Hay lugares de los que te enamoras a primera vista. A veces es el paisaje, la gente, las circunstancias personales del momento o pequeños detalles que te hacen darte cuenta enseguida de que te encuentras en un lugar especial. Eso es lo que me ocurrió cuando llegue a Naxos durante mi aventura en solitario por Grecia. Con apenas 25.000 habitantes -7.000 de ellos en la capital- es la más grande de las Islas Cícladas, aunque una de las menos conocidas y, por tanto, menos turísticas. Hay mucho que ver en Naxos. Y, por ello, regresé con Jota en 2017.
Su capital, Chora, es en realidad un largo paseo marítimo repleto de pequeños restaurantes con terrazas desde las que disfrutar de inolvidables puestas de sol y de una gastronomía que seduce tanto o más que el paisaje. Al final del mismo se encuentra la Puerta de Apolo, monumento más representativo que ver en Naxos, la entrada a un templo que nunca llegó a finalizarse dedicado al dios de la luz. Las vistas desde esta colina mientras atardece son inolvidables.
El Kastro, la zona con más encanto que ver en Naxos
El Kastro es el nombre que recibe la parte vieja de Naxos, una fortaleza construida en el siglo XIII, que conserva una bella torre de las siete que llegó a tener. Adentrarse en sus estrechas y laberínticas calles es una aventura deliciosa. Entrar es sencillo, pero no tanto encontrar el camino de vuelta. Lo normal es salir por otra vía completamente distinta y desorientado. En ese recorrido hay tiendas de lo más variopintas que ver en Naxos, donde comprar desde libros a recuerdos de la isla, aceite de oliva o unas típicas sandalias.
Ya que estás por esta zona, no dejes de hacer un alto en el camino para saborear un cóctel o copa de vino en Honey and Cinnamon Cafe (Meli kai Kanela), un lugar repleto de magia, como muestra esta fotografía.
Dónde comer en Naxos
Perdidos por esas calles nos topamos con Luccullus Taverna, un encantador establecimiento con una terraza casi de cuento. Decorada en tonos azules y velas, es un lugar de lo más romántico.
Su carta ofrece especialidades griegas, con pescados frescos, pulpo a la brasa -que secan antes al sol, como podéis en la foto de más abajo-. Y productos autóctonos como queso feta, tomate seco, pimiento verde, pepino o aceitunas. Aún recuerdo esa cena como si fuera ayer, un pequeño aperitivo de mousse de cangrejo y un sublime calamar relleno, que después he cocinado varias veces en España intentando rememorar ese momento.
Otro lugar para comer en Naxos repleto de encanto es Labyrinth Wine Restaurant. Su carta de vinos griegos es bastante amplia y con precios aptos para todos los bolsillos.
Pero hay otros muchos restaurantes para comer en Naxos, la mayoría en su paseo marítimo. Puedes encontrar terrazas repletas de encanto en Taverna Boulamatsis, Sto Ladoxarto o Naxian Capriccio Restaurant.
No dejes de probar el pulpo a la parilla que hemos comentado antes, además de otras especialidades griegas, como saganaki(queso kefalotyri frito en aceite de oliva).
Como buen país mediterráneo, los pescados son excelentes en Grecia. Y la variedad para comerlos, infinita. A la parrilla, fríos en ensalada, al horno…
Cómo llegar a Naxos
Naxos tiene aeropuerto propio con vuelos directos desde Atenas, aunque la primera vez yo llegué en ferri desde Miconos, tras un trayecto de 40 minutos escasos.
Dónde dormir en Naxos
El alojamiento en esta isla es bastante económico que Miconos o Santorini. Y el Sagterra es un dos estrellas con una piscina magnífica y bien situado. La habitación era realmente amplia y disponía de un balcón con vistas al jardín. El precio por noche incluye desayuno (modesto, pero con huevos y embutidos) y traslado al puerto o aeropuerto.
No podemos enseñaros las playas porque no las visitamos (aunque hablan maravillas). Aun así, ¿te ha gustado este paseo? ¿También te has enamorado de Naxos?
No tenemos carnet de conducir ni, por supuesto, coche. Nos gusta pasear por las ciudades sin renunciar a escapadas casi obligadas. Por ello, encontramos en la céntrica estación de Waverley la oportunidad perfecta para organizar cuatro excursiones desde Edimburgo que bien merecen la pena.
La capital de Escocia es punto de llegada y salida para un montón de trenes cuyos trayectos, a precios más o menos razonables, harán las delicias de gente sin prisas más preocupada por el paisaje que por el volante.
Excursiones para descubrir Escocia sin coche
1. Glasgow
La primera de estas excursiones desde Edimburgocuesta alrededor de 20 libras (ida y vuelta) y una hora de viaje. Con parada en la victoriana Central Station, podrás conocer esta urbe, epicentro de aquella Revolución Industrial que cambió el mundo por completo. Nosotros subimos al faro de Mackintosh y visitamos la curiosa galería de arte que hay en Kelvingrove. También, paseamos hasta Riverside para apreciar la gran obra de Zaha Hadid. Y, antes de volver a la estación, pedimos un par de pintas en el mítico King Tut’s Wah Wah Hut.
Un buen punto de partida
Vistas panorámicas desde el faro de Mackintosh
Museo del transporte diseñado por Zaha Hadid
San Elvis Presley en Kelvingrove
Cantera de estrellas y excéntricos millonarios
2. Saint Andrews
Esta pequeña ciudad de la costa este de Escocia es perfecta si planeas excursiones desde Edimburgo. Hora y media por trayecto a menos de 40 libras (ida y vuelta) en una conexión de tren con bus urbano. Tres opciones: recorrido histórico alrededor de la catedral, visita a la universidad más antigua del país o parada en la cuna del golf. Nosotros elegimos la tercera después de tomar una India Pale Ale con vistas al Royal and Ancient Golf Club, patear el mítico Old Course, degustar salmón escocés en Jigger Inn y fotografiar la playa de «Carros de Fuego».
Terraza del museo dedicado al golf
Un templo para los entendidos
Salmón escocés, en ‘Jigger Inn’ (St Andrews)
Al salir saluda a Seve, un dios por aquí
Pincha en la imagen para ver a Mr Bean corriendo por playa
3. Dunbar
Un corto trayecto en tren por menos de 10 libras es suficiente para llegar a esta localidad marinera, escenario de una de las grandes batallas entre los ejércitos de Escocia e Inglaterra allá por 1296. La villa alberga tres puertos históricos: Victoria (a los pies de un castillo derruido), Cromwell (antigua sede ballenera) y Broadhaven (enlace entre los otros dos).
