The B Kobe Hotel está situado a tan solo una parada de metro de la estación de Shin Kobe, en pleno centro. Kobe es una de las ciudades más jóvenes en población de todo Japón y, por tanto, con mayor marcha nocturna. Su nombre representa el balance entre las bes de breakfast (desayuno) y de bed (cama), que deben ser bueno y confortable, respectivamente. ¿El precio? Desde 90 euros la noche en doble superior.
Hay otro tipo de habitaciones más económicas, pero preferimos invertir un poco más ya que siguiendo el estándar nipón, la mayoría de ellas suelen tener un espacio de lo más reducido. Esta contaba con zona de trabajo y servicio de té.
El baño, junto al de The Prince Park Tower Tokyo, es uno de los más amplios que encontramos durante nuestro viaje por Japón. Tiene una amplia ducha y deliciosos productos de la marca Shisheido.
Entre sótano y vestíbulo, hay 13 establecimientos de diversa índole: hot yoga, restaurante italiano, gimnasio o peluquería. Allí se esconde Kobe Plaisir, donde tuvimos oportunidad de probar la cotizada carne de bueyes japoneses.
Por 9 euros más (persona) puedes degustar un completo desayuno bufet en Alberta, el local italiano del sótano.
Nos gustó de The B Kobe Hotel
– La conexión wifi gratuita en la habitación.
– El auto servicio de lavandería sin más coste que el detergente, muy útil si llevas ya unos cuantos días en Japón y necesitas lavar ropa.
– Su ubicación, en mitad del meollo nocturno de la ciudad.
– El gran tamaño de la habitación y del baño.
– El café de cortesía en el lobby.
– Los productos de baño de Shiseido.
– Que en los bajos se ubicara el restaurante Kobe Plaisir.
No nos gustó
– Los pijamas parecían batas de enfermera, por poner un pero.
– Que el check in sea a partir de las tres de la tarde y el check out hasta las once de la mañana.
– El ridículo tamaño de las toallas de baño japonesas.
Los lectores habituales de este blog saben de nuestro interés por ilustrar cada entrada con las mejores instantáneas del álbum viajero. Quizá la ruta más fotografiada hasta el momento haya sido la que hicimos por el País del Sol Naciente. Y que ahora resumimos a través de 30 fotos de Japón bastante curiosas. La primera que os mostramos es la del interior de un taxi, con sus encajes de ganchillo siempre presentes. Delante, el callado conductor, impecable, atento a un GPS que parece un videojuego de Nintendo.
En grandes urbes como Tokio, Kioto u Osaka es muy habitual toparse con grupos de adolescentes con el mismo uniforme escolar (camisa blanca y pantalón gris). Y casi siempre riendo, fotografiándose y saltando, como estos que vimos en la zona del ‘Skytree’ tokiota.
La isla del antiguo imperio del Sol Naciente se levanta sobre tres grandes placas tectónicas (la Pacífica, la de Ojostk y la Filipina). Que se oprimen entre sí provocando una infinidad de terremotos con los que la población debe convivir, en algunos casos, con la mayor naturalidad.
Una de las primeras conclusiones que extrajimos en este viaje a Japón fue que un alto porcentaje de sus ciudadanos vive para trabajar. Frente a nosotros, los españoles, que tratamos, en mayoría casi absoluta, de trabajar para vivir. Observando a estos dos operarios del Mercado de Tsukiji no sabríamos qué decir sobre la vida y el trabajo. ¿Vosotros? Una de las fotos más curiosas que encontramos.
Las bombas atómicas lanzadas por Estados Unidos para dar por concluida la Segunda Guerra Mundial son consideradas por parte de la sociedad nipona como una respuesta desmedida al ataque lanzado sobre Pearl Harbour en el inicio de la contienda. En Hiroshima, ruinas, monumentos o el Museo de la Paz tratan de explicar todas estas cuestiones para que futuras generaciones no cometan los mismos errores.
