100 razones para visitar Bélgica más allá de beber cerveza y comer gofres

Mejillones al curri Chez Bouboule

Hace unos días recibimos un curioso e interesante e-mail desde la Oficina de Turismo de Bélgica invitándonos a participar en un concurso para pasar una semana disfrutando de Bruselas y Valonia. ¡No ha hecho falta pensarlo dos veces! ¿Por qué queremos visitar Bélgica? Aquí van 100 razones:

1. Beber las mejores cervezas del mundo.

2. Comer mejillones con patatas fritas.

Mejillones al curri Chez Bouboule

3. Cenar a las siete…

4. Comprar alguna de las 500 variedades de bombones es un motivo más que suficiente para visitar Bélgica.

5. Pasear por la Grand Place.

6. Admirar el Atomium.

7. Fotografiar el Manneken Pis, una de las mejores cosas que ver en Bruselas.

Manneken Pis Bruselas

8. Visitar la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula.

9. Mirar los escaparates de las ‘Galerías Saint Hubert’.

10. Recorrer las 80 ciudades europeas de la Mini Europe.

11. Conocer a la novia del Manneken, la descarada Jeanneke Pis.

Jeanneke Pis

12. Contemplar las obras del Museo Magritte.

13. Montar en tranvía para descubrir todo lo que hay que ver en Bruselas.

14. Curiosear por el Boulevard Waterloo, considerado el más chic de la capital.

15. Acercarnos al Parlamento Europeo para ver si hay algún VIP.

16. Probar alguna de las 3.000 variedades de cerveza que ofrece Delirium Tremens... Y salir vivitos y coleando. Uno de los imprescindibles si planeas visitar Bélgica.

17. Pillar una buena tortícolis examinando una por una las vidrieras de Notre Dame du Sablon.

18. Quemar la Brussels Card de tanto usarla.

19. Comprobar que la cerveza no solo se bebe, sino que podemos meternos entre pecho y espalda unos carbonnades flamandes.

20. Acompañar el estofado con una ligeras chicons au gratin.

21. Sentarnos en una terraza de la Rue des Bouchers a tomar café.

22. No perdernos el Museo del Cómic.

23. Practicar el poquito francés que sabemos (sin bromas…).

24. Comprobar por qué Bruselas es una de las capitales más verdes de Europa.

25. Visitar el Museo de los Judíos y su colección de arte.

26. Probarnos un vestido vintage en la Rue Antoine Dansaert.

27. Buscar alguna ganga en el Rastro de Los Marolles.

28. Descubrir una de las joyas del Art Nouveau, la Casa Cauchie.

29. Adivinar por qué son tan famosas las coles de Bruselas.

30. Intentar ver cada una de las piezas del Museo del Auto.

31. Sentarnos sobre el césped del Jardín Botánico.

32. ¿El viaje es en agosto? Habrá que tomarse algo en uno de los chiringuitos de Bruxelleslesbain.

33. Pasar el domingo en los Museos Reales de Arte y de Historia.

34. Dar envidia a todos los fans de Tintín tuiteando desde el Museo Hergé.

35. Disfrutar de las vistas desde el Palacio de Justicia.

36. Saludar, si nos cruzamos con ella, a la reina Fabiola, que para algo es española (actualización: falleció en diciembre de 2014).

37. Probar el salchichón de las Ardenas, a ser posible con pan de farro.

38. Buscar sin descanso un Lazarillo de Tormes editado en Bélgica para la colección de Nacho Carnero, un clásico en nuestros viajes.

39. No perder detalle de cómo se elabora el chocolate artesanal en Zaabär.

40. Volver a sentirnos niños en el Museo del Juguete.

41. Fotografiar la cúpula del Sagrado Corazón.

42. Quejarnos de que los ‘Serres de Laeken’, los invernaderos reales, solo abran tres semanas al año (y no cuando nosotros vayamos, precisamente)

