuestas como papas arrugadas con mojo picón verde o pasta fresca con parmesano y rúcula, te esperan.
Papas arrugadas con mojo picón verde en’Vinodiario’
¿A qué estás esperando para descubrir las mejores tapas en Salamanca?
Con casi 50 años de trayectoria a sus espaldas, El Caldero Madrid es uno de los restaurantes más clásicos de la zona de Huertas.Este elegante restaurante ofrece comida tradicional murciana y su especialidad son los arroces y pescados de temporada, que traen directamente del puerto de Cabo de Palos.
Una carta de los más suculenta y para todos los gustos
Chuleta de chato murciano con berza al vino de Jumilla, zarangollo murciano con gamba roja, buñuelos de bacalao, almejas a a la marinera o atún rosa con verduras son algunos de los platos que ofrecen en la elaborada y apetecible carta de El Caldero Madrid.
Con un grupo de blogueros e invitados por su agencia de comunicación pudimos degustar un menú de lo más suculento.
Ensalada murciana, compuesta por tomate sin piel, cebolla, atún, bacalao, huevo cocido y aceitunas negras.
Surtido murciano (mojama, huevas, bonito, morcón y longaniza roja y blanca).
Zarangollo murciano (revuelto de huevo con cebolla y calabacín).
El arroz al caldero, que se sirve en el espectacular artilugio que podéis ver más abajo, se acompaña de alioli y mújol gratinado. El mújol es un pez de aguas mediterráneas que abunda en la región de Murcia. El secreto de su sabor reside en la ñora que se utiliza para el sofrito y el pescado de roca que se usa para el caldo.
Rematamos con una fideuá de mariscos, sabrosísima, pero que fue totalmente eclipsada por el plato anterior.
De postre, un dulce tocinillo de cielo y sorbete de limón al cava.
Regamos esta comida con vinos de Murcia. Un tinto con seis meses de crianza en barrica, Hécula 2009, y un blanco, ambos de Bodegas Castaño (Yecla).
La carta de El Caldero Madrid se presenta en un iPad y la parte de vinos ofrece un sistema denominado Vinipad, que bajo el lema Think, Touch, Taste, permite la visualización de la botella e información sobre la uva, añada, cata…
El Caldero Madridtiene otra sede, además de la de Huertas, 15, en el número 2 de la Travesía de Téllez.
¿Qué te parecería admirar en primera fila el portentoso quehacer de más de una docena de cocineros nipones? En el restaurante japonés de Barcelona Koy Shunka, ubicado en el número 7 de la calle Copons, a un tiro de piedra de la Catedral, puedes.
La mejor materia prima española
Hideki Matsuhisa, padre del archiconocido Shunka, creó hace cuatro años esta versión más refinada de la exitosa taberna en la que degustar la gastronomía de Japón en todo su esplendor. Eso sí, fusionada con las mejores materias primas de las costas catalana: gamba de Palamós, espardeña o salmonete. Y también de nuestro país: atún de almadraba de Cádiz, secreto ibérico, rovellón o percebe.
La cocina abierta de Koy Shunka, todo un espectáculo
La puesta en escena de Koy Shunka no puede resultar más acertada. La sala principal acoge la cocina abierta. Rodeada de una barra para alrededor de veinte personas en la que contemplar el concienzudo trabajo -y buen rollo- de los chefs. Y recibir de ellos las oportunas explicaciones sobre lo que vamos a probar. Todo un espectáculo.
Menú Koy de ocho platos
Nosotros elegimos el menú Koy, de ocho platos, ya que nos pareció una buena manera de probar de todo un poco. Sentaros a nuestra barra y disfrutad de este paseo con los cinco sentidos. A ver qué os parece el que para muchos es mejor restaurante japonés de España.
Comenzamos con gin tonic de té verde y cremita de miso, foie, mandarina japonesa y sake, servido con patatas chips de boniato para utilizar a modo de cuchara. Y una crema de shiitake con alga kombu, dos aperitivos deliciosos.
Gin tonic de té verde, cremita de miso, foie, mandarina japonesa y sake
Crema de shiitake con alga kombu
Mi primer plato, ya que no me gustan las ostras, fue pulpo asado con coliflor, zanahoria y gelatina de bonito. Preciosamente ‘dibujado’ en una fuente satinada.
Jota sí se atrevió con la ostra con dashi, un caldo muy utilizado en la cocina nipona que aquí se sirve gelatinizado.
El sashimi de calamar, originalmente presentado en una brocheta suspendida sobre una bandejita. Se acompaña de varias salsas: wasabi, sésamo negro, ciruelas…
Seguimos en Koy Shunka con nigiri de sepieta con pesto de shiso, una planta de sabor similar al hinojo, con propiedades antiinflamatorias. Se toma junto a una intensa sopa de miso servida en taza de café.
Aunque la siguiente foto parezca un cuadro se trata de rovellones y secreto ibérico a la brasa con palomitas de arroz. Curiosa utilización de técnicas japonesas para cocinar productos españoles.
Sin palabras nos quedamos tras el sashimi de atún (ventresca y lomo), delicado, fresco y sabroso.
La tempura de vieiras y langostinos con setas de temporada es de 10. Esponjosa, melosa y suave, sin rastro de aceite gracias a la rejilla sobre la que se presenta.
La ternera wagyu en cazuela japonesa, con rebozuelos, en una sabrosísima salsa, se termina de hacer en el propio plato. Inolvidable.
El homenaje en Koy Shunka se cierra con su propuesta de sushi. En nuestro caso fueronnigiris de jurel, gamba de Palamós, ventresca de atún flambeada y anguila del Delta del Ebro. ¡Creo que el aspecto ya lo dice todo!
El postre consiste en un bizcocho de chocolate y frutos rojos con helado de yogur, mandarina japonesa y menta, ideal para hacer la digestión de un menú que te hace gozar de principio a fin.
Nuestro menú de Koy Shunka costó 72 euros por persona (año 2012), bebidas aparte. En 2021 el precio es de 95 euros (IVA incluido). Existe otro, denominado (G)astro, de 139 euros. En el comedor se puede pedir a la carta, pero te recomendamos encarecidamente la barra. Un restaurante japonés en Barcelona indispensable para cualquier amante de la comida nipona.
Ubicado en el número 16 de la Via della Mosca, una tranquila calle a un par de minutos de la florentina Piazza della Signoria, la Trattoria da Benvenuto es un pequeño restaurante familiar especializado en comida toscana. En su carta ofrece un buen puñado de entrantes típicos de la zona, además de pescados, carnes a la parrilla y platos de pasta. Efectivamente no hay pizza, razón de más para elegirlo por encima de otros. Ya sabéis que en nuestro Azzurro Trip teníamos intención de probar la gastronomía italiana más desconocida, y lo conseguimos.
Compartimos cuatro platos en una mesa desde la que se contemplaba el Palazzo Vecchio, el primero de los cuales fueron estas sardinas marinadas, parecidas a nuestros boquerones en vinagre, pero más suaves.
Bruschetta primavera, con tomate natural y mozzarella, aunque al pan le faltaba un poco de jugosidad.
Para beber, un tinto de la Toscana, embotellado especialmente para ellos.
El precio de Trattoria da Benvenuto es bastante razonable para la zona en que se encuentra, unos 25 euros por persona, sin postre ni café. Se trata de un lugar muy céntrico e ideal para realizar una parada entre visita y visita de los lugares más turísticos de Florencia.
Si os apetece pasta, en el menú de Trattoria da Benvenuto encontraréis algunas de las preparaciones más comunes y sabrosas de Italia: tortellini in Brodo, típico de Bolonia; spaghetti alle vongole, una deliciosa especialidad de Nápoles; pappardelle al coniglio o cappellacci al tartufo.