El viento en Japón es un factor a tener muy en cuenta a la hora de emprender viaje hacia estas latitudes. A las conocidas alertas de terremotos y tsunamis hay que añadir otras no menos peligrosas que avisan de tifones o huracanes. El clima nipón se caracteriza por períodos de ciclones y anticiclones que provocan fuertes vientos tanto en invierno como en verano.
Los japoneses, en general, sienten curiosidad por muchas de las fiestas regionales que se celebran a lo largo y ancho de Europa. Nosotros pudimos comprobar en Kobe como cientos de ellos, jarra de cerveza en mano, celebraban con máximo entusiasmo su particular Oktoberfest, mezclando cánticos españoles con un gracioso baile germano.
Ese acercamiento a otras costumbres que practica gran parte de la sociedad nipona hace que, camino del Mercado de Teramachi en Kioto, el turista ibérico haga un alto en la ruta obligatorio. ¿Churros en Japón? Pues sí, a casi 3 euros la unidad y servidos con todo tipo de salsas.
Nos cautivó el minimalismo decorativo que se observa por todo Japón, este hecho, unido a la continua evocación a personajes de cómic en multitud de soportes publicitarios, da como resultado reclamos como el que fotografiamos en alguna calle repleta de tiendas.
Sinceramente, os decimos que no imáginábamos que pudiéramos fotografiar a las míticas geishas que se esconden como fantasmas en el distrito de Gion (Kioto). Aunque las buscamos durante un par de horas, fue a la vuelta, casi sin darnos cuenta, cuando nos topamos de bruces con una de ellas, acompañada de una maiko.
En el barrio anteriormente citado nos detuvimos a tomar un tentempié atraídos por lo singular de su acceso y por la historia del establecimiento, uno de los más concurridos por el público local.
Curiosas también son muchas de las figuras que simbolizan la historia, el arte o la religión en Japón. Concretamente ésta, cercana al mercado matutino de Takayama en la montañosa región de Hida, provoca una amable sonrisa.
La economía nipona es mundialmente conocida por el papel tan relevante que dentro de ella representa el mundo del motor. Coches, scooters y furgonetas de aire futurista circulan por las calles y las carreteras del país, como esta Volkswagen que os mostramos y que todavía no hemos visto circular por España.
¿Sabías que la palabra inglesa rickshaw es de origen japonés? En la zona antigua de Kioto es fácil alquilar uno de estos vehículos de dos enormes ruedas tirados por atléticos porteadores.
La seguridad en Japón es uno de los principales atractivos para visitar este oasis de respeto, educación y civismo en un continente tan caótico como el asiático. Por ejemplo, nos sorprendió ver a muchos escolares menores de 10 maños moverse solos por toda la red de transporte público. Perfectamente equipados y totalmente confiados.
Nos habían hablado del exquisito sabor que tiene el pez globo pero al ir a probarlo en Osaka decidimos dejarlo para una próxima ocasión. Primero, por su elevado precio. Y, segundo, porque sigue provocando alguna que otra muerte anual. Recordad que es el segundo vertebrado más venenoso del mundo después de la rana dorada.
El negocio de las mascotas es uno de los más boyantes en Japón. Bien sea por la soledad en la que viven sus ciudadanos, bien por los gustos tan excéntricos que tienen algunos. Probablemente, el segmento enfocado al cuidado de perros sea el que más yenes genera. Sirva de ejemplo este carrito que empuja el dueño del can, con abrigo incluido. Por cierto, la instantánea fue captada en Shirakawa-go.
Muchas de las actuales tendencias en customización de bicicletas tienen su origen en Japón. Los diferentes modelos que invaden calles y aceras tokiotas son un buen ejemplo. Una de las más bonitas es esta que vimos en la zona de tiendas cercana al cruce de Shibuya, sin candar por supuesto.