43. Ver las casi 40 paredes de diferentes casas decoradas con enormes murales basándose en cómics.

Art street Bruselas

44. Descubrir dónde está la simpática estatua de un perro orinando.

45. Echarnos unos bailes en el Wax Club.

46. Tomar el sol en el Parc du Cinquantenaire.

47. Comprar alguna variedad de los muchos quesos belgas: Passendale, Folies de Béguines, Wynendale

48. Comer un crepe cubierto con cerezas naturales calientes y nata.

49. Tomar una copa en Mappa Mundo.

50. Viajar a Lieja, la quinta ciudad más importante de Bélgica.

Place Saint Lambert Lieja Belgica

51. Descubrir por qué Lieja es denominada la «Atenas del norte». Y ya que estamos allí…

53. Recorrer el Archéoforum, el yacimiento arqueológico más grande de Europa.

54. Conocer la Estación de Lieja-Guillemins, diseñada por el arquitecto español Santiago Calatrava.

55. Hacer una pintoresca foto desde las escaleras de la colina Bueren.

56. Descubrir el original Museo Tchantches, dedicado a la popular marioneta creada en el siglo XIX.

57. Almorzar unas boulets de Liège (albóndigas de Lieja) aderezadas con sirope.

Albondigas de Lieja Brasserie la Roue D’or Bruselas Visitar Bélgica

58. Probar el pékèt (y no emborracharnos con él).

59. Echar un vistazo a la Catedral de Saint Paul, de arquitectura gótica, punto de visita obligada en Lieja.

60. No perdernos el Palacio de los Príncipes-Obispos, una de las mejores atracciones que ver en Bélgica.

61. Conocer los hoteles flotantes de Lieja, barcos con capacidad para 18 personas.

62. Fotografiar alguno de los castillos cerca de Lieja ¡y lamentarnos de no poder vivir en uno!

63. Ver dónde empieza y dónde acaba la carrera ciclista internacional Lieja-Bastogne-Lieja.

64. Tomar el aperitivo regional por excelencia, un Maitrank.

65. Escuchar sonidos de todo tipo en la Maison de la Pataphonie, en Dinant, museo único que visitar en Bélgica y en el mundo.

66. Ya que estamos allí, probar las famosas couques de Dinant (galletas a base de miel).

67. Ver dónde nació en 1841 Adolphe Sax, inventor del saxofón.

La Masion de Monsieur Sax Visitar Bélgica

68. Hacer una parada en la Cervecería Caracole, cerca de Dinant, donde las cubas de cobre se siguen calentando al fuego de leña.

69. Probar una tarte al djote, especialidad típica de Nivelles, en Valonia.

70. Querer tener dinero y permiso para rehabilitar el abandonado Castillo de Noisy. (Actualización: el castillo fue totalmente demolido en octubre de 2017).

71. Olisquear por la mina Hasard Cheratte, cerrada al público y clausurada sin previo aviso en 1977 por ser una de las más peligrosas del mundo.

72. De vuelta a Bruselas, visitar el Museo de los cerveceros belgas y degustar la cerveza que incluye la entrada.

73. Alquilar una bicicleta (y no caernos).

74. Desayunar un apetitoso gofre, sin duda, una de las mejores cosas que hacer en Bélgica.

Gofre Bruselas

75. Jugar una partidita de algo en el Gran Casino de Bruselas.

76. Apuntarnos a ‘La excursión verde’ y envidiar los espacios naturales que no tenemos en Madrid.

77. Darnos una vuelta por el Toutou Bar y flipar viendo cómo animales de cuatro patas saborean una Red Dog, cerveza solo apta para perros, a tres euros la botella.

78. Curiosear en su menú canino, que incluye hamburguesas, arroz o pasta.

79. Admirar -si sigue en pie- la impresionante Catedral de las cervezas, construida con 792.000 botellines.

80. Hacer un ‘petit’ descanso en la Plaza del ‘Petit Sablon’.

81. Degustar unas crujientes croquetas de camarones (promete).

Croquetas de camarones Chez Bouboule Visitar Bélgica

82. Realizar el itinerario ‘El arte en el metro’ y ver cuánta creatividad anda suelta.

83. Visitar el Museo Clockarium, dedicado a accesorios de chimenea fabricados con loza y con una exposición de más de 1.200 relojes de este material.

84. Comer patatas como si no hubiera mañana -hay más de 300 variedades-, como las come de gatte o las Plate de Florenville.

85. Comprar un DVD de ‘Los pitufos’, creados por el dibujante belga Peyo.

86. Visitar el puerto de mar y, de paso, navegar a bordo del Gueuse.

87. Pasar una refrescante tarde en Océade, el parque acuático de Bruselas.

88. Relajarnos en el Spa Cinq Mondes y dejarnos mimar.

89. Ya puestos, nos encantaría desplazarnos hasta Spa, no para bañarnos, sino para ver dónde se disputa el Gran Premio de Bélgica de F1.

90.  Escuchar un concierto de jazz en Sazz n Jazz.

91. Cenar un buen filete de Blanc-bleu, raza vacuna criada solo con heno y productos de granja.

92. Tomarnos un cóctel en la terraza del lujoso Hotel Conrad.

93. Buscar gangas el miércoles por la tarde en el mercado del Châtelain.

94. Pedir un deseo al tocar la estatua de bronce de Charles-Everard (trae buena suerte y, quizás, regreses a visitar Bélgica).