Platos ideales para carnívoros en Trattoria da Benvenuto
Otros platos que nos quedamos con ganas de probar fueron ossobuco alla fiorentina (guiso de jarrete de ternera en salsa de tomate), lombatina alla castellana(filete de ternera con champiñones, jamón y mozzarella), scaloppine al vino bianco (escalopines al vino blanco) o tagliata di manzo con rucola, aceto balsamico e parmigiano (ternera filteada con rúcula, aceto balsámico y parmesano).
¡Ah! Y los golosos, no os perdáis sus postres. Son todos caseros.
¿Cuántos cochinillos se habrán asado en este horno? ¿Se llevaría alguno al buche don Benito? Son preguntas que me hago cada vez que entro en Casa Botín. La visita de familiares y amigos a la capital madrileña es siempre la excusa perfecta para darse un homenaje en este restaurante que figura en el Libro Guinness de los Récords como el más antiguo del mundo.
Fundado en 1725 como posada con horno de leña por Jean Botin y su esposa, en el número 17 de la calle de Cuchilleros, pasó a manos de su sobrino (de ahí su nuevo nombre, Sobrino de Botín) al no tener aquellos descendencia.
Cuenta la leyenda de este establecimiento que incluso un jovencísimo Francisco de Goya trabajó allí de friegaplatos hacia 1765. No sería hasta comienzos del siglo XX cuando el negocio pasaría a manos de la familia González, que actualmente lo regenta ya en tercera generación.
¿Don Benito? os habréis preguntado. Pues sí, don Benito Pérez Galdós, de cuya obra me declaro incondicional, menciona el Restaurante Botín en varias de sus novelas más reputadas:
‘Fortunata y Jacinta’: “Anoche cenó en la pastelería del Sobrino de Botín, en la calle de Cuchilleros”.
‘Misericordia’: «Celedonia, ponte tu falda nueva, que vas a casa de Botín. Te apuntaré en un papelito lo que quiero, para que no te equivoques».
‘Torquemada y San Pedro’: «En una y otra acera reconoció, como se reconocen caras familiares y en mucho tiempo no vistas, las tiendas que bien podrían llamarse históricas, madrileñas de pura raza (…) la célebre casa de comidas Sobrinos de Botín…».
Las delicias de Casa Botín
Pero vamos a la parte gastronómica, que seguro que es la que más os interesa. Son clásicos ya en nuestras comidas estos dos entrantes, que nos encantan, unas setas a la segoviana, con jamón, ajo y perejil picados. Y ensalada riojana, muy completa con lechuga, tomate, ventresca, alcachofas, pimientos asados, huevo cocido, trigueros y aceitunas.
Como podéis imaginar por la foto del espectacular horno, que data de la fecha de inauguración, la especialidad de Casa Botín son los asados de cordero y cochinillo. Los tres paseantes -nos acompañó en esta ocasión el gran Nacho Carnero– elegimos cochinillo de segundo plato. Delicioso, con la piel tan crujiente que no quieres que se termine nunca…
El postre fue, como otras veces, la tarta Botín, un suculento bizcocho con merengue y crema pastelera, que lejos de empalagar resulta inolvidable.
Nada mejor que un excelente tinto para acompañar la carne. No nos hizo falta mirar la amplia carta de vinos. Ya lo habíamos pedido en anteriores ocasiones. Un Viña Ardanza Reserva Especial es siempre una apuesta segura y única.
Continuaré yendo a Casa Botín siempre que haya una ocasión especial, y seguiré soñando que en algún momento, durante la comida o tras ella, paseando por los alrededores de la madrileña Plaza Mayor, mi mirada se cruzará con la de don Benito, y yo le haré una pequeña reverencia. Nacho, Jota y yo sabemos el porqué.
La informal y divertida propuesta de Albert Adrià en el barrio del Poble Sec está basada en tapas creativas en un entorno se asemeja a un circo. “La magia está en comer en pequeños bocados”, dice el cocinero catalán de cuyo proyecto,Restaurante Tickets Barcelona, os hablamos a continuación.
¿Cómo conseguir mesa en RestauranteTickets Barcelona?
La cita para cenar era a las siete y media de la tarde. Sí, un poco pronto para nosotros. Pero se trataba de la única hora libre para la que pudimos reservar una mesa tres meses antes en Restaurante Tickets Barcelona. ¿El truco? Apostarme frente al ordenador a las 00.00 varias noches seguidas hasta que hubo suerte. Habrá a quien le parezca ridículo, pero mereció la pena. Y es que el restaurante de los hermanos Albert y Ferrán Adrià se ha convertido en el sitio de moda en la Ciudad Condal.
Como si de las atracciones de un circo se tratara, el local, cálido, colorido y luminoso, Restaurante Tickets Barcelona se divide en varias partes. El Garaje, La Estrella -donde se tira cerveza Estrella Damn elaborada con la receta original de 1876-, El Camarote de los Hermanos Marx, La Parrilla, La Dulce… De hecho, en la puerta nos recibe un portero con la típica chaquetilla de un animador circense.
La cocina
El Garatge
Los pasteleros
¡Tomen asiento que el espectáculo va a comenzar! En nuestra mesa, que se nos quedaría un poco pequeña, nos espera una vajilla de Sargadelos, con su característico color azul cobalto.
La carta está dividida en Snacks, Picoteo, Ibéricos Joselito, Ostras, Xuxis, Tapitas del mar y de la tierra, y Postres y Golosinas. Además de las ‘sugerencias de la semana’. Cuesta decidirse en Restaurante Tickets Barcelona entre más de cincuenta propuestas, a cada cual más apetitosa.
No pueden faltar como aperitivo las olivas de Tickets, esferificaciones de gordal que explotan en la boca mezclando sabores de aceitunas, aceite de oliva, encurtidos… Sencillamente sublimes.
El jamón de toro son delicadas láminas de ventresca de atún pintadas con grasa de jamón ibérico. Y rematadas con almendra picada, que se sirven acompañadas de bastones de pan. Se comen con las pinzas que os hemos enseñado más arriba. Se deshacen en la boca y resultan deliciosamente efímeras.
Los mini airbags rellenos de queso manchego, con espuma de queso y laminas de panceta. Adornados con caviar de aceite de avellana, se presentan sobre un plato especial que tiene huequecitos cubiertos de escamas de sal para apoyarlos. Este bocado se trata de uno de los más típicos de la cocina de El Bulli, un pan crujiente que contiene ‘aire’ dentro, ya que en realidad está hueco.
Seguimos con uno de los platos más espectaculares de la noche, tartar de tomate con láminas de pan, de rojo intenso y sabor a tomate de verdad. Que decides comer a cucharadas en vez de colocarlo sobre el finísimo pan que lo acompaña. El tomate se pica a cuchillo, como el típico steak tartar, y se aliña con alcaparras, mostaza, germinados y vino Sangre de Toro.
Una de las recomendaciones de la semana era caballa macerada con guiso de senderuelas, que nos dejó un poco fríos.
Los xuxis, pequeños y deliciosos bocados
Es el turno de los xuxis, pequeños bocados completamente diferentes. Probamos los cinco que había en la carta: semillas de tomate y anchoa, salmón marinado con miel trufada y yogur, mollete de papada -la hamburguesa de Restaurante Tickets Barcelona, con un toque de mostaza y para devorar diez seguidas-, canapé de pollo a’last -que se sirve sobre una base de piel crujiente- y ravioli líquido de queso gaditano Payoyo, una joya que hay que meterse en la boca de una sola vez, ya que explota en ella dejando un inmenso sabor a este queso de oveja, considerado uno de los mejores de España.
Semillas de tomate y anchoa
Salmón marinado con miel trufada y yogur
Mollete de papada
Canapé de pollo a l’ast
Ravioli líquido de queso Payoyo
Nos quedaban todavía dos platos fuertes por probar. El primero de ellos era atadillos de calamar con vinagreta de su tinta, con sésamo y huevas de bacalao, una pequeña obra maestra que nos encantó.
