El Museo Británico de Londres es el mayor de Gran Bretaña y uno de los más antiguos del mundo. Fundado en 1753, fue abierto al público seis años después. Actualmente, reúne más de siete millones de piezas divididas en cuatro plantas dedicadas a Europa, Asia, África, América y Oriente Medio. Aunque algunas reposan en los sótanos por falta de espacio.

La Piedra Rosetta, estrella del Museo Británico de Londres
La más fotografiada de todas es la Piedra Rosetta, que permitió descifrar los jeroglíficos egipcios. Transcribe un texto del año 196 antes de Cristo con un decreto del rey Ptolomeo V que aparece en tres escrituras diferentes, jeroglífico, demótico y griego.
Fue descubierta en el Delta del Nilo, en 1799, por las tropas del emperador francés Napoleón Bonaparte en un pueblo llamado Rosetta. Luego cayó en poder de los ingleses y se exhibe en Londres desde 1802, siendo la pieza más visitada y admirada. Solo ha abandonado una vez el Reino Unido para ser expuesta en el Louvre.

Las antigüedades egipcias también son parte importante del museo. De hecho, es la mayor colección del mundo fuera de Egipto, con momias muy bien conservadas, sarcófagos, papiros y hasta murales de una antigua tumba de Teba.




Otra de las estrellas son los mármoles del Partenón de Atenas, dispuestos en una gran sala que imita las dimensiones y disposición del templo griego. Construido hace más de 2.500 años como un templo dedicado a la diosa Atenea, fue una iglesia, después mezquita y, finalmente ruinas arqueológicas. Es, junto a la Piedra Rosetta, la obra que más controversia produce en el mundo del arte dada su historia.
A principios de 1800, Lord Elgin, embajador británico ante el Imperio otomano, bajo cuyo dominio se encontraba Atenas, obtuvo permiso de las autoridades para remover casi la mitad de las esculturas que quedaban en las ruinas del Partenón. Y transportarlas a Londres para, posteriormente, venderlas al gobierno británico en 1816. Los reclamos de las mismas comenzaron al año siguiente y siguen hasta la fecha.



Pero el viaje en el tiempo que ofrece el Museo Británico de Londres va más allá de Egipto y Grecia. Y pueden recorrerse prácticamente todos los rincones del planeta, desde Rapa Nui a Japón, atravesando China o Irak, para terminar en la Isla de Lewis. Se necesitarían varios días para poder descubrir a fondo sus galerías, ya que en unas horas tan solo recalamos en las obras más conocidas.





Ubicado en la Russell Street, la entrada es gratuita en horario de 10 a 17:00 todos los días de la semana. Desde 2020, debido a la COVID-19, es imprescindible reservar entrada en el Museo Británico de Londres a través de su web.
Se puede llegar a pie desde las estaciones de metro de Tottenham Court Road y Russell Square. También con las líneas de autobús New Oxford Street, Tottenham Court Road y Gower Street.

¿Un consejo? Intenta ir a primera hora de la mañana para aprovechar al máximo la visita, y desayuna antes un típico English breakfast en alguno de los pubs de alrededor. No te arrepentirás.
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