Estatua bronce de Charles-Everard Visitar Bélgica

95. Comprar cremosos pralinés en Wittamer.

96. Disfrutar del mercado de las flores, en martes o domingo.

97. Contemplar los geniales cuadros de El Bosco en el Museo Real de Bellas Artes.

98. Visitar la Casa de Erasmo, ese gran viajero…

99. Comprobar que la película de Jan Bucquoy La Vie Sexuelle des Belges es verídica…

100. Buscar 100 razones más para regresar a Bélgica.

¿Te animas a visitar Bélgica? ¡Seguro que estos motivos te han convencido!

*Post actualizado en 2021

Un paseo por Lieja, doce siglos de historia en Bélgica

Georges Simenon Lieja Belgica

Es la ciudad más turística de Valonia y también una de las más bonitas. A pesar de que nos acompañó un día grisáceo y frío (de los pocos que tuvimos en nuestra aventura Destino Bélgica), las excelentes explicaciones de nuestro guía y el hotel donde nos alojamos hizo que pasásemos en Lieja una jornada muy agradable. No obstante es una urbe con doce siglos de historia y hay mucho que ver en Lieja.

Qué ver en Lieja

El recorrido a pie comenzó en la Place de Saint-Lambert, que en su día contaba con una gran catedral (sede del obispado). Tan solo se conservan unas columnas hoy en día, ya que fue destruida en 1793. Ocurrió en plena Revolución Francesa, por rebeldes que quisieron derrotar al gremio más poderoso de la época, la Iglesia y sus obispos.

Place Saint Lambert Lieja Belgica
Restaurante Lieja Belgica

En la Plaza del Mercado nos encontramos el Ayuntamiento, conocido como ‘La Violeta’. También, el teatro que alberga la Ópera Real de Valonia, y uno de los monumentos más representativos que ver en Lieja, el Perron, símbolo de la libertad de los criados liejenses sometidos a sus señores.

Unos pasos más adelante se ubica la Fuente de las Tradiciones, con un dibujo en relieve de la marioneta de Tchantchès, souvenir más típico de la ciudad. Fue un guerrero del Sacro Imperio Romano nacido allí y compañero de aventuras de Carlomagno. Para conocer su historia podéis visitar el Museo Tchantches o leer esta reseña de mi compañero de viaje, Xixerone.

Ayuntamiento Lieja Belgica
Fuente de las tradiciones Lieja Belgica

Tras pasar por la Iglesia de San Antonio, edificada para que los ciudadanos recuperaran la fe en Dios, llegamos a los pies de la Montaña de Bueren, donde contemplar las mejores vistas que ver en Lieja.

Fue construida en 1880 para los soldados del cuartel local, con el fin de llegar hasta la colina rápidamente. Cuentan unos que para evitar pasar por las peligrosas calles de la ciudad y otros que para poder acceder con facilidad a las prostitutas que trabajaban al otro lado. Hay que subir nada menos que 406 escalones…

Escaleras Montaña Bueren Lieja Belgica

Bordeando el río y entre tanta bellísima casa de finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII, no podemos evitar preguntarnos ¿a quién y por qué se le ocurrió construir este horroroso armatoste que rompe la armonía urbanística? Al menos el vecino del último piso no tendrá problemas para contemplar cada domingo el Mercado de la Batte, el más grande que ver en Lieja y el más antiguo de Bélgica, que se instala en esa amplia avenida.

Edificio de Belgica

Para contrastar semejante horror que ver en Lieja os enseñamos esta calle tan estrecha (por la que camina Antonio, nuestro divertido guía).

Calles de Lieja Belgica

La importancia en Lieja de Georges Simenon

Tras recorrerla hemos llegado ya a la Plaza del Comisario Maigret. Rinde homenaje al escritor más importante de Lieja, Georges Simenon, autor de novela negra nacido en 1903. Fue creador de uno de los detectives más famosos de la literatura, el inspector Maigret, así como de ‘El hombre que veía pasar los trenes’. La obra de Simenon ha sido traducida a casi todos los idiomas conocidos. Escribió cientos de novelas y cuentos y comenzó la serie de Maigret en 1931, convirtiéndose en una de las plumas más famosas del siglo XX. 

Georges Simenon Lieja Belgica

Aquí terminó nuestro paseo para, seguidamente, dirigirnos al Hotel Jala, una maravilla de alojamiento (actualmente cerrado). Y, después, cenar en Bruit Qui Court, moderna brasería del Boulevard Sauvenière.

Mi menú consistió en gambas al jugo de coral y ensalada templada de pollo, una mezcla extraña, lo sé. La cocina está muy cuidada y los platos, así de bien presentados.

Gambas Bruit Qui Court

Mi postre fue una Dama Blanca con helado, pero no puede evitar hacer una foto al de mi compañera Lala, unas espectaculares crepes flambeadas.

Crepes flambeadas Bruit Qui Court

¿Habéis disfrutado el paseo tanto como hicimos nosotros de este recorrido que ver en Lieja? ¡Esperamos que sí!