Antiguo puerto ballenero
¿Tú también quieres vivir en una de esas casas?
Reconfortantes paseos
Recomendamos pasear por los cercanos acantilados, comer pescado con vistas al mar en The Rocks, saborear un plato de quesos escoceses y despedirse con un whisky en la antigua taberna de pescadores. Una de esas excursiones desde Edimburgo para el recuerdo.
Pescados de la zona en ‘The Rocks’, con vino francés
Uvas y queso saben a beso escocés…
4. North Berwick
Destino costero imprescindible, a treinta minutos en tren desde la Estación de Waverley. Y otra de las mejores excursiones desde Edimburgo. Largas playas, centros de avistamiento de aves y, en nuestro caso, cita obligatoria para conocer un 6 de agosto los Highland Games. O la exaltación de la cultura escocesa a través de competiciones entre clanes, lanzamientos de tronco, coloridos bailes, tambores, gaitas y muchas faldas. Entradas asequibles a 8 libras para adultos y 20 para familias de cuatro miembros.
Una bahía para pasear
Más dura será la caída
Preparando el desfile
Desfilaaaaando
No dejes de probar una de las especialidades culinarias de la zona, la famosa langosta de North Berwick, aunque prepárate para una cena temprana, ya que la mayoría de cocinas cierran a las ocho de la tarde.
Langosta a la plancha, en North Berwick
¿Te has gustado estas excursiones desde Edimburgo? ¿Nos recomiendas otras igual de sugerentes?
Es la ciudad más turística de Valonia y también una de las más bonitas. A pesar de que nos acompañó un día grisáceo y frío (de los pocos que tuvimos en nuestra aventura Destino Bélgica), las excelentes explicaciones de nuestro guía y el hotel donde nos alojamos hizo que pasásemos en Lieja una jornada muy agradable. No obstante es una urbe con doce siglos de historia y hay mucho que ver en Lieja.
Qué ver en Lieja
El recorrido a pie comenzó en la Place de Saint-Lambert, que en su día contaba con una gran catedral (sede del obispado). Tan solo se conservan unas columnas hoy en día, ya que fue destruida en 1793. Ocurrió en plena Revolución Francesa, por rebeldes que quisieron derrotar al gremio más poderoso de la época, la Iglesia y sus obispos.
En la Plaza del Mercado nos encontramos el Ayuntamiento, conocido como ‘La Violeta’. También, el teatro que alberga la Ópera Real de Valonia, y uno de los monumentos más representativos que ver en Lieja, el Perron, símbolo de la libertad de los criados liejenses sometidos a sus señores.
Unos pasos más adelante se ubica la Fuente de las Tradiciones, con un dibujo en relieve de la marioneta de Tchantchès,souvenir más típico de la ciudad. Fue un guerrero del Sacro Imperio Romano nacido allí y compañero de aventuras de Carlomagno. Para conocer su historia podéis visitar el Museo Tchantches o leer esta reseña de mi compañero de viaje, Xixerone.
Tras pasar por la Iglesia de San Antonio, edificada para que los ciudadanos recuperaran la fe en Dios, llegamos a los pies de la Montaña de Bueren, donde contemplar las mejores vistas que ver en Lieja.
Fue construida en 1880 para los soldados del cuartel local, con el fin de llegar hasta la colina rápidamente. Cuentan unos que para evitar pasar por las peligrosas calles de la ciudad y otros que para poder acceder con facilidad a las prostitutas que trabajaban al otro lado. Hay que subir nada menos que 406 escalones…
Bordeando el río y entre tanta bellísima casa de finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII, no podemos evitar preguntarnos ¿a quién y por qué se le ocurrió construir este horroroso armatoste que rompe la armonía urbanística? Al menos el vecino del último piso no tendrá problemas para contemplar cada domingo el Mercado de la Batte, el más grande que ver en Lieja y el más antiguo de Bélgica, que se instala en esa amplia avenida.
Para contrastar semejante horror que ver en Lieja os enseñamos esta calle tan estrecha (por la que camina Antonio, nuestro divertido guía).
La importancia en Lieja de Georges Simenon
Tras recorrerla hemos llegado ya a la Plaza del Comisario Maigret. Rinde homenaje al escritor más importante de Lieja, Georges Simenon, autor de novela negra nacido en 1903. Fue creador de uno de los detectives más famosos de la literatura, el inspector Maigret, así como de ‘El hombre que veía pasar los trenes’. La obra de Simenon ha sido traducida a casi todos los idiomas conocidos. Escribió cientos de novelas y cuentos y comenzó la serie de Maigret en 1931, convirtiéndose en una de las plumas más famosas del siglo XX.
Aquí terminó nuestro paseo para, seguidamente, dirigirnos al Hotel Jala, una maravilla de alojamiento (actualmente cerrado). Y, después, cenar en Bruit Qui Court, moderna brasería del Boulevard Sauvenière.
Mi menú consistió en gambas al jugo de coral y ensalada templada de pollo, una mezcla extraña, lo sé. La cocina está muy cuidada y los platos, así de bien presentados.
Mi postre fue una Dama Blanca con helado, pero no puede evitar hacer una foto al de mi compañera Lala, unas espectaculares crepes flambeadas.
¿Habéis disfrutado el paseo tanto como hicimos nosotros de este recorrido que ver en Lieja? ¡Esperamos que sí!
En el siguiente artículo os vamos a explicar qué ver en Edimburgo. O cómo recorrer la ciudad escocesa sin desfallecer en el intento. Sirva de introducción la conversación que escuché entre un padre y su vástago al exclamar el primero «esta es la ciudad más bonita que he visto nunca». Y preguntar el pequeño: «¿por qué, papá?». «Por todo hijo», respondió el hombre mirando hacia atrás desde el puente, camino de la estación de Waverley. «No me extraña», murmuré hacia mis adentros al recordar que la capital de Escocia está catalogada como Patrimonio Mundial por la Unesco.
¿Qué ver en Edimburgo?
1. The Royal Mile
El primer punto de interés que ver en Edimburgo es The Royal Mile, la arteria principal que ha visto pasar siglos de historia sobre sus adoquines. En pleno agosto, es un hervidero de representaciones callejeras, bullicio, música, colores y fiesta, mucha fiesta. La capital de Escocia congrega a miles de visitantes durante el mes que dura el Fringe, «el festival de artes escénicas más importante del mundo», según los expertos. Coincide en tiempo y público con otros grandes eventos enfocados al cine, libros o música jazz.