Las patatas confitadas en aceite de oliva con jugo de costilla de cerdo y jamón fue el único plato que nos dejó indiferentes. Aunque estaba rico, en especial por el toque gelatinoso de las patatas, nos recordó a una simple ración de lacón con grelos.
Postres con mucha guasa en Restaurante Tickets Barcelona
Pedimos una de las golosinas, cornete de mango con su sorbete y piel de lima. Como su propio nombre indica, el cucurucho está también hecho con esta fruta. Es, en realidad, una lámina de mango caramelizada y enrollada sobre sí misma hasta secarse. Lo mejor es que lo prepara el ‘chico de los helados’, que se planta delante de tu mesa con el carrito -previos sonidos de timbre por toda la sala para abrirse paso-. Y lo hace al momento, adornándolo con ralladura de lima recién hecha. Refrescante y divertido.
A pesar de lo poco golosos que somos y de estar ya bastante llenos, pedimos una roca volcánica de chocolate blanco y sésamo negro. Nos recordó al carbón dulce que nos dejaban de niños los Reyes Magos. Presentado sobre un trozo de piedra, fue la guinda perfecta para esta pastel que nos estaba dando pena terminar.
Acompañamos esta maravillosa cena con un par de botellas de Juvé y Camps, uno de nuestros favoritos.
¿En resumen? Creemos que Restaurante Tickets Barcelona es el nuevo concepto de la tapa en nuestro país. Olvídate de las típicas bravas y la tortilla de patatas de toda la vida. Ha nacido un nuevo concepto, ha nacido la tapa del siglo XXI. Y nos encanta… ¿A que ya estás deseando que lleguen las doce de la noche para reservar tu mesa?
La calle Laurel es la más famosa de Logroño, gastronómicamente hablando. Situada en el corazón de la capital riojana ofrece más de 50 establecimientos (algunos son restaurantes) en los que degustar un buen vino con D. O. C. y una tapa. Cada bar de ‘la Laurel’ tiene su especialidad: champiñones, tortilla, morunos, bravas, sepia…
Era conocida antiguamente como la ‘Senda de los Elefantes‘. ¿Y quieres saber por qué? Tanto se bebía aquí que sus clientes se ponían trompa y salían a cuatro patas. Y es que lo habitual es tomar cinco o seis copas de rioja… Hasta que el cuerpo aguante.
1. Bar Ángel (calle Laurel, 12)
Uno de los pinchos más famosos de la calle Laurel se remonta a 1960. Y es tan simple como delicioso: tres champiñones frescos sobre una rodaja de pan y coronados con una gamba. El remate lo pone una salsa de ajo cuya fórmula es tan secreta como la de la Coca-Cola.
Su especialidad es sepia a la plancha con salsa casera. Pero otro de sus productos estrella es el bacalao, que presentan en tres elaboraciones distintas, a la riojana, rebozado con pimientos y confitado.
3. El Soldado de Tudelilla (calle San Agustín, 33)
La tasca más antigua de la calle Laurel ha hecho de su oferta gastronómica todo un clásico. ¿Puede haber algo más apetecible que ensalada de tomate y huevos fritos? Desde luego que no. Y, por supuesto, prueba su especialidad: bocadillito de sardinas y guindillas.
Su pincho más popular tiene el mismo nombre que el local. Y es un bocatita de jamón, setas a la plancha y queso fundido, con esta buena pinta.
5. La Taberna del Tío Blas (calle Laurel, 1)
Conocíamos este bar de tapas en Logroño antes de ir gracias a su amplia presencia en redes sociales. Nos sorprendió mucho la enorme pantalla que tienen dentro del local donde pueden verse sus tuits en tiempo real. La barra de pinchos es impresionante. Nosotros probamos una bola de carne y un bocadillín ‘La Taberna del Tío Blas’ (con sardinas y guindillas). ¿Un consejo? No te pierdas su granizado de Crianza (no te bastará solo con uno).
6. Bar Jubera (calle Laurel, 18)
No podían faltar en esta selección de tapas en Logroño unas patatas bravas, clásico que nunca pasa de moda. El Bar Jubera, abierto desde 1980, presume de las mejores.
Fundado a finales del siglo XIX, este bar de tradición familiar ofrece entre otras especialidades el ‘Matrimonio’: anchoas en aceite (curada en vinagre y semi-curada), con pimiento verde frito en un bollito recién horneado.
En D. O. Laurel pedimos tortilla de patata evolucionada. Se presenta líquida en un vaso y hay que comerla en dos fases separadas hundiendo la cucharilla hasta el fondo. La textura es realmente buena, diferente de lo habitual. Puedes pedirla también con jamón, queso o chorizo.
10. Bar Soriano (Travesía de Laurel, 2)
Si eres más tradicional, no te pierdas los ‘champis’ del Bar Soriano, rellenos con gambas. Son enormes y están deliciosos. ¡Un clásico en la calle Laurel!
11. Bar Páganos (calle Laurel, 22)
Probamos también los pinchos morunos de Bar Páganos. Los preparan al momento en unas brasas con carbón vegetal.
‘Desde 1955 preparando la orejita más famosa de La Laurel’. Ese es el lema de nuestra última recomendación para tapear en Logroño. ¿Oreja rebozada o picante?
¿Te ha gustado esta ruta para tapear en la calle Laurel de Logroño? ¿Hay otros pinchos que nos recomiendes? Es imposible probarlos todos, pero volveremos a La Rioja para seguir añadiendo sugerencias a este post.
A finales de octubre, cuando el frío ya se ha instalado definitivamente en algunas ciudades como Madrid, la idea de poder comer en una terraza al sol malagueño puede parecer una locura. Pero con un poco de suerte, y un corto viaje en AVE, es posible. Nosotros la tuvimos y disfrutamos de un almuerzo en ‘mangas de camisa’ en el restaurante Andrés Maricuchi. Se encuentra en la Playa de Pedregalejos, antiguo barrio de pescadores al Este de la ciudad.
Su especialidad son pescados y mariscos frescos. Y, cómo no, uno de los atractivos de la zona, los espetos. Para los que no sepáis qué son -yo lo descubrí hace pocos años- se trata de pescado clavado (espetado) en un palo y asado a la brasa. Es típico que esta tarea se realice en una barca a pie de playa y, en este caso, enfrente de los comensales.
Lo que vais a ver a continuación son los platos que probamos en Andrés Maricuchi, productos muy frescos y cocinados sin florituras, auténtica cocina malagueña.
Excelente comida, inmejorable ubicación, buena atención y, todo ello, comer espetos frente al mar. ¿Qué más se puede pedir? Los encontrarás en Paseo Marítimo el Pedregal, 14.
Entre los homenajes culinarios que nos dimos durante el Avexperience no podía faltar uno de los platos catalanes por experiencia, cargols a la llauna. Son, además, una de las especialidades de El Mirador dels Camps Elisis, uno de los restaurantes más populares de Lérida, donde tuvimos la suerte de almorzar.
Empezamos con una cata de vinos y delicias en miniatura en su impresionante bodega. Y seguimos la comida con un aperitivo a base de embutidos y quesos de la zona, acompañados con unas buenas rebanadas de pan de cristal con tomate y aceite de oliva.
Cargols a la llauna, especialidad de El Mirador dels Camps Elisis
Los cargols a la llauna (o caracoles en la lata) se preparan al horno en una bandeja de metal, con sal, pimienta, ajo, perejil y aceite de oliva. Se comen con un palillo de dimensiones especiales y son una verdadera delicia. Como guarnición se sirve salsa romesco y alioli. Es una de las especialidades de El Mirador dels Camps Elisis.
Seguimos con bacalao con xanfaina, una especie de pisto con cebolla, calabacín, berenjena y pimientos, pero en trozos bastante grandes.
Después de un delicioso sorbete de pera leridana, llegó el meloso de ternera. Estas tiernas carrilleras estofadas con setas y vino tinto son servidas con puré de patatas gratinado.
