Osaka fue, tras Tokio, la segunda parada de nuestro viaje por Japón. Nos habían recomendado que nos alojáramos cerca de la zona de Namba, y el Hotel Monterey Grasmere Osaka estaba bastante bien puntuado en la web donde siempre reservamos alojamiento. Ubicado a tan solo 10 minutos a pie de la calle Dotonbori, está comunicado con la estación de tren JR Namba. Cuenta con un museo de arte, habitaciones con wifi y 3 restaurantes para comer con vistas panorámicas a la ciudad: francés, japonés y tepanyaki.
Habíamos leído que uno de los pluses del Monterey Grasmere Osaka eran las impresionantes vistas, así que elegimos una habitación que las tuviera, ya que la diferencia en el precio era de unos 15 euros por noche, algo más de 100 en solo alojamiento al tratarse de un día de diario, ya que el fin de semana esta tarifa puede llegar a duplicarse.
Una de las características del Hotel Monterey Grasmere Osaka es que la recepción está ubicada en la planta 22 y, de ahí para arriba, las habitaciones. La nuestra estaba en la 27 y nos permitió disfrutar de una excelente visión de una urbe brumosa, pero fascinante.
Pero si hay algo que resulta curioso en el Monterey Grasmere Osaka es que haya una capilla dentro de él, también en la planta 22. Muchos grandes hoteles japoneses están especializados en bodas, de ahí que en éste decidieran que los novios pudieran celebrar su gran día sin salir de sus instalaciones.
Nos gustó del Hotel Monterey Grasmere Osaka
– Las vistas de la ciudad desde la habitación y los restaurantes.
– La ubicación, a 10 minutos a pie de Dotonbori, y que esté conectado subterráneamente con la estación de tren JR Namba.
– La conexión wifi gratuita.
– Algunos amenities que no habíamos visto antes, como pinzas para el pelo.
No nos gustó
– Que el precio no incluyera el desayuno.
– Una vez más, el tamaño de las toallas de baño japonesas.
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