2. Castillo de Edimburgo
Esta antigua fortaleza sobre una roca de origen volcánico es otra de las paradas que hacer en Edimburgo. Situado en pleno centro, en la cima de la calle Castle Rock, es la atracción turística de pago más visitada de Escocia. El acceso al castillo se efectúa a través de la explanada donde cada año se celebra el Military Tattoo.
3. Grassmarket
Y antes de acceder al imponente castillo, hay que detenerse en Grassmarket pare entender la esencia de esta ciudad a través de una plaza que fue lugar de ejecuciones públicas, enclave de tabernas legendarias o frontera imaginaria entre nobleza y plebe.
4. Victoria Street
La calle de los colores es, sin duda, mágica. Situada en la Old Town, es una de las más bonitas que ver en Edimburgo. Estructurada en dos niveles, el superior desemboca en la Royal Mile. Bares, restaurantes y pequeñas tiendas de recuerdos, ropa o delicatessens te esperan en Victoria Street.
5. Old Town
Declarada Patrimonio de la humanidad por la Unesco, es una de las más zonas más fascinantes que ver en Edimburgo, punto neurálgico de cualquier visita. La arteria principal de la Old Town es la Royal Mile, que conecta con el Castillo. Si eres aficionado al licor escocés por excelencia, no dejes de visitar la Scotch Whisky Experience, un recorrido por el proceso de elaboración del whisky de lo más entretenido.
6. Dean Village
Mencionaba al principio del artículo que esta capital fue declarada Patrimonio Mundial por la Unesco. Entre otros motivos, por conservar barriadas como Dean Village, conjunto de antiguos molinos de agua que ver en Edimburgo, reconvertido en viviendas para trabajadores a finales del XIX. Debajo del puente principal, remontando el curso del río, veréis un sendero que llega hasta la Galería Nacional de Arte Moderno.
7. Leith
Seguimos paseando para llevaros a otro de los lugares que ver en Edimburgo. Nos vamos hasta Leith, barriada portuaria y escenario vital de Trainspotting. La obra cumbre de Irvine Welsh fue símbolo literario para toda una generación de jóvenes allá por los años noventa. Entre viviendas de protección oficial, corrillos de yonquis y madres adolescentes llegaréis a unos antiguos muelles. Estos han sido transformados en edificios de lujo, restaurantes de moda y locales comerciales. El yate «Britannia» es su principal atracción.
8. Playa de Portobello
Si el día acompaña y queréis hacer algo distinto antes de volver al centro, os sugerimos que valoréis una rápida excursión a la cercana playa de Portobello. Con un paseo marítimo apto para una reconfortante caminata y varias terrazas muy saludables desde las que observar el mar con una pinta de cerveza fría. La zona merece una visita no solo por las vistas sino también por las historias que esconde. Fue, primero, cobijo de contrabandistas y, luego, ciudad de vacaciones con Sean Connery en el papel de socorrista antes de triunfar en el cine.
9. Museos que ver en Edimburgo
El periodista Enric González describía hace poco la metrópoli que nos ocupa como «bella, clásica y enigmática, a la vez que fría y siniestra». Antes o después de pisar esas baldosas milenarias recomendamos adentrarse en alguno de los museos que ver en Edimburgo, la mayoría de los cuales permanecen abiertos hasta la media tarde.
Casi todos gratuitos: de los escritores (homenaje a Burns, Walter Scott y Stevenson), de la ciudad (muy completo), National Gallery (en la colina llamada The Mound), Scottish National Portrait Gallery (nuestro preferido) o el dedicado a la Cirugía (merece la pena pagar entrada por su originalidad, aunque no es apto para cualquier estómago).
10. Festivales de Edimburgo
La época estival atrae a miles de turistas hasta la principal urbe de Escocia. La primera quincena de agosto es el punto álgido del verano debido a la elevada concentración de festivales: teatro, música, cine, gastronomía… También hay actuaciones diarias y un sinfín de espectáculos. Os recomendamos, por tanto, buscar con antelación entre la larga lista de hoteles, hostales, apartamentos o residencias de estudiantes que existen.
Cerramos estas pistas sobre qué ver en Edimburgo con dos más para anotar en el cuaderno del viajero: la pateada hasta Calton Hill para conseguir esa estampa mítica o un paseo más relajado de Charlotte Square a Stockbridge.
¿Cómo llegar desde el aeropuerto al centro de Edimburgo?
Llegar desde el aeropuerto al punto exacto de la anterior anécdota es fácil si cogéis el Airlink 100 a la salida de la terminal. Cuesta menos de 10 euros por persona (tarifa ida y vuelta) para un trayecto que dura unos 30 minutos. A partir de ese momento, preparaos para patear entre novelescas callejuelas, empinadas escaleras y recuerdos de leyendas góticas. ¡Hay mucho que ver en Edimburgo!
¿Cómo moverse por Edimburgo?
Edimburgo es un ciudad pensada para el paseante, aunque con toda probabilidad lloverá en algún momento del día. Tened en cuenta que una ‘barra libre’ de autobuses urbanos durante una jornada cuesta 4 libras. Así que con 3 viajes (a 1,60 cada uno) os saldrá más barato que pagarbilletes sueltos. Los conductores no disponen de cambio, por lo que es aconsejable llevar siempre las monedas o billetes justos. Uber funciona igual de bien que en el resto de capitales europeas y es siempre una opción más económica que los taxis.
¿Dónde alojarse en Edimburgo?
Respecto al alojamiento, decidimos decantarnos por una casa de piedra de estilo victoriano en el área conocida por The Grange. Está situada a media milla del centro y perfectamente conectada con diferentes líneas de interurbanos.
El mencionado distrito sirvió de inspiración a la escritora J.K. Rowling, autora de la serie «Harry Potter», y residente en la zona durante alguna temporada. A nosotros, ya de día, nos llamó la atención la intensa actividad que desprendía el club de cricket.
Si no podéis esperar porque necesitáis saber más sobre qué ver en Edimburgo, bucead en el blog de Patricia Cuní, Mad About Travel. A nosotros nos sirvió de mucha inspiración.
Y si queréis preparar una ruta gastronómica por la ciudad, echad un vistazo a nuestro artículo Dónde comer en Edimburgo.
No todos los años uno se despide de la treintena para acercarse peligrosamente a los cuarenta. Tampoco es muy habitual en mí depender del factor sorpresa para viajar. Pero fue la editora web de Pasean2quien me avisó con muy poca antelación del lugar elegido para celebrar mis 39 eneros. Y la primera pregunta que me hice fue: ¿Qué ver en Liverpool?