El postre, fresco y ligero, ensalada de frutas con helado de nube, con auténtico sabor a golosina.
Regamos todas estas viandas con tres vinos de la D.O. Costers del Segre: Cristiari d’Alós 2010, Monestir del Tallat y Castell del Remei. Un remate perfecto para esta comida en El Mirador dels Camps Elisis.
Calidad, buen servicio y excelente armonía podrían resumir nuestro paso por el leridano El Mirador del Camps Elisis, especializado en bodas y grandes banquetes. Cuenta con un luminoso y elegante comedor en el que disfrutar totalmente ajeno a las celebraciones.
Cada vez resulta más complicado encontrar sitios auténticos de los que sales con una gran sonrisa. Y la sensación de que no lo olvidarás por mucho tiempo que pase. Ya sea por la comida, la compañía o personajes peculiares donde los haya, que no conocen Twitter o Facebook ni la imperiosa necesidad de vivir pegados al teléfono móvil. Uno de ellos fue Adega Velha. Y lo descubrimos durante nuestro periplo por tierras lusas en el Amieira trip.
Adega Velha, o Bodega Vieja, se encuentra en la bella localidad de Mourão, en pleno Alentejo portugués. Allí tuvimos oportunidad de cenar y conocer a los más típicos lugareños, que hasta nos dedicaron unas cuantas canciones populares con un entusiasmo digno de admiración.
El local está decorado con las tinajas de las que extraen el vino tinto que sirven en jarras. Y decenas de antiguos aparatos de radio y fotos de las celebraciones que se llevan a cabo en el establecimiento. Resulta un lugar tan acogedor que te sentirás como en casa.
La carta de Adega Velha, chiquita pero matona
Su carta se compone de sopa de pescado, sopa de olla, cocido, lomo de cerdo al horno, alubias con chorizo, bacalao, perdiz y liebre guisada. Además, tres variedades de postres y vino de la casa, suficiente para aplacar el hambre del visitante. Antes, como siempre, el tradicional aperitivo portugués compuesto por pan, embutido, queso de oveja y aceitunas.
Lomo de cerdo al horno, con salsa de tomate natural, yperdiz à AdegaVelha, contundentes y sabrosos.
Bacalao, con una deliciosa salsa de aceite de oliva y perejil, y servido en cazuela de barro.
Encharcada, uno de los dulces más representativos del recetario alentejano y de los más apreciados en todo el país. De origen conventual, la receta varía según proceda de Mourão, Évora o Beja. Pero solo en pequeños detalles, ya que siempre lleva azúcar, canela y huevos.
Cantos alentejanos para amenizar una gran velada
Pero lo que hace especial a este restaurante no tiene nada que ver con la comida, absolutamente casera y cocinada con mimo. Aquí se reúnen cada noche un grupo de ‘cantantes’ alentejanos que, a pleno pulmón, entonan cantos relacionados con ciudad, vino, mujeres y leyendas populares de la zona. Podéis ver un vídeo con una de las canciones que nos dedicaron, una auténtica maravilla.
Adega Velha se encuentra en la Rua Dr. Joaquim José de Vasconcelos Gusmao, 13. No acepta tarjetas de crédito y cierra la noche de los domingos y lunes.
Con más de treinta años a sus espaldas, La Republicana es un clásico del tapeo en El Tubo de Zaragoza. Inaugurado en 1983 como Café Recuerdos, comenzó ofreciendo solo bebidas. Poco poco fue sirviendo el plato del día y acabó convirtiéndose en la Casa de Comidas que es hoy. Una de las más famosas y con más solera de la ciudad.
Allí tuvimos la suerte de cenar el grupo del Avexperience, acompañados de su dueña, que nos explicó un montón de historias sobre el negocio familiar.
Tras el típico vermut con banderillas comenzó un picoteo que nos encantó de principio a fin.
Tomates con menta, frescos y jugosos, con el toque de esta hierba con la que nunca los habíamos probado. Nos pareció todo un descubrimiento.
Papas con mojo, pequeñas y deliciosas
Guirlache de morcilla, que se presenta en este original envoltorio. Y con el que ganaron el tercer premio en el XVI Concurso de Tapas local.
Croquetas de jamón, gruesas, cremosas y lo más importante, caseras
Huevos a la republicana, su plato estrella
Huevos a la republicana, sencillamente, para quitarse el sombrero. No solo el nombre, al igual que el del local, nos encanta. Sino que el sabor y la textura hacen de este plato visita obligada en Zaragoza. Como podéis ver, representa los colores de la bandera republicana. El morado se consigue mezclando lombarda con puré de patatas. Se rematan con salsa de tomate y jamón picado. Espectaculares y divertidos.
Los manteles de cuadros vichy y cientos de objetos que decoran el restaurante, le dan un encanto único que recuerda a las antiguas casas de colmado. Con estanterías repletas de motivos familiares y otros, como nos explicaron, comprados en mercadillos. Llama la atención una televisión retro que funciona perfectamente.
Nos gustaron algunos detalles, como estos cucuruchos de almendras garrapiñadas, obsequios para los clientes. Al igual que pequeñas macetas con hierbas de su huerto particular.
La Republicana se encuentra en la calle de Méndez Núñez, 38.
Paseando cerca del Panteón de Roma nos topamos con el Ristorante Settimio, un establecimiento familiar donde el personaje que le da nombre se encarga de la caja. Mientras, de vez en cuando, echa un ojo a la televisión, y su mujer hace lo propio entre fogones. Uno de esos lugares donde todos y cada uno de sus empleados te saludan con su mejor sonrisa cuando entras y te hacen sentir como en casa.
Extensa carta repleta de especialidades romanas
Nos llamó la atención su extensa carta, con auténticos platos italianos que no superaban los 15 euros. Nos negábamos a comer en cualquiera de los típicos ‘engaña turistas’ de la zona que ofrecen sus menús a pie de calle por más dinero y peor calidad. Así que reservamos una mesa para las 3 de la tarde cuando lo descubrimos en una estrecha y poco transitada callejuela de Roma.
Que el servicio de pan de Ristorante Settimio incluya una focaccia con aceitunas es más que buena señal. Y como no conocíamos los platos más característicos de la cocina de la capital italiana, nos dejamos asesorar por nuestro camarero, que además del vino tinto de la casa nos recomendó:
Alcachofas a la romana, frescas y cocidas tras introducirles una mezcla con ajo y perejil en el corazón. Muy tiernas, sabrosas y ligeras.
Bruschetta con pomodori, nuestro antipasti favorito que probamos cada día.
Como era temporada, no pudimos resistirnos a unos funghi porcini, que habíamos visto en los diferentes mercados que visitamos. Se sirven a la plancha con unas deliciosas patatas fritas churruscadas.
Nos resultó curioso que hubiera varios platos que incluyeran polenta entre sus ingredientes. Así que nos animamos a pedir bacalao al horno acompañado de este cereal gratinado y cubierto por una sabrosa salsa de tomate.
El perfecto tiramisú de Restaurante Settimio
Esta vez sí que nos apetecía postre, ya que imaginamos que serían caseros y deliciosos, como ocurrió con este tiramisú que nos costará olvidar.
A la hora de la comida, Ristorante Settimioestaba casi vacío, pero leyendo opiniones a posteriori parece ser que se llena para la cena, por lo que es aconsejable reservar. Se encuentra en el número 14 de Via delle Colonnelle.
Su dueño, napolitano, es quien lleva las riendas del negocio, mientras que su mujer se encarga de la cocina. Su carta ofrece una gran variedad de platos sencillos, pero muy suculentos y, sobre todo, caseros. La decoración de Alle Fratte di Trastevere no es gran cosa, pero dispone de una coqueta terraza donde disfrutar de una agradable comida sin el insoportable ruido del tráfico romano.
Una frasca de vino tinto de la casa acompañó al menú que comenzamos con esta bruschetta mixta, con tomate natural, judías y paté de champiñones.