A pesar de lo que indican algunas guías, no es fácil encontrar monjes por las calles de Japón. En medio del bullicio de Tokio tuvimos la suerte de ver a uno. Haciendo memoria podemos asegurar que fue de las pocas veces durante casi un mes de viaje que vimos a alguien pidiendo limosna. Aunque no estamos seguros si en este caso el cuenco sirve más bien para depositar algún tipo de ofrenda.
Al terminar nuestra visita al Museo Nacional de Tokio no pudimos resistirnos y probamos una cerveza Kirin. Ya solo por lo impecable de su espuma helada merece la pena recordar en esta entrada de fotos de Japón.
Puede parecer que los japonenes a primera vista son gente tímida. Pero nada más lejos de la realidad. Ya que pudimos comprobar como en numerosos parques públicos son muchos los que dan rienda suelta a su imaginación para ofrecer su particular espectáculo. Inclasificable en casos como este.
En este montón de fotos de Japón curiosas no podía faltar una de japoneses durmiendo. Aunque en esta que os pasamos, si no fuera por esa rodilla doblada, uno pensaría que el señor en cuestión estaba ya camino del otro mundo.
El béisbol en Japón es deporte nacional y se práctica desde que un estadounidense lo introdujera en el país allá por 1870. En la actualidad, es muy habitual encontrarse a grupos de chavales practicándolo en las instalaciones deportivas que se levantan en un buen número de barrios.
Hay que reconocer que eso de quitarse los zapatos antes de acceder a un restaurante choca con nuestra mentalidad ibérica, históricamente menos higiénica que la nipona. Al final os acabaréis acostumbrando. Pero en mi caso siempre me asaltaba la duda de si a la salida encontraría el par en su sitio o tendría que volver al hotel descalzo.
Las señales y carteles de información pública también contienen esos trazos de cómic que os comentábamos con anterioridad. Incluso, con un toque de humor para que en caso de catástrofe o emergencia no cunda el pánico tan rápido.
El género hentai, a medio camino entre tebeo erótico y revista porno, es un tipo de contenido que se consume en Japón con total naturalidad desde su implantación en los años 60. La exposición de este tipo de material es muy habitual en kioskos y librerías.
Es imprescinble ver Tokio desde alguno de sus numerosos miradores.O desde la habitación de tu hotel, si es posible, para hacerse una idea de la colosal extensión de esta urbe. Con 2.188 km², acoge, además, una población cercana a los 14 millones de habitantes. Por momentos, uno piensa que está en otro planeta. Más cuando entre las fotos de Japón del álbum surge una con objetos volantes no identificados al fondo.
Los Juegos Olímpicos de 2020 se celebrarán en Tokio, cuya candidatura superó con creces a la madrileña del «relaxing cup of coffee». La capital ya albergó la edición de 1964, la primera que se retransmitió en directo y vía satélite para Estados Unidos y Europa. Los aledaños de aquel mítico estadio se llenan a media tarde de runners y aficionados al atletismo. Deseosos de correr con la antorcha olímpica algún día no muy lejano.
Roppongi es uno de los barrios de Tokio más recomendables para salir por la noche. Nosotros hicimos una rápida incursión y acabamos en una de sus barras, observando divertidos como jóvenes noctámbulos tratan de saciar el hambre sin caerse desmayados por los efectos del alcohol. Una de esas fotos de Japón que te cuesta hacer sin partirte de risa.
No podíamos despedir este post de fotos de Japón sin dejar claro una vez más lo fascinantes que resultan los japoneses. Además de lo amables, educados y atentos que son con viajeros como nosotros. Más si cabe por ser españoles, ya que la fascinación creemos que es recíproca. Será por eso que antes de embarcanos en el vuelo de regreso, una encantadora jubilada de viaje hacia Barcelona nos regaló este bonito origami. Arigatou Gozaimashita.
¿Os han gustado estas fotos de Japón? ¡Gracias por vuestros comentarios!