Situada en el noroeste de Inglaterra, esta vieja ciudad portuaria le debe tanto a la desembocadura del río Mersey como al nacimiento de The Beatles. Hubo un tiempo en el que casi la mitad del mercadeo marítimo mundial se descargaba en sus muelles. Y, en otra época más reciente, esta urbe llegó a convertirse en epicentro de la música moderna.
Hoy en día, la economía de Liverpool le debe mucho al auge del turismo. Gracias, entre otras cuestiones, al empuje obtenido durante la Capitalidad Europea de la Cultura en 2008. A continuación, os pasamos 10 pistas para disfrutar de un fin de semana largo, ya que los vuelos desde España son relativamente baratos y más o menos cómodos. Toma buena nota de qué ver en Liverpool.
Qué hacer en Liverpool
1. Empezar el día con un desayuno inglés
Nada mejor que hacer en Liverpool para empezar la jornada que un buen desayuno inglés. Nosotros elegimos el de Linda’s Cafe, mítico local ubicado en el número 172 de Walton Breck Rd, en la barriada más futbolera de Inglaterra. La imagen inferior da buena fe de nuestro acierto.
2. Emocionarse en Anfield
La anterior pista nos obliga a confesar que por primera vez en la historia de este blog vamos a recomendar la visita a un estadio de fútbol. Pero ojo, “This is Anfield” y “You never walk alone”. Yo entré con Marta a esta catedral balompédica. Su regalo, mi emoción.
3. Conocer los museos de Liverpool
Desde el Museo de Liverpool hasta el Marítimo. O un tercero dedicado a la Esclavitud. Pasando por dos galerías de arte (Walker y Lady Lever), la victoriana Sudley House y el World Museum. Una oferta cultural variada e interesante y de acceso gratuito previa reserva en la web oficial.
4. Admirar la arquitectura que ver en Liverpool
La arquitectura de esta ciudad es una mezcla de contrastes donde se impone la influencia de la Revolución Industrial en el urbanismo. Merece la pena el paseo por la zona del Albert Dock para acercarse a los viejos almacenes, hoy rehabilitados. Y rememorar el arranque de aquella era fabril.
5. Comer en Salt House Bacaro
A la hora de elegir sitio para comer en Liverpool nos decantamos, en busca de una aceptable relación calidad/precio, por la céntrica y muy bien decorada, Salt House Bacaro (47, Castle Street). El menú del día es bastante completo y de la carta destacamos la ensalada de cangrejo, su risotto, el carpaccio de ternera y el vino tinto Élevé Malbec.
6. Patear la ciudad en busca de los rincones de The Beatles
Hablar de Liverpool es volver a The Beatles, o al revés, ya que los expertos nunca se ponen de acuerdo. Y es que, si viajas a su ciudad natal, tendrás que hacer parada obligatoria en el club The Cavern, la exposición The Beatles Story, el callejón de Penny Lane o las estatuas de Paul, John, Ringo y George, cuya instantánea ilustra este párrafo.
7. Mover el esqueleto en The CavernClub Liverpool
Abrió sus puertas en 1957 y es uno de los imprescindibles que ver en Liverpool. Ubicado en el número 10 de Mathew Street, este club es donde Brian Epstein conoció a The Beatles el 9 de noviembre de 1961. The Beatles tocó en The Cavern en sus primeros años (292 veces entre 1961 y 1963).
8. Tomarse un respiro en Albert Dock
El conjunto de edificios que se levanta junto a la desembocadura del Mersey centraliza la actividad portuaria desde hace siglos. La rehabilitación actual se conoce como Albert Dock y alberga oficinas, tiendas y varias atracciones museísticas. Como la galería Tate o las dedicadas a The Beatles. Merece la pena recorrer la zona en barcaza o en algún ferri.
9. Trasnochar en Camp and Furnace
Uno de los momentos más relevantes de esta escapada a Liverpool fue toparnos con el evento gastromusical ‘Camp and Furnace’. Se celebra de forma esporádica en uno de los viejos almacenes localizados en Greenland Street. Una mezcla nocturna de food trucks, Dj’s y performances en un ambiente ideal para ir solo a ligar, disfrutar en pareja o festejar en grupo.
10. Hacer alguna excursión desde Liverpool Lime Street
La estación de Liverpool Lime Street es el punto de confluencia de un buen número de compañías ferroviarias que permiten viajar en tren. Entre otros destinos, a Manchester (como nosotros en menos de una hora), Londres, Sheffield, Nottingham, Leeds, York, Blackpool, Wigan…
11. Beber cerveza en los mejores pubs de Liverpool
Y no se puede acabar este artículo sobre qué ver en Liverpool sin brindar con este par de pintas Guinness. Son, en nuestra opinión, el reconfortante ideal si llueve, quieres descansar o, simplemente, te apetece ver la vida pasar en un típico pub como Ye Hole In Ye Wall, el más antiguo que visitar en Liverpool.
¿Conoces esta ciudad británica? ¿Nos recomiendas otros lugares que ver en Liverpool?
Después de más de dos décadas sin pisar territorio francés, hemos visitado a nuestros vecinos galos en tres ocasiones a lo largo del pasado curso. Burdeos, hace unos meses, París, a final de año, y Toulouse en otoño. Esta urbe bañada por el río Garona es el destino perfecto para exprimir unos días entre coquetas calles, importantes monumentos y una variada oferta gastronómica. A continuación, os contamos qué ver en Toulouse.
Una guía de lujo para conocer Toulouse
Antes de ponernos en marcha decidimos pasarnos por la Oficina de Turismo situada en Donjon du Capitole, dentro de un edificio histórico que merece la pena conocer. Allí tuvimos la inmensa suerte de encontrarnos con Elena Bourdaries. Esta guía local, en perfecto castellano, no dudo en mostrarnos lo mejor que ver en Toulouse. En un paseo de casi tres horas por el centro histórico de la capital occitana.
La oficina de turismo al fondo
Qué ver en Toulouse
Es conocida como la «Ciudad Rosa» por la predominancia de ese color en un buen número de edificios. Y ofrece al viajero un marco arquitectónico incomparable donde destacan las fachadas de estilo Haussmann que se pusieron de moda en París a lo largo del siglo XIX. Seis pisos, grandes balcones, planta baja dedicada al comercio, profusión de elementos ornamentales y ventanas abuhardilladas en los tejados.