Calamari Gaeta, guisados con salsa de tomate y aceitunas, ligeramente picantes.
Mejillones al vino blanco, con una deliciosa salsa de ajo y perejil.
Trippa alla romana, nuestros callos de toda la vida. Pero cocinados con vino tinto, tomates, apio, menta y terminados con queso parmesano rallado.
Alle Fratte di Trastevere se encuentra en Via delle Fratte di Trastevere, 49. Es la misma calle de otra trattoria que nos encantó, Popi Popi, fuera del circuito turístico que ofrece la capital italiana. Merece la pena perderse hasta encontrarlos. ¡No te arrepentirás!
Tan lejana como fascinante, Hawái llama la atención de cualquier amante de los viajes. Una de las preguntas que seguro te planteas antes de comprar tus billetes de avión es ¿qué comer en Hawái? Nosotros tuvimos la suerte de disfrutarla durante 10 días y esto es lo que te recomendamos que pruebes sin falta.
Comida hawaiana
1. Poke hawaiano
Hace unos años era un perfecto desconocido y hoy, si no has probado el poke hawaiano, no tienes conversación entre los ‘foodies’ de moda. Esta ensalada de pescado crudo es una opción sana, ligera y colorida para comer en Hawái por poco dinero. Ya sea en restaurantes, food trucks o supermercados (en forma de poke bars para comprar a granel), existe una amplia variedad dependiendo del pescado o marisco elegidos.
¿En qué consiste el poke hawaiano?
Salmón, atún rojo, dorada, caballa, mejillones, gambas, langosta, pulpo, calamar, almejas, ostras, vieiras… La proteína se marina con sal, salsa de soja, aceite de sésamo, algas, guindilla e inamona, especie de nuez asada. Y, para rematar, se añaden diferentes verduras (cebolla morada, pepino, tomate en dados…), frutos secos (cacahuetes, almendras, pistachos…), hierbas (cebollino, cilantro, shisho, albahaca…), semillas de sésamo o, incluso, fruta: aguacate, mango, lichis, dados de sandía… Aunque puedes comerlo tal cual, es habitual encontrar los denominados ‘poke bowls’, con una base de arroz cocido o mezcla de lechugas. Una auténtica delicia para comer en Hawái como un verdadero local.
Ahi shoyu poke
Poke con arroz
2. Loco Moco
Su nombre nos provoca la risa floja y no es para menos… Esta locura quecomer en Hawái es un especie de plato combinado compuesto por una hamburguesa de buen tamaño, arroz blanco hervido, huevo frito, gravy y mac and cheese, una de las ‘marranadas’ americanas por excelencia en forma de pequeños macarrones con queso. La carne puede sustituirse por jamón, ternera, pollo o gambas. Una opción bastante calórica -y muy sabrosa- que te aportará la energía suficiente para ir como una moto el resto del día.
Loco Moco
3. Gambas picantes al ajillo con mantequilla
Sí, las famosas gambas de Kamekona en ‘Hawái 5.0’ existen y son muy apreciadas en la isla de Oahu. Sobre todo, en la zona de North Shore, donde abundan las camionetas de comida especializadas en este manjar marino también conocido como Hawaiian style garlic shrimps. Pide una ración, acompáñala de una cerveza bien fría y siéntate a una de las mesas al aire libre desde donde contemplar la puesta de sol o decenas de surferos en busca de la mejor ola.
Hawaiian Style Garlic Shrimps
4. Shave Ice
Nunca algo tan simple como un helado pudo resultar tan rentable. En realidad, el Shave Ice es hielo picado al que se le añaden siropes de colores y diferentes toppings para obtener un atractivo cucurucho o tarrina de diferentes tamaños. Los sabores son infinitos: vainilla, cereza, coco, té verde, mango, yuzu, papaya, chicle… Uno de los más concurridos se encuentra en Haleiwa, donde Matsumoto’s Shave Ice ha conseguido que diariamente se formen largas colas para probar sus creaciones.
Shave Ice
5. Tacos de pescado
Pescado blanco frito en tempura y acompañado de mayonesa de chipotle, guacamole, cilantro y cebolla morada… Nos relamemos cada vez que nos acordamos de los tacos de pescado que puedes comer en Hawái. Mucho más ligeros que los de carne, los tacos de pescado son un must que no puedes perderte si quieres chuparte los dedos.
Tacos de pescado
6. Comida vietnamita en Chinatown
El barrio chino de Honolulu está lleno de encanto, con pequeñas tiendas y supermercados donde comprar productos orientales frescos y envasados. Además de un puñado de barras (en un mercado sin aire acondicionado, eso sí) con especialidades chinas, tailandesas o filipinas, hay varios restaurantes vietnamitasdonde comer en Hawái por menos de 15 euros/persona. Unas cuantas sopas, rollitos de gambas, cerdo o pollo, y sabrosísimos bocadillos bánh mì son algunas de las opciones que no debes dejar de probar.
Rollitos vietnamitas de gambas
Bocadillo vietnamita de cerdo
7. Dumplings para desayunar
Sí, has leído bien, para desayunar. Ya sabes que los americanos comienzan el día de manera ‘fuerte’, por decirlo de alguna manera. Así que ve hacia las 11:30 o 12:00 y haz de este desayuno tu comida. Varias camareras pasean sus carritos entre mesas repletas de clientes con decenas de variedades de dumplings recién preparados, así como otras delicias asiáticas saladas y dulces.
Dumplings
8. Kalua Pork
Un imues un horno de tierra donde se cocinan los alimentos después de enterrarlos y cubrirlos con rocas volcánicas y trozos de madera a los que se prende fuego. Durante el luau, fiesta hawaiana donde se canta, baila y come, es tradición asar un cerdo durante 2 o 3 horas, obteniendo una carne increíblemente jugosa y tierna. Uno de los mejores restaurantes de Honolulu donde probar el ‘cerdo kalua’ es Helena’s Hawaiian Food. En este sencillo local se sirve acompañado de otros platillos igualmente deliciosos, como ‘calamar luau’ o unas adictivas costillas de cerdo al horno.
Kalua pork
9. Malasadas
Sí, en plural, porque cuando pruebes una no tendrás suficiente. Esta especie de donut, originario de la cocina portuguesa, se rellena de chocolate, mermelada o diferentes cremas, y se come recién sacado del horno, caliente y tierno como el primer beso.
Malasada
10. Tortitas en ‘Wailana Coffee House’ (Honolulu)
Abre las 24 horas del día para comer en Hawái y es uno de esos lugares tan rancios que rezuma encanto, con suelos de moqueta y camareras hawaianas que no dan a basto. Su amplia carta es apta para todos los gustos: hamburguesas, sándwiches, bufet de ensaladas, sopas, platos combinados… Nosotros te recomendamos que vayas a desayunar (con hambre) y te dejes seducir por alguna de sus enormes tortillas o su Hawaiian style breakfast, con huevos al gusto, banana a la plancha y corned beef hash. ¡Ah! Y no te pierdas la especialidad de la casa: esponjosas tortitas. Si el bueno de Lou las recomienda, será por algo…
Seguro que has visto su logo cientos de veces, pero no te imaginabas que estas famosas piñas crecen en Hawái, concretamente, en Oahu. La plantación puede visitarse y es una de las atracciones más típicas entre el turismo familiar. No dejes de comprar una pieza en cualquier supermercado (es una de las pocas frutas baratas al producirse en la misma isla) y déjate seducir por su dulzura.
Piña Dole
¿Qué beber en Hawái?
12. Cerveza hawaiana
Apunta bien este nombre, Kona Brewing Company, la mayor marca cervecera de Hawai. Longboard, Big Wave, Wailua Wheat, Hanalei Island IPA, Wailua Wheat o Fire Rock serán nombres que pronuncies a menudo si eres fan de esta bebida. Además, tienen otras variedades tan exóticas como cerveza con piña o lichi. Primo, nacida en 1897 aunque estuvo varias décadas sin producirse, es la otra marca que encontrarás, aunque solo se limita a una variedad.
