Después de nuestro reciente viaje a Escocia os hemos explicado cómo pasear por Edimburgo sin desfallecer en el intento, detallado algunas curiosidades del «Military Tatoo», aconsejado cuatro escapadas desde la capital o pistas gastronómicas que os pueden resultar de utilidad si visitáis este destino. La tercera entrega, esta que nos ocupa, la presentamos como un sencillo cuaderno de viaje que esperamos os inspire a la hora de recorrer las Tierras Altas (Highlands) de Escocia desde Inverness. «Una increíble mezcla de cultura, historia, naturaleza y paisaje sin igual», en palabras de la Oficina de Turismo Nacional, cuya web os recomendamos chequear.
Adentrarse por este territorio, conocido popularmente como The Scottish Highlands, es casi una obligación para blogueros como nosotros, familias, parejas, mochileros o sibaritas. Lo más habitual es hacerlo por carretera (a la izquierda, siempre) desde Glasgow, Stirling, Dundee o Aberdeen, principales ciudades del país.
Nosotros tuvimos la oportunidad de recorrerlas en una confortable furgoneta con guía español gracias al buen hacer de la agencia Escocia Turismo, cuyos servicios podéis contratar previamente y así aseguraros la mejor de las experiencias. A continuación, os vamos a resumir cuatro jornadas tan intensas como inolvidables.
Día 1. Edimburgo – Lago Ness – Inverness
Salimos de la capital escocesa a primera hora de la mañana con Moisés al volante, un amable cordobés enamorado de esta tierra que no paró de responder a todas nuestras preguntas y contarnos un montón de historias y curiosidades. Primera parada de avituallamiento en Kilmahog antes de divisar la majestuosidad del Lago Ness y tratar de comprender la leyenda del monstruo, una posibilidad científica según el convincente argumento del mencionado y bien documentado conductor. Llegada a Inverness, capital de las Highlands, para alojarnos en St Ann’s House, un Bed & Breakfast de primer nivel.
Día 2. Excursión a Wester Ross
La segunda sorpresa de nuestra escapada nos la dió JR García, otro español que ha sabido captar el espíritu de Escocia para trasladarlo con toda su pureza a viajeros que confían en él. Nosotros lo hicimos y quedamos encantados. Montados en su espacioso monovolumen vimos salmones en las Cascadas de Rogie, ubicadas en plena Reserva de la Biosfera. También, playas, lagos, bases militares, los Jardines de Inverewe, el pueblo marinero de Shieldaig, saltos de agua en Measach o balnearios victorianos como el de Strathpeffer, con sus inquietantes esculturas, magistralmente talladas en troncos de árboles abandonados.
Día 3. Paseo por Inverness
Después de otro exquisito desayuno en St Ann’s House, quedamos con Ángela para que nos enseñara lo mejor que ver en Inverness. La Catedral de San Andrés, la belleza del río Ness con sus pequeñas islas, una acogedora librería, el cementerio, un mercado cubierto y el museo de esta milenaria localidad. Por nuestra cuenta tuvimos tiempo de coger un tren y acercarnos a Forres para visitar allí la destilería Benromach, degustación de whisky incluida. De vuelta a la urbe, nos quedamos con ganas de probar el té de las cinco en The Royal Highland Hotel.
Día 4. Isla de Skye
Pocos saben que el trayecto por carretera entre Inverness y Portree se puede hacer por el paso de Glenelg en el último ferri de giro manual que funciona en Escocia, conocido popularmente como Glenachulish. Dejando atrás una naturaleza exhuberante y unas huellas geológicas únicas en el planeta, llegamos a Portree, centro neurálgico de la isla y antiguo puerto de pescadores. Para reponer fuerzas y, de paso, chuparnos los dedos, pedimos mejillones y cigalas en The Isles Inn, establecimiento emblemático. El camino de vuelta nos llevó hasta el Castillo de Eilean Donan, el más cinematográfico del Reino Unido.
¿Dónde comer en Inverness?
Pasamos cuatro noches en Inverness y, aunque hicimos casi todas las comidas fuera coincidiendo con las excursiones, sí pudimos cenar tranquilamente en la ciudad y almorzar el último día. La variedad de pubs y restaurantes es bastante amplia y para todos los gustos y bolsillos en esta zona de las Highlands.
The Mustard Seed
Ingredientes puramente escoceses en The Mustard Seed, uno de los restaurantes más trendy de Inverness, con menú que varía semanalmente, así como una buena selección de vinos y whiskies. Precio medio por persona: 40 euros. Nuestro preferido y al que volveríamos en cualquier momento.
Black Isle
Cerveza orgánica y pizzas elaboradas con productos ecológicos y cocidas al horno de leña no puede sonar mejor. El precio en Black Isle, apto para todos los bolsillos. Y en la azotea, una pequeña terraza para saborear tu cena, un must, sin duda.
27 Number
Pub y restaurante con sándwiches, hamburguesas, ensaladas, patatas asadas y algunos platos fuera de carta. Precio medio en 27 Number: 20 euros por persona.
Auctioneers
Un local indicado para ver partidos de fútbol y otros deportes en pleno centro de Inverness. Lo encontramos la primera noche, cansados para buscar algo más interesante. En Auctioneers tienen de todo lo que uno pueda imaginar, lo que no suele ser bueno: hamburguesas, sándwiches, pasta, platos orientales y mexicanos, filetes, fish and chips… Precio medio: 15 euros por persona. Nosotros cogimos el menú de dos ‘rump steaks’ con una botella de vino por 22 libras (unos 25 euros).
Hoteles en Inverness
En plena temporada de verano es complicado encontrar alojamiento en esta zona de Escocia. Hay pocos hoteles y la mayoría de habitaciones alcanza cifras astronómicas, así que decidimos que ya era hora de probar un B&B, Bed and Breakfast, tan extendidos en esta parte de Europa.
St. Ann’s House
Tras mucho buscar alojamiento en las Highlands, nos decantamos por St. Ann’s House, que con mucho mimo regentan Bob y su mujer, Mary Ann. Nuestra impoluta habitación disponía de una confortable cama de matrimonio, escritorio, baño completo con plato de ducha, hervidor de agua con té y café soluble, agua y galletas de cortesía.
Otros pequeños detalles, como wifi y aparcamiento gratuitos. Brandy y Oporto en el salón común o unos exquisitos amenities que ya quisieran muchos hoteles dicen mucho de una pareja que se desvive por sus huéspedes. El precio por noche en agosto es de unos 110 euros.
Pero si hay algo que enamora en St. Ann’s House son sus desayunos caseros recién preparados y servidos en una pequeña sala con vistas al jardín. Cada noche encontrarás en tu habitación un formulario para dejar en ‘recepción’ con tu elección para la mañana siguiente. Desayuno inglés completo, huevos (revueltos, fritos o pasados por agua), tortilla al gusto o el típico haggis. Además, hay un pequeño bufet con bollería, quesos, fiambres y embutidos, tartas, fruta fresca, zumos, mermeladas… Mirad las fotos y juzgad vosotros mismos.
¿Os ha gustado este completo paseo por las Highlands escocesas? ¡Nosotros estamos deseando volver!
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