Balcones de estilo parisino
Entre las variadas plazas que ver en Toulouse nos llamó la atención la dedicada a Wilson, vigésimo octavo presidente de los Estados Unidos. Por dos motivos: el centenario tiovivo que hay en ella, todavía en funcionamiento. Y por ser centro de reunión de los republicanos españoles en el exilio. Si a estas dos curiosidades le añadimos su forma de balón de rugby, ya tenemos una parada obligatoria que hacer en Toulouse.
Una plaza mítica
Objetivo: ser Patrimonio de la Humanidad
La ciudad gala trabaja para convertirse dentro de poco en Ciudad Patrimonio de la Humanidad. Gracias al sinfín de iglesias, palacios, conventos y monasterios que ver en Tolulouse. Y que dan fe de su herencia monumental a través de los siglos. Saint Sernín (en la imagen), Notre Dame du Taur, Saint Aubín, el conjunto de Los Jacobinos, la majestuosidad del Capitole, el claustro de Saint Pierre des Chartreux, la Catedral de San Esteban…
Basílica de San Fermín
Universidad de Toulouse
La Universidad de Toulouse, una de las más importantes de Francia, fue fundada en 1229. Y de sus aulas han salido importantes humanistas como Rabelais, Servet, Etienne Dolet o Montaigne.
En la actualidad, congrega a cerca de 90.000 estudiantes que se reparten en cinco departamentos. También, seis instituciones educativas, dos facultades y otras tantas escuelas de postgrado de prestigio internacional. Perfectas para cultivar la mente y también las relaciones sociales con tanto «erasmus» suelto.
La puerta del saber
Capitolio
El edificio del Capitolio es la sede del ayuntamiento. Su construcción se remonta al siglo XII y se erigió en honor a Júpiter. Todavía conserva la antigua mazmorra y las ocho columnas en honor a sus primeros cónsules. En su interior se puede visitar un bello patio o subir la majestuosa escalera. Y, si te animas, adentrarse en el salón de plenos u observar escenas típicas que ver en Toulouse a través de sus inmensos murales y cuadros de la belle epoque.
El balcón principal
Jean Jaurès es uno de los personajes más importantes de Toulouse. Nació en el cercano pueblo de Castres allá por 1859. Fue profesor de Filosofía, fundador del periódico L’Humanité y convencido socialista desde muy joven. Murió asesinado en 1914 por un ultranacionalista. Este hecho le sirvió a León Trotsky para decir de él que «un atleta de la idea que cayó en la arena combatiendo el más terrible azote de la humanidad: la guerra».
Un pionero en casi todo
Enfrente del Capitolio se pueden observar los interesantes murales que dibujó el artista Raymond Moretti en el techo de los soportales. Esta galería al aire libre que ver en Toulouse contiene todo tipo de símbolos vinculados a su historia. Como la resistencia a la invasión nazi o la contienda civil española. Y rugby, música, aeronáutica, los visigodos e, incluso, cantantes de tango como Carlos Gardel. Muchos piensan que es argentino cuando es oriundo de este lugar.
¿Me ves?
Una ciudad en torno a un río, el Garona
El río Garona a su paso por la villa ofrece una de las estampas más bellas que ver en Toulouse. Un ejemplo de ello es el Pont Neuf, que conecta la barriada de Saint Cyprien con el centro. O las vías fluviales del Canal del Midi, una colosal obra de ingeniería para unir el Mediterráneo con el Atlántico. Permite navegar de manera reposada, sin sobresaltos ni mareos, disfrutando del paisaje y, a ser posible, de los vinos y quesos de la tierra.
Un día tranquilo
Otro de los reclamos que ver en Toulouse son sus patios. Muchos de carácter privado, fueron patrimonio de la nobleza primero. Y de la alta burguesía, después. Algunos se pueden visitar, como el de la imagen. O los de Brucelles, Dumay, du Vieux y Bemberg, estos dos últimos dentro de los museos del mismo nombre. Traspasar sus puertas para admirar los diferentes estilos de construcción da una idea de la vida cotidiana en comunidad que practicaban sus antiguos moradores.
Place d’Assezat
Cuando, en 1943, Francia sucumbe al avance de las tropas nazis durante la Segunda Guerra Mundial el país queda partido en dos. El norte, bajo influencia alemana. Y el sur, controlado por el Gobierno de Vichy. En Toulouse se llegan a organizar hasta diez grupos de resistencia. Serían fundamentales para consolidar la deseada liberación con el General de Gaulle al frente y los conocidos apoyos aliados por tierra, mar y aire.
El General de Gaulle
Puy, Tours o Limoges son tres de los caminos franceses que llevan a Santiago de Compostela. El cuarto se denomina Vía Tolosana o Arletanensis. Y pasa por Toulouse, cuya influencia jacobea es notable en muchos edificios. Esta ruta, una de las más antiguas, parte de Arlés y atraviesa los Pirineos por Somport. Dicen que era la más utilizada en la Edad Media por los peregrinos procedentes de Italia o por los que hacían el trayecto inverso hacia Roma.
Antiguo hospital de peregrinos
Desde que pisamos Toulouse teníamos ganas de comprobar el ambiente que se vive en un campo de rugby. Nunca imaginamos que disfrutaríamos en directo y en primera fila de un partido de la liga francesa en el mismísimo estadio Ernest-Wallon. Con el XV del Stade Toulousain ensayando a escasos metros de nuestras butacas. Una experiencia emocionante porque, además, coincidió con la despedida del mítico entrenador y seleccionador nacional, Guy Novès.
Pincha en la imagen para ver el vídeo del ambiente
Dónde comer en Toulouse
Mercados de Toulouse
Hay más de una veintena de mercados (marchés) que ver en Toulouse. Ya sean cubiertos, al aire libre, de aves vivas, -también, muertas-, biológicos o según el día de la semana. Carmes, St Cyprien, Cristal-Palace, Capitole, Place Saint-Georges, Arnaud-Bernard, Cochons, Ravelin, Croix-Daurade…
Nosotros nos decantamos por el de Víctor Hugo. Muy céntrico, dispone de un parking abierto en la azotea y está repleto de una materia prima tan incomparable como imbatible.
Y un jamón de pato
Quesos en el Mercado de Víctor Hugo
Tiendas para gourmets
Muy cerca de la anterior ubicación, los viajeros gastronómicos pueden adentrarse en un puñado de tiendas gourmet que convierten en delicioso un simple paseo. Sirvan como ejemplo, además de las afamadas vinotecas y pastelerías, establecimientos especializados en un solo producto. Como los quesos de Xavier, los conos de Capucin, el café molido de Bacquié, el chocolate de Neuville o la flor violeta de Fleurée de Pastel (tanto comestible como textil).