Cerveza hawaiana Kona
13. Blue Hawaii
Inventado en 1957 por Harry Yee, bartender del Hilton Hawaiian Village de Waikiki, este refrescante cóctel se elabora con zumo de piña, curaçao y ron, aunque a menudo se le añade también vodka. Si te gusta el coco, tu versión es el Blue Hawaiian o Swimming Pool.
Blue Hawaiian
14. Mai Tai
Y, aunque se supone que nació en California, es habitual encontrar Mai Tais en la mayoría de bares y restaurantes de Hawái. Aprovecha la Happy Hour y Aloha!
Mai Tai
¿Te han dado ganas de viajar a Hawái? ¿Cuál de estas comidas hawaianas sería la primera que te llevarías a la boca? ¡Cuéntanos!
En nuestra visita a esta ciudad aragonesa, y aconsejados por Patricia Sola, nos fuimos de tapas por la zona más famosa de la ciudad, El Tubo, en pleno casco viejo.
Conocido por su amplia oferta gastronómica, repleto de bares y restaurantes, el Tubo de Zaragoza está compuesto por las vías 4 de agosto, Mártires, Cinegio, Libertad y Estébanes.
Los majores bares para tapear en El Tubo
1. Bodegas Almau (Estébanes, 10)
Comenzamos la ruta en Bodegas Almau, fundada en 1870, con un montadito de jamón y anchoas. Y el que también es su pincho estrella, a base de crema de queso, mermelada de tomate, anchoa y virutas de chocolate. La variedad de vinos, algunos embotellados especialmente para ellos, es amplísima y está lleno a todas horas. Procura hacerte fuerte en la barra.
2. Taberna Doña Casta (Estébanes 6)
Continuamos unos metros más abajo en Taberna Doña Casta, donde su especialidad son las croquetas. De bacalao y trigueros, Cabrales y manzana, setas y queso de cabra, morcilla con piñones o de boletus y foie (incluso, las hay de chocolate). Su otra especialidad son los huevos rotos: con jamón, gulas, ajetes… Nosotros probamos las ‘Taberna Doña Casta’. Grandes y cremosas a 2,40 euros cada una.
3. El Champi (Libertad, 16)
¿Pensabas que los champiñones a la plancha eran exclusivos de La Laurel, en Logroño? En El Champi de El Tubo los preparan igual de buenos, siendo su única especialidad. ¿Y para beber? Vino ecológico de barril.
4. La Ternasca Tubo (Estébanes, 9)
El Ternasco de Aragón es un cordero alimentado con leche materna y cereales naturales, la primera carne fresca reconocida con una Denominación IGP.
‘El Ternasco de siempre como nunca lo has probado’. Ese es el lema de este bar de tapas en El Tubo de Zaragoza. En forma de croquetas, costilla a la brasa, torrezno o en presentaciones más modernas como baos, uno de los mejores productos aragoneses es homenajeado por el cocinero Cristian Yáñez en La Ternasca Tubo.
5. El Balcón del Tubo (Estébanes, 7)
Esta acogedora taberna ofrece una sugerente barra de pinchos en Zaragoza. Rabo de toro, pimientos rellenos de bacalao, brick de ajos tiernos, tartar de salmón, piruleta de jamón y queso, carrileras con setas… Y su tapa más famosa: albóndigas con salsa de naranja. ¿Un consejo? Ve con hambre.
Carrillera ibérica con foie, solomillo de cerdo a los cuatro quesos, vieira rellena de marisco, setas y queso, bola de ternera picante, croquetas de boletus o jamón ibérico… Las tapas clásicas deDonde siempre son otra de nuestra recomendaciones en El Tubo.
Terminamos esta ruta de tapas por El Tubo con uno de los imprescindibles, La Republicana. Con sus afamados huevos ‘a la republicana’ (en la foto) y otras propuestas más que apetecibles, como bravas, croquetas o huevos rotos, es un clásico que nunca falla. Podéis ver el post completo aquí.
¿Has estado de tapas por El Tubo de Zaragoza? ¿Nos recomiendas otros locales donde difrutar?
En nuestra primera noche en esta ciudad, nos plantamos en uno de los restaurantes en Florencia con más encanto. Coco Lezzone es una auténtica taberna toscana, en pleno centro de la ciudad y a escasos metros del apartamento en el que nos alojamos.
Coco Lezzone no tiene nada que ver con los restaurantes italianos que abundan en nuestro país. Se trata de una casa de comidas con mesas corridas y manteles de cuadros. Y, si tienes suerte, puedes cenar codo con codo junto a Anthony Hopkins, Giorgio Armani o alguno de los famosos que han visitado el local y cuyas fotos decoran sus paredes.
Negocia familiar con varias generaciones a sus espaldas
Este es el negocio familiar de los Paoli, -en el que la abuela se encarga de la caja, el hijo de los pedidos, la nuera de la cocina y el nieto de sentar a los comensales-. Ofrece una amplia carta repleta de bocados tradicionales de Florencia difíciles de entender si no conoces el idioma. Nosotros pedimos ayuda y preguntamos por los más populares. Estos fueron los que nos aconsejaron y que nos encantaron de principio a fin:
Zuppe tipeche Fiorentini, una especie de puré a base de judías, tomate, pan y acelgas, realmente delicioso.
Crocchette di filetto, lo que vienen a ser unas albóndigas gigantes de ternera y albahaca. Tiernas, jugosas y acompañadas por una espectacular salsa de tomate. Como veis, esta es habitual en cada plato, aunque su sabor varía dependiendo de la especias que le añadan.
Ossobuco a la fiorentina, caña de ternera cocinada con mantequilla, aceite de oliva y vino blanco. Después se le añade salsa de tomate con una mezcla de perejil finamente picado, ajo y ralladura de limón. Otra delicia para el paladar.
Terminamos con un trío de quesos italianos, pecorino senese, parmigiano y stracchino. Un pequeño capricho para poner el broche de oro a una cena que nos enamoró para siempre de una gastronomía local alejada de la pasta y la pizza. Y a la que resulta complicado acceder en España.
Para beber ofrecen un puñado de vinos de la zona y uno de la casa, tinto Fiaschetto. A pesar de que nos lo habían recomendado desde España no nos atrevimos con el plato estrella, bistecca alla Fiorentina, que hay que encargar con antelación y, como bien se indica en la carta, solo se sirve al sangue, y ya sabéis que no somos amigos de la carne casi cruda…
Coco Lezzone está situado en el número 26 de la Via del Parioncino. No acepta tarjetas de crédito ni sirve café, aunque puede pagarse con moneda extranjera.
¿Conoces otros restaurantes en Florencia que nos recomiendes? Estamos deseando leer tus comentarios.
Conocer la gastronomía italiana más allá de la pizza y la pasta era uno de los objetivos que nos marcamos en el Azurrotrip. Habíamos leído verdaderas maravillas sobre la cocina de este país y yo no pude comprobarlo la anterior vez que lo visité. Y, si algo ofrece Popi Popi, es auténtica comida romana.
Una pequeña joya escondida en el Trastevere
El Trastevere, barrio donde se encontraba el apartamento en el que nos alojamos en Roma, está lleno de pequeños restaurantes y encantadoras terrazas. En ellas, los visitantes disfrutan de una buena cena o una copa de vino mientras contemplan a los cientos de transeuntes que circulan por él. En el número 45 de la Via delle Fratte di Trastevere se encuentra Popi Popi, una de esas tabernas frecuentadas por más lugareños que turistas.
Como está situado en una pequeña calle sin apenas tráfico, nos sentamos fuera, bajo la tenue luz de un encantador farolillo. Aunque para muchos es una de las mejores pizzerías de la ciudad preferimos pedirle sugerencias a nuestro camarero. Y no pudo asesorarnos mejor.