Fundada en 1889 y localizada en la isla de Honshu, al sudoeste de Osaka, es la capital de la prefectura de Hyōgo. Y una de las ciudades que recorrimos durante el inolvidable Lovers in Japan, el pasado año. ¿Quieres descubrir qué ver en Kobe? Entonces, sigue leyendo.
Cosmopolita y moderna donde las haya, ha sabido resurgir de sus cenizas tras el terremoto de 6,9 grados en la escala de Richter que la asoló en 1995. Y en el que fallecieron más de 5.000 personas, dejando a otras 300.000 sin hogar. Otro ejemplo más de la enorme capacidad de superación que tiene el pueblo nipón. Y del que ya solo asoma un pequeño recuerdo en el Parque Meriken, conservado tal y como quedó tras la catástrofe y junto al que se ha erigido un monumento en memoria de las víctimas.
¿Qué ver en Kobe?
Kitano
Es una de las principales atracciones turísticas que ver en Kobe. Accedimos a pie bajo un sol de justicia y tras subir varias y muy empinadas cuestas. Su privilegiada situación, en unas colinas frente al mar, hizo que fuera el lugar elegido por muchos extranjeros para instalar sus residencias a finales del siglo XIX y principios del XX. La mayoría de ellas en construcciones de tipo occidental que recuerdan mucho a las europeas. Muchas pueden visitarse actualmente y están clasificadas como Bien Cultural.
Desde el templo sintoísta de Kitano, al que se llega a través de las escaleras que veis debajo, pueden contemplarse unas bellísimas vistas del skyline que ver en Kobe.
Sannomiya
El corazón de la ciudad, paraíso de las compras y de la marcha nocturna. Este barrio que ver en Kobe está repleto de tiendas de 100 y 300 yenes, boutiques, centros comerciales y restaurantes. Además de los típicos locales japoneses donde divertirse con señoritas disfrazadas de enfermeras, colegialas o policías…
Nankin-machi
Otro de los distritos más animados que ver en Kobe. También perfecto para los amantes de las compras. Y donde se encuentra el Chinatown de Kobe, con restaurantes y puestos de auténtica comida china para disfrutar en la propia calle.
Puerto
El segundo puerto comercial más grande de Japón es también un paseo marítimo muy transitado. Desde él se puede realizar un crucero por la bahía o subir a la torre Port Tower, que con sus 108 metros de altura ofrece las mejores vistas que ver en Kobe en 360 grados. Nosotros lo encontramos de lo más animado. Ese fin de semana se celebraba el Oktoberfest y cientos de japoneses -cerveza en mano-, disfrutaban de lo lindo. Si no lo creéis, mirad este vídeo que grabamos en medio del jolgorio.
Suma Beach
A tan solo 15 minutos de Kobe, podéis tumbaros tranquilamente en la arena blanca de Suma Beach. Se trata de una de las playas más populares de Japón. A finales de septiembre, había poco animación. Aunque el calor todavía apretaba y daban ganas de darse un buen baño. Parece ser que, en verano, los japoneses se pegan buenas fiestas frente al mar. Pero cuando nosotros la visitamos estaba de lo más tranquila. Es el sitio perfecto para contemplar desde la distancia el majestuoso puente de Akashi Kaikyo, puente en suspensión más alto, largo y costoso del mundo.
¿Dónde comer en Kobe?
Mundialmente famosa por la carne de Kobe, visitar esta ciudad y no degustarla es imperdonable, a no ser que seas vegetariano. Merece la pena rascarse el bolsillo y disfrutar del placentero espectáculo que ofrecen los chefs de algunos restaurantes cocinándola con exquisito mimo. Nosotros elegimos Kobe Plaisir, con un estupendo menú degustación por unos 150 euros/persona. Y una variada carta de vinos extranjeros para acompañar la mejor carne del mundo.
Pero hay muchas más delicias japonesas. E infinidad de restaurantes en Kobe. Algunos de ellos con muchísimo encanto, como el que encontramos de camino a nuestro hotel y que regentaban dos simpáticas ancianas. En una pequeña barra con capacidad para no más de seis personas, cenamos las que estamos seguros que son las mejores gyozas de Kobe. Única opción de su inexistente carta, acompañadas de una Asahi de litro.