Carnes de larga maduración
Restaurantes en Toulouse
Puedes degustar comida tradicional en un gran número de restaurantes en Toulouse. Nosotros, al disponer de muy pocos días para explorar más la ciudad, elegimos Le Louchebem, en el Mercado de Víctor Hugo. Por su amplia variedad de carnes -con la salchicha de Toulouse como especialidad-, cassoulets y foie gras en una estupenda terraza soleada. Regamos la parada con tinto de la tierra servido en jarra. Y apuramos la sobremesa porque, por lo general, todo se cierra antes de las 15 horas.
La salchicha de Obelix
Entrecot a la pimienta
Otra de los restaurantes en Toulouse que probamos fue Le Pyrénéen. Desde 1925 ha visto pasar por sus mesas a lo más granado de la sociedad tolosana para disfrutar de ostras frescas, parrilladas de mariscos, manitas de cerdo o riñones. Nosotros hicimos lo propio, copa de Armagnac en mano.
Parrillada de mariscos
Armagnac
Y el homenaje de este paseo tuvo como escenario uno de los restaurantes en Toulouse más elagantes. Está ubicado en los bajos del Hotel Des Beaux Arts, en la Place du Pont Neuf. Dentro del menú especial elegimos delicias como steak tartar u ostras de L’Ecailler, además de huevos mollet o quesos del país.
Steak tartar
Ostras de L’Ecailler
¿Te ha gustado este paseo? ¿Nos recomiendas otros lugares que ver en Toulouse?
Antes de visitar la República de San Marino debéis saber que su territorio se extiende en poco más de 60 km². Aunque nosotros estuvimos allí poco tiempo, os podemos asegurar que nuestro clásico paseo mereció la pena. Llegamos a este mágico enclave procedentes de Bolonia en una rápida combinación de tren, primero, y bus, después. Concretamente, desde la estación de Rímini, ciudad al norte de Italia ubicada en la región de Emilia-Romaña. El cercano mar Adriático, junto al majestuoso Monte Titano y las extensos cultivos de la zona, hacen que las vistas sean de esas que quitan el hipo.
Un poco de historia
El que dicen es el estado soberano más antiguo del mundo tiene una población de 32.743 habitantes. El que da nombre al país fue un maestro cantero que se instaló en sus colinas durante el siglo IV, forjando una de las comunidades más pacíficas de las que hay constancia documental. Desde 1243 y de manera ininterrumpida son elegidos dos Cónsules o Capitanes Regentes, quienes, por un período de seis meses, hacen las veces de Jefe de Estado. Como curiosidad, cabe destacar que las monedas de euro sanmarinenses, diseñadas por el artista Frantisek Chochola, son muy apreciadas por los coleccionistas.
A lo largo de la historia, hay constancia de numerosos acontecimientos que dan fe del carácter de esta tierra. Por ejemplo, Napoleón Bonaparte ofreció a San Marino la posibilidad de ampliar su territorio. Pero, lejos de aliarse con el genio francés, los dirigentes de esta pequeña república prefirieron mantener sus fronteras reforzando así su neutralidad. Garibaldi, cinco décadas después y casi derrotado, encontró cobijo aquí. Mientras que Abraham Lincoln, al ser elegido ciudadano de honor, definió al país como «uno de los más honrados». Durante la Segunda Guerra Mundial 15.000 lugareños protegieron a 100.000 refugiados que huían de los bombardeos.
Qué ver en San Marino
El territorio de San Marino se compone de nueve pueblos denominados «castelli». Nosotros paseamos por el principal y capital del estado, que esconde tras sus murallas un importante patrimonio arquitectónico. El turista tiene a su disposición un buen número de museos que ver en San Marino. Junto a jardines, palacios, iglesias y basílicas.
Y piedra, también mucha piedra que ver en San Marino en un espacio que desde lejos parece más pequeño que desde dentro. En la cima, tres fortalezas unidas por un camino hacen las veces de guardianes. Mientras que la Piazza della Libertà es el centro neurálgico de esta diminuta urbe, con el Palacio Público, sede del parlamento, por delante, y la Cava dei Balestrieri, por detrás.
Nuestra visita coincidió con el fin de semana que se disputa una de las pruebas con más público de todo el Mundial de Motociclismo, en el cercano circuito de “Misano-Marco Simoncelli”. El viernes previo a las carreras los dos pilotos del equipo Ducati, Iannone y Dovizioso, recorrieron las calles de San Marino con sus motos en un espectáculo que sirvió de aperitivo para los aficionados a este deporte. El vídeo con el desfile de las dos estrellas de Moto GP podéis verlo a continuación. Y la crónica de nuestro paso por el paddockpodéis leerla vía Blog en Boxes.
Dónde comer en San Marino
En lo que a buen comer se refiere hay que reseñar la influencia de una agricultura con orígenes milenarios. Su peculiar interpretación de la pasta italiana a través de los strozzapreti, cappelletti y passatelli, variedad de fiambres o quesos con piadinas y un amplio abanico local de tintos, blancos y moscatos. Esta peculiar gastronomía pudimos saborearla en la osteria del restaurante Righi, a los pies de la impresionante Fortaleza de San Marino.
Si os apetece una comida más elegante con vistas de infarto, no dudéis en reservar mesa en La Terraza, un restaurante panorámico con sabrosos platos y vinos muy cuidados.
Dónde dormir en San Marino
La oferta de hoteles en San Marino es bastante amplia, teniendo en cuenta las reducidas dimensiones de la ciudad. La hospitalidad es marca de la casa y sello de distinción en el sector hotelero sanmarinense. Nosotros nos decantamos por las tres estrellas del Hotel Joli para pasar la noche y disfrutar una de las más fantásticas panorámicas que ver en San Marino. Lo mejor de su ubicación en Viale D’Urbino es que se puede ir andando a todos los sitios. Este dato es importante si tenemos en cuenta la alta restricción que existe al tráfico rodado debido a la estrechez de la calzada.
Si después de leer esta entrada sobre qué ver en San Marino, estáis pensando visitarlo, no dudéis en consultar su portal de turismo. También, seguir los perfiles abiertos en diferentes redes sociales. Este destino es ideal para moteros con ganas de curvas, mochileros, familias con niños, amantes de la historia y gastrónomos de paseo, como nosotros.
Dos vuelos con TAP (Madrid-Lisboa, Lisboa-Faro) y un trayecto en coche de una hora con chófer privado fueron necesarios para llegar hasta el lugar elegido por nuestros amigos Cheryl y Manuel para sellar su amor, el hotel Tivoli Carvoeiro.