Bruschetta de tomate y albahaca, imprescindible en cada una de las comidas que hicimos en Italia.
Carpaccio de pulpo, servido con rúcula y limón, delicado, suave y sabroso.
Calamares a la romana,como no podía ser de otra manera en la Ciudad Eterna. Recién hechos, tiernos, inolvidables…
Boquerones, gratinados al horno con tomate natural, frescos y deliciosos.
Un tinto embotellado especialmente para Popi Popi fue el acompañamiento perfecto de la noche.
Tinto Popi-Popi
¿El precio? Algo menos de 50 euros. Habrá quien piense que no es barato. Pero a nosotros la relación calidad-precio nos pareció fantástica. Y, lo más importante, no es el típico establecimiento lleno de turistas que hacen fotos a la comida… como nosotros.
Si quieres ver más detalles de su carta, así como los productos con los que trabajan en Popi Popi, echa un vistazo a su perfil de Facebook.
El okonomiyaki es el plato más popular de la cocina de Hiroshima. Nos habían recomendado encarecidamente probarlo y casi nos marchamos sin hacerlo. Por culpa de uno de los tifones que pasaron por Japón durante septiembre tuvimos que adelantar unas horas nuestra salida de la ciudad, ya que el servicio de shinkansen era bastante limitado.
Decidimos comer en la estación de Hiroshima y la sorpresa llegó cuando subimos al primer piso. Ya que hay cerca de una decena de establecimientos donde puede degustarse esta especialidad. Que, para mayor encanto, preparan delante de los clientes en unas descomunales planchas.
El okonomiyaki es una especie de pizza (muchos lo consideran la pizza japonesa) con una base de harina, ñame, agua y huevo. Se le añaden los ingredientes que elija el comensal: cerdo, calamares, pulpo, gambas, vieiras, mozzarella… Lleva también una juliana de repollo y, en nuestro caso, udon y noodles, respectivamente. Además de una lluvia de cebolleta, salsa especial, mayonesa japonesa y escamas de bonito seco, que le daban un toque delicioso. Su nombre viene a significar algo así como ‘lo que guste a lo plancha’.
Es un plato contundente que nos costó terminar (y complicado de comer con palillos), que acompañamos con un par de vasos de sake frío. El precio del okonomiyaki no llega a los 10 euros por persona. Aquí podéis ver un vídeo para que admiréis lo complejo de su elaboración y el arte que hay que tener con las paletas.
Existen dos tipos de okonomiyaki en función de su elaboración:
–estilo de Osaka: todos los ingredientes se mezclan previamente con la masa y son cocinados después.
–estilo Hiroshima: primero se cocina la tortilla y después se le añaden los diferentes ingredientes.
Museo del okonomiyaki de Hiroshima
Hiroshima es, sin duda, el mejor sitio para comer okonomiyaki. Y es fácil encontrar casi en cada esquina un restaurante o puesto donde lo preparen. Además, la ciudad nipona alberga un museo dedicado a esta variedad gastronómica. En el Wood Egg Okonomiyaki Museum los visitantes pueden aprender todos los secretos de su preparación y probar diferentes variedades.
A 17 kilómetros de Salamanca, en Cuatro Calzadas -término de Martinamor- se encuentra el Mesón Viejo del Jamón, un restaurante ‘de los de toda la vida’, por el que a lo largo de los años han pasado miles de personas que transitaban la Ruta de la Plata en uno u otro sentido.
A pesar de que la construcción de la autovía que lleva hasta Béjar hace que ya no se pase delante de él, merece la pena coger un pequeño desvío para ir a disfrutar la joya de la casa, el jamón ibérico, además de otros embutidos y sus excelentes carnes.
Jamón ibérico
Queso
Mollejas
Cochinillo asado
Solomillo de ternera a la pimienta
Nosotros lo acompañamos de una jarra de vino de la casa, un pelín dulce, pero todo un clásico en nuestros viajes a Candelario. El precio medio es de unos 30 euros por persona, aunque disponen de menú del día y menú infantil.
En verano, además, puedes aprovechar para tomar un cóctel en su encantadora terraza, El Jardín de Gabriela. Si has llegado hasta el Mesón Viejo del Jamón con niños, aprovecha para que disfruten con piscina de bolas, consolas e hinchables, en la zona especial habilitada para ellos.
Y si te ha gustado el embutido tanto como a nosotros, en su tienda puedes llevarte a casa la mayoría de productos de su carta envasados al vacío.
Una de las cosas que más nos gusta cuando salimos de España es conocer lo mejor posible la gastronomía del país que visitamos. Italia o Irlanda son un buen ejemplo de que hay vida más allá de la pasta o el Irish stew y también quisimos profundizar en la comida marroquí aparte del cuscús o el tagine. Y paseando por el puerto encontramos Ostréa, uno de los restaurantes en Casablanca especializados en pescados y mariscos frescos que se descargan desde los barcos amarrados casi enfrente del establecimiento.
Especialidad en pescados y mariscos frescos
Dispone de dos comedores, elegantes e íntimos, desde los que se puede divisar a lo lejos la espectacular Mezquita de Hassan II, iluminada de noche. Nos gustó tanto su carta y el amable servicio que repetimos en dos ocasiones.
Tras untar pan con mantequilla y un fantástico tapenade, pedimos ambos días carpaccio de pez lobo. Un plato finísimo y con un tipo de pescado muy suave que nunca habíamos probado.
Probamos los dos tartares de la carta, de salmón y de atún, con buen corte, pero con exceso de limón, que mataba un poco el sabor del pescado. Aun así resultan frescos y muy agradables al paladar.
Mejillones a la provenzal, pequeños, pero con un gusto muy bueno, al igual que la sabrosa salsa.
Fritura de pescado, con calamares, gambas, pescadillas y gallitos, en su punto y recién hecha.
Camarones al pil pil, con el picante justo y una rica salsa para mojar pan.
Calamares a la plancha, con arroz blanco de guarnición y el toque ideal del tomate al horno.
La última noche, Jota no pudo resistirse a pedir una fuente de ostras, una de las especialidades de la casa. Eran las de tamaño medio y, según él, estaban frescas y deliciosas.
Además de la gran variedad de propuestas gastronómicas, dispone de una más que interesante carta de vinos. Uno de los descubrimiento más interesantes del Dátil Trip fueron los blancos, tintos y grises nacionales, que nos sorprendieron por su variedad y sabor. Estos son los tres vinos marroquíes que probamos en Ostrea.
El precio medio del cubierto es de unos 35 euros por persona (incluido el vino, que no baja de 20 euros por botella).
Una buena idea si estás en San Francisco es pasear desde el Pier 1 (primer muelle) hasta Fisherman’s Wharf. Este concurrido punto de encuentro es perfecto para comer marisco de pie en la calle o sentado a una de las mesas de The Franciscan Crab Restaurant(Pier 43). Fundado en 1957, este establecimiento recoge la tradición gastronómica de la famosa bahía californiana, a muy escasos metros del histórico Puerto de San Francisco.
Nuestra sugerencia es que según entres a The Franciscan Crab Restaurant pidas unas buenas vistas a la prisión de Alcatraz. Y, también, unos prismáticos para sentir en tu piel el encierro que sufrieron en aquellos muros mafiosos de la talla de Al Capone.
Los mariscos más frescos de Fisherman’s Wharf
Tras comprobar los seis metros que miden las cristaleras, es el momento de elegir los platos y el vino en esta parada culinaria. En su carta encontrarás curiosas formas de presentar el cangrejo (dungeness crab y crispy crabcakes), fotogénicas ostras, coloridos mejillones, buenos pescados y variados mariscos. Además, excelente pan o sorprendente embutido.
Comenzamos con un ligero entrante, octopus condito, pulpo a la vinagreta franciscana con salsa de ajo. Mientras lo saboreas, no olvides deleitarte con el lento navegar de los veleros.