En Kitano también encontramos otro pequeño establecimiento cuya especialidad eran las crepes saladas. Por unos 10 euros, comimos una de ternera y otra de atún, además de un par de cervezas nacionales.
Y en Suma, en la misma estación de tren, encontramos un pequeño puesto donde preparaban al momento diferentes delicias empanadas: ternera, pollo, pescado o verduras por 100 o 150 yenes.
¿Dónde dormir en Kobe?
A tan solo una parada de metro de la estación de Shin Kobe, en pleno centro de la ciudad, se encuentra el hotel B Kobe. Su nombre representa el balance entre las bes de breakfast (desayuno) y de bed (cama), que deben ser bueno y confortable, respectivamente. ¿El precio? Desde 90 euros la noche en habitación doble superior en régimen de solo alojamiento. Fue una de las más amplias que reservamos a lo largo de nuestro viaje.
¿Te ha gustado este paseo? ¿Hay más lugares que ver en Kobe que nos recomiendes?
Situado en el mismo hotel que elegimos para pernoctar, The B Hotel, el restaurante Kobe Plaisir es, como su nombre indica, un placer donde disfrutar la carne más famosa y deliciosa del mundo, la carne de Kobe. Los bueyes de esta prefectura japonesa, además de por su sabor, son conocidos por su cuidada alimentación. La base de esta son los mejores granos, así como masajes con sake templado.
Carne de granjas de Hyogo
Los ingredientes con los que elaboran los menús de Kobe Plaisir son locales, pertenecientes a granjas de Hyogo. Es conocida como «la miniatura japonesa», ya que se sitúa frente al mar de Japón, el mar interior de Seto y el Pacífico. Este accidente geográfico propicia una tierra fértil con un clima abundante en sol.
Tres maneras de cocinar la carne de Kobe
En Kobe Plaisir existen tres formas de preparar la carne de Kobe: teppan-yaki (a la plancha), shabu-shabu (cocida en caldo dashi) o seiro-mushi, al vapor en cestas de bambú. Elegimos la primera porque era la más apetecible. Y porque la sala ofrecía la posibilidad de presenciar el espectáculo desde una barra en forma de ele para 10 comensales.
Una de las ventajas de elegir el teppan-yaki es contemplar de primera mano el espectáculo que supone ver al chef cocinar la carne de Kobe y las verduras, con tanto mimo y cuidado que resulta hipnotizador, como se puede ver más abajo en el vídeo que grabamos.
Para acompañar la carne de Kobe y los vegetales (calabaza, batata, seta, cebolla y berenjena) se sirven salsa ponzu y de tomate, sal negra del Himalaya y un dip de miso. Aunque ninguno son necesarios para resaltar el sabor de la carne.
Hay que decidir cómo se prefiere el arroz: hervido o la plancha con los trozos menos ‘bonitos’ de la carne. No nos hizo falta más de un segundo para decidirnos por la segunda opción, que resulta deliciosa.
El postre se sirve en una sala contigua al comedor, decorada en madera y muy acogedora. El nuestro consistió en una mousse de yuzu acompañado de fruta y helado de coco.
La carta de vinos incluye variedades europeas, sudamericanas, sudafricanas y australianas, además de sake,nuestra bebida favorita durante el Lovers in Japan. Nos llamó la atención este chileno de uva Syrah que no superaba los 30 euros.
El local suele llenarse, por lo que conviene reservar con antelación. Al mediodía ofrece un menú más corto, pero mucho más económico, por 23 euros, y ternera de Tajima. ¡Confiesa que te están entrando ganas de escaparte a Japón para probar la carne de Kobe!
El menú, por alrededor de 150 euros/persona, es bastante completo e incluye tres aperitivos, sopa o consomé, ensalada, 150 gramos de carne de Kobe y postre.
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