Especializados en bodas y banquetes, cuentan con servicio de wedding planner para hacer más sencillos todos los preparativos de ese inolvidable día. La ceremonia se oficia en un mirador con las impresionantes vistas que veis debajo. Tras la cual, se sirve un pequeño cóctel mientras el sol comienza a caer y los novios e invitados se hacen las fotos de rigor.
Si hay que casarse, mejor que sea con estas vistas
Detalles de una bella ceremonia
El menú elegido para la cena consistió en…. Bueno, ya está bien de bodas y vamos a lo que nos interesa: el turismo gastronómico. Ya que no queda más remedio que realizar un viaje tan largo, lo mejor es aprovechar el tiempo al máximo posible. Y descubrir los encantos de una de las zonas más bonitas de Portugal, sin duda, la más turística.
¿Dónde y qué comer en El Algarve?
Nosotros elegimos el restaurante O Barco, a pie de una de las principales playas de Carvoeiro. Nos habían comentado que preparaban muy bien el plato más típico del Algarve, la cataplana. Se trata de un guiso marinero, de mariscos, pescados o mixto -al que añaden carne de cerdo- que recibe el nombre del recipiente en el que se cocina. Una especie de fiambrera de acero inoxidable con asas laterales que se entrecierran para guardar todo el calor de la cocción. Al estar cerrada herméticamente, todos lo sabores y jugos se mezclan por lo que resulta una verdadera delicia.
La acompañamos de una ensalada de pulpo y un vino blanco de la zona mientras disfrutábamos de la excelente vista.
Ensalada de pulpo
Cataplana
Cataplana de pescados
Las playas de Carvoeiro
La mañana antes de la boda, nos acercamos a una de las más espectaculares playas de Carvoeiro, la de Vale Centeanes. Como somos más de secano, preferimos quedarnos en el chiringuito O Stop. Eso sí, acompañados de una botella de vinho verde a la que se unieron un par de bocadillos, algo más tarde. Aunque no es un restaurante al uso -no esperes grandes lujos- en su carta también ofrecen pescados frescos y cataplanas, además de snacks y sándwiches. ¿Lo mejor de O Stop? ¡Las espectaculares vistas!
Playa de Carvoeiro
Praia de Vale Centeanes
El hotel Tivoli Carvoeiro
El Tivoli Carvoeiro es un cuatro estrellas donde el mayor protagonismo se lo lleva el entorno en el que se encuentra ubicado. Las anticuadas habitaciones y las instalaciones están necesitadas de una reforma urgente. El desayuno es escaso y poco variado y la conexión wifi es de pago y mala. Pero si no te queda más remedio que alojarte allí, elige una ‘habitación con vistas al mar’ para disfrutar de este bello espectáculo desde el balcón…
*Al revisar este post, en 2020, hemos visto que las habitaciones han sido reformadas por completo.
Las vistas desde nuestra habitación
Servicio gratuito de bicicletas eléctricas: punto positivo
A la mañana siguiente de la boda, los recién casados nos sorprendieron con una barbacoa de despedida en la terraza. No faltaron una cataplana gigante y otras delicias de la gastronomía portuguesa. De sobra sabéis que en Portugal es muy difícil quedarse con hambre…
Cataplana gigante
Salmón a la parrilla
En resumen, tres días fantásticos. Estamos deseando volver a esta zona de Portugal para disfrutar de la gran oferta de ocio y gastronomía que ofrece. Obrigada!
Despedir el año siempre es una buena excusa para conocer nuevas ciudades. En nuestro caso, es ya un clásico viajar en fin de año. Hacia un nuevo destino, con una botella de cava y la vista puesta en un puerto pesquero. Será que somos de secano y nos puede el espíritu marinero. Por este motivo, os vamos a sugerir 5 ciudades portuarias a donde viajar en fin de año.
Ideas para viajar en fin de año
1. Gijón
Cuenta la historia que en las últimas horas de 2009, mientras veíamos el barrio de Cimadevilla desde nuestra habitación, surgió la idea de iniciar esta saga de Nocheviejas viajeras. Nada mejor para viajar en fin de año que adentrarse en alguna de sus innumerables sidrerías. Y probar la famosa fabada y la no menos conocida sidra, asturianas ambas.
2. Budapest
A finales de 2010, días antes de estrenar este blog, viajamos hasta Budapest, parada obligatoria en el curso del Danubio. Desde el Bastión de los Pescadores podrás observar cómo la nieve cubre en esta época del año la capital húngara y cualquiera de sus 7 islas: Astillero, Margarita, Csepel, Palotai-Sziget, Népsziget, Haros-Sziget, y Sziget Molnár.
3. Viajar en fin de año a Londres
Es un hecho cuando menos curioso la posibilidad de llegar a suelo inglés desde algún puerto del Cantábrico, en uno de los numerosos ferris que unen la Península Ibérica con la Pérfida Albión. Una vez desembarcados en territorio inglés es relativamente fácil dirigirse hacia el corazón del Tamesis para tomar las doce uvas, como nosotros en 2011, en pleno Piccadilly Circus, para ser más exactos.
4. Belfast
Después de vivir varias décadas un conflicto de identidad teñido de sangre, la capital de Irlanda del Norte resurge de sus ceniza. Y lo hace para ofrecer al viajero una postal navideña impensable en otra época. Lo pudimos comprobar despidiéndonos del 2012 en Belfast. Y descubriendo, por ejemplo, el mejor fish and chips de esta ciudad. Cuyo puerto albergó la construcción del malogrado Titanic, entre otros honores. Un destino para viajar en fin de año bastante poco conocido.
5. Hamburgo
Cierra esta lista la segunda ciudad más poblada de Alemania. Bañada por el Mar del Norte y con uno de los pocos lagos interiores que existen dentro de un centro urbano. Este destino fue el elegido para viajar en fin de año en 2013. Y lo hicimos navegando por sus canales. Y, también, paseando a orillas del Elba. O comprobando la calidad del pescado que se vende en el mercado de Altona, en Hamburgo.
¿Os gusta viajar en esta época? Estamos deseando que nos recomendéis otras ciudades donde pasar la Nochevieja.
Aunque con la maleta cargada de ropa de abrigo, los ¡¡7 grados bajo cero!! con los que nos recibió la capital húngara fueron, nunca mejor dicho, para quedarse helados. Desde el momento en que el avión de la compañía Malev posó sus ruedas en las congeladas pistas del aeropuerto de Ferihegy hasta la hora de marcharnos, la nieve y las gélidas temperaturas fueron nuestros compañeros de viaje. Pero ¡ni una queja! Hay mucho que ver en Budapest. Y esperamos poder contaros todo en esta entrada.
