En una de las calles con nombre más impronunciable que conocemos, la de Hartzenbusch, en pleno madrileño barrio de Chamberí, se encuentra la Sidrería Diego, un sitio para degustar auténtica comida asturiana a buen precio. Además de la carta, en la que no faltan propuestas típicas como fabada, fabes con almejas, arroz con bogavante, patatas al Cabrales o cachopines, puedes degustar raciones, sartenes, carnes rojas y dos interesantes menús del día.
Como íbamos a pedir dos platos contundentes, decidimos compartir un par de entrantes ligeros: cebollas rellenas de bonito y tosta de pastel de cabracho, ambos realmente buenos y lo más importante, caseros.
No podíamos resistirnos a probar una buena fabada -y no nos equivocamos- y verdinas con bogavante, excelentes ambas.
Y un trozo de exquisita tarta de manzana para terminar con un bocado dulce, ¿por qué no?
¿Sabéis también qué otro detalle os hará sentir que estáis en tierras asturianas? El simpático aparato para escanciar la sidra. Funciona a pilas y tiene la ventaja de que no se ensucia el suelo ni salpicas a los que te rodean. Y la presión a la que sale la sidra es casi perfecta.
Actualización: hemos regresado a Sidrería Diego para probar su arroz con bogavante. Lo ofrecen en menú junto a croquetas de Cabrales y una botella de sidra por 40 euros. Te aseguramos que la ración de arroz es para cuatro personas y está deliciosa.
¿Que todavía no sabes dónde está Sidrería Diego en Madrid? Busca al maniquí vestido de minero en su puerta. ¡No tiene pérdida!
Las cebollas y las verdinas tienen una pinta…. no para estas horas mas de zumo, café y tostada, pero dentro de un rato, quien las pillara… Se lo tenemos que comentar a nuestros amigos, a ver si lo probamos.
Saludos!
Y si no se animan vuestros amigos está al lado de nuestra casa, así que ¡es la excusa perfecta para