Clam chowder, la sopa más popular de San Francisco
Seguidamente llegó la sopa de almeja al estilo clásico, utilizando tan solo una pequeña hogaza de pan a modo de recipiente. El inmenso y humeante ‘cuenco’ que ves más abajo llevó más de media hora despacharlo.
Por si nunca la has probado, has de saber que la clam chowder es un tipo de sopa espesa compuesta de almejas y caldo. Además, se le añaden patatas y cebollas. Resulta deliciosa y aporta una buena dosis de energía.
Una de las especialidades de este restaurante de Fisherman’s Wharf son los platos preparados ‘a la sartén’. Esta se lleva a la propia mesa, consiguiendo que los mariscos no se queden fríos. Nosotros pedimos dos: una de cangrejo y otra de gambas y mejillones.
Maridamos esta entrada con un chardonnay procedente del cercano Valle de Napa, tan fresco como apto para todos los bolsillos. Y en copa conmemorativa del 50 aniversario del restaurante.
Lo dicho, disfrutad del lugar porque merece la pena. Mientras, seguimos pensando cómo nadie pudo escapar de La Roca, si parece tan cercana…
Si no te apetece comer a la carta en este restaurante de Fisherman’s Wharf, puedes optar por su menú a precio fijo. Por 39,95 dólares, y compuesto de entrante, principal y postre. Este precio sigue vigente en 2021.
A la entrada del pueblo más bonito de Salamanca, Candelario, se encuentra el mejor restaurante de la localidad, El Ruedo. En su cocina tradicional destacan platos muy elaborados donde siempre prima el producto de mayor calidad. Verduras de temporada de su propia huerta ecológica, setas, así como carnes, quesos y embutidos ibéricos de la comarca.
Carta micológica
Destaca su amor incondicional por la micología, con presencia de diferentes especialidades con setas entre su oferta culinaria: sopa de hongos con foie y piñones; revuelto de rebozuelos con hebras de calamar; tartar de amanita caesarea y trucha ahumada; lagarto ibérico con oreja de Judas y hongos; lomo de ciervo con angulas de monte…
Tataki de salmón y rebozuelos
Boletus con jamón ibérico y parmentier de queso
Su amplia carta está pensada para satisfacer a todos los paladares. Para quien busca opciones de ‘toda la vida’: sopa castellana con huevo escalfado, chuletillas de cabrito lechal o chuletón de morucha. Para quellos que preferimos algo distinto: tataki de salmón y rebozuelos; carpaccio de ibérico, foie y jamón; milhojas de calabacín con morcilla de Burgos, crema del Casar y galleta de cereales; ensalada de melón, menta y salmón ahumado a la crema agria; gazpacho de rúcula y manzana ácida con piruleta de queso de cabra…
Carpaccio de ibérico, foie y jamón
Tartar de tomate con crujiente de queso
Pulpo soasado sobre crema de patata y chips
Los postres, todos caseros, no desmerecen el resto del menú: pastel de castañas y chocolate caliente, tarta de queso aromatizada con frutos del bosque, tarta de chocolate caliente con mermelada de naranja amarga y crema de leche, flan de higos o un originalísimo tiramisú ‘deconstruido’.
Tiramisú
Tarta de queso y té matcha, en ‘El Ruedo’ (Candelario)
La bodega de El Ruedo es acorde a su oferta culinaria. Vinos de la tierra: Viñas del Cámbrico, 575 Uvas, Zamallón Osiris, Hacienda Zorita, La Zorra… También, una amplia variedad de riojas y riberas. Y pequeñas muestras del Bierzo, Extremadura, Castilla-La Mancha o Costers del Segre, todos ellos a un precio más que competitivo.
Un menú del día de calidad
Y, si buscas menú del día en Candelario, también está disponible de lunes a viernes, con tres primeros y tres segundos a elegir, postre, pan y vino a un precio inmejorable. Y, en fin de semana y festivos, un ‘plato del día’.
Al frente del negocio se encuentra Pepe, que con maestría torera también atiende la barra donde degustar excelentes tapas y una amplia variedad de vinos por copas. Acompañado de su encantador hermano Félix, han apostado por una cocina distinta en Candelario y se han ganado, con creces, nuestros estómagos y el de cualquier turista que se acerca a este incomparable pueblo de Salamanca. No hay visita por nuestra parte donde El Ruedono entre en nuestros planes.
Momofuku Ando fue el creador de la sopa de fideos -o ramen– instantánea elaborada por la empresa Nissin Foods durante la segunda posguerra mundial para paliar la hambruna de la época. Seguro que todos conocéis el envasehumeante que durante diez años fue uno de los símbolos más representativos de Times Square. ¿A que sí?
Como homenaje a Ando, el norteamericano David Chang decidió nombrar a su más que exitoso grupo de restaurantes. Este nació en 2004 con un modesto local en el East Village neoyorquino, Momofuku Noodle Bar. En 2006, y tan sólo a un par de manzanas, abría sus puertas Momofuku Ssäm Bar. Le siguieron Momofuku Ko y Momofuku Milk Bar.
En la actualidad, su imperio se ha extendido a Sídney y Toronto. Además, ha ampliado sus establecimientos para otro tipo de negocios, como Booker and Dax, bar ubicado en la parte de abajo del Ssäm Bar.
Ssäm Bar
Llegamos casi cuando estaban cerrando la cocina, pero nos dio tiempo a un ‘picoteo’ y a probar la especialidad de la casa, los steamed buns o bollitos al vapor, tan de moda ahora en España.
El nombre de este restaurante, situado en el 207 de la calle 13 con la 2ª Avenida, se debe al ssäm, plato coreano que en el que se usa una hoja de verdura para envolver los ingredientes de los que se compone.
Aquí lo llaman O.G. Momofuku Ssäm, se sirve dentro de una hoja de lechuga y, a su vez, en el interior de un wrap, formando un bocado tan delicioso como poco fotogénico. Se compone de lomo de cerdo, black beans, arroz y kimchi, en una mezcla de sabores picantes y dulces realmente sorprendente.
Smoked salmon bun
Pork belly bun
O.G. Momofuku Ssäm
Momofuku Noodle Bar
Tuvimos la suerte de encontrar sitio en la barra para contemplar bien desde primera línea qué y cómo se cocinaba. Un buen puñado de cocineros, con un look bastante gamberro y perfectamente coreografiados, remueven caldos y escalfan huevos sin descanso en unos fogones impolutos de los que no paran de salir humeantes platos.
Como no podía ser de otra manera, probamos el ramen en su versión más popular, la que da nombre al grupo, y que se compone de cerdo y huevo pochado, así como ginger scallion noodles, con cebolleta, shiitake, pepino y repollo.
También le hincamos el diente a una alitas de pollo ahumadas y unos delicados huevos en salsa de soja. Poco hay que decir sobre el ramen de Momofuku que no se haya dicho ya. El conjunto lo convierte en una experiencia única, aunque se trate de un opción no muy recomendable para el tórrido verano neoyorquino.
‘Momofuku Noodle Bar’
Cocina de ‘Momofuku Noodle Bar’
Soy sauce egg
Smoked chicken wings
Momofuku ramen
Ginger scallion noodles
En la carta de postres, algunas propuestas del Milk Bar, el negocio más dulce de David Chang. Dirigido por Christina Tosi, en la actualidad ya cuenta con seis sucursales. No pudimos resistirnos a ‘The Ritz’ cookie, homenaje a la galleta de mantequilla en todo su esplendor.
La oferta de vinos oscila entre 32 y 150 euros, si bien es un tipo de comida que, al menos a nosotros, nos invita a acompañar con una Tiger bien fría. Y, por supuesto, mucho más económica.
‘The Ritz’ cookie
Momofuku Noodle Bar se encuentra en el 171 de la 1ª Avenida, entre las calles 10 y 11, y no admire reservas, así que procura que tu visita no coincida con la hora del almuerzo en la Gran Manzana, por lo general entre las 12 y las 2.
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