Lo primero que debes hacer al llegar a es saber dónde te encuentras: si en Buda… o en Pest. Hablamos de dos zonas perfectamente divididas por el río Danubio. Fuente de inspiración de tantos músicos, pintores y escritores, se extiende bello y caudaloso a lo largo de la ciudad.
Qué ver en Budapest
1. Castillo de Buda
Residencia histórica de los reyes húngaros, es uno de los imprescindibles que ver en Budapest. El Castillo de Buda es de estilo tardogótico y fue construido durante el siglo XIV en el extremo sur de la colina donde se ubica. Fue completamente reconstruido a mediados del siglo XVIII en estilo tardobarroco.
Probablemente, el edificio más conocido que ver en Budapest. Construido entre 1884 y 1902, es el centro de la legislatura húngara y se localiza en el distrito V, junto al Danubio. Es el mayor edificio del país. Y el segundo parlamento más grande del mundo tras el de Rumanía.
El mejor mirador que ver en Budapest es una terraza de estilo neogótico y neorrománico situada en Buda, en la colina del castillo real. Se construyó entre 1895 y 1902. Y recibe este nombre por el grupo de pescadores que defendió esta parte de la ciudad en la Edad Media.
4. Plaza de los Héroes
Es uno de los lugares más importantes que ver en Budapest. Situada en un extremo de la avenida Andrássy, forma parte del conjunto Patrimonio de la Humanidad. También es una estación de la línea M1 de metro.
5. Puente de las Cadenas
Une Buda y Pest y es el más importante que ver en Budapest. Los cables principales se han sustituido por los eslabones de una cadena. De ahí su nombre. Era uno de los más largos del mundo cuando fue inaugurado.
Los mayores baños termales medicinales de Europa son uno de los imprescindibles que ver en Budapest. Y no solo que ver, sino disfrutar. Su agua es suministrada por dos fuentes de aguas termales, con temperaturas de 25° C. No te preocupes si, como en nuestro caso, el termómetro marca 7 grados bajo cero en el exterior… Los Baños Széchenyi cuentan con doce piscinas interiores y tres impresionantes al aire libre.
7. Monumento de los Zapatos
El Monumento a la Memoria, conocido como “Monumento de los Zapatos”, es una original obra de arte que ver en Budapest. Homenajea al grupo de judíos al que se ordenó quitarse los zapatos antes de ser fusilados y arrojados al río. Terrible historia que merece no ser olvidada.
8. Mercado Central de Budapest
Si eres de los que prefiere recuerdos comestibles, el Mercado Central es el sitio que ver en Budapest. Pimentón dulce, embutidos, dulces típicos, vinos y licores… Inaugurado a finales del siglo XIX, es el mercado cubierto más grande de la ciudad. El sábado por la mañana es uno de los días más animados. Y, si tu visita coincide con la hora de la comida, en la planta superior hay diferentes puestos donde llenar el buche por poco dinero en mesas compartidas.
9. Bares-ruina de Budapest
Muebles antiguos, objetos de todo tipo colgando del techo, sugerentes luces… ¡Bienvenido a los bares-ruina! Algo que ver en Budapest sí o sí son estos orignales establecimientos que por fuera parecen abandonados. El más famoso es Szimpla Kert, además del más grande. Está considerado uno de los 100 mejores bares del mundo. Ofrece una larguísima carta de bebidas y algún bocado en forma de tapas o hamburguesas.
Fin de año en Budapest
Apenas tres horas antes de que termine 2010 cientos de personas se agolpan en la Váci Utca (Calle Váci), la más importante que ver en Budapest junto con la Avenida Andrassy. Forma parte del corazón turístico y comercial de la urbe. Allí están ya preparando la fiesta, comprando gorros, petardos y zambombas, en los múltiples puestos dispuestos para ello. Es hora de tomar unas cervezas hungaras y empezar a celebrar…
¿Qué comer en Budapest?
¿Te ha entrado hambre con el paseo? Es el momento de comer en Budapest. Y lo hacemos con la gastronomía húngara más típica.
Gulash
Uno de los guisos más ricos del mundo se puede comer en Budapest. Y se elabora con carne de ternera, pimientos, patatas y zanahorias. Nuestro estofado de toda la vida, pero con un toque especiado.
Halászlé
Esta sopa picante de pescado requiere muchas horas de cocción a sus espaldas y el toque justo de pimentón. ¡Deliciosa para comer en Budapest si el frío aprieta!
Lecsó
Sería el equivalente a nuestro pisto o ratatouille francés, aunque un poco más caldoso. A base de cebollas, tomates y pimientos, se le suele añadir arroz hervido o huevo.
Paprikás csirke
Este pollo en salsa de pimentón dulce y nata agria es perfecto para comer en Budapest si viajas con niños. Seguro que les encanta.
Meggyleves
Esta cremosa sopa de fruta puede parecer un postre, pero no lo es. Se sirve fría y es un entrante delicioso para comer en Budapest. Entre sus ingredientes, guindas, crema y limón.
Vinos húngaros
Cada vez más populares, los vinos húngaros son ideales para acompañar cualquier cena. El que más se ha exportado es el Tokaji, que se elabora en las laderas de las colinas de lava arenosa de la zona de igual nombre.
Dónde dormir en Budapest
Elegimos al azar el Kempisnki Hotel Corvinus por su buena situación y no nos equivocamos. Este cinco estrellas cuenta con amplias habitaciones y cuidadas zonas comunes, en las que cabe destacar el relajante spa y su piscina climatizada con vistas a Budapest.
En el precio de la habitación (unos 180 euros por noche) estaba incluido el desayuno, pero al ser Nochevieja nos advirtieron en recepción que si no nos ‘apetecía madrugar’ nos lo cambiaban por el brunch de Año Nuevo. Nunca tomamos mejor decisión. El despliegue de platos, a cada cual más delicioso y acompañado de champán sin límite, hizo de esta experiencia para comer en Budapest todo un banquete.
Otra de las razones para alojarnos en el Kempisnki Hotel Corvinus fue que en su interior acoge el restaurante Nobu. Teníamos muchas ganas de probar su gastronomía y no nos defraudó. Ofrece un menú degustación por algo más de 100 euros que no te dejará indiferente.
¿Te ha gustado este paseo? ¿Nos recomiendas otros lugares que ver en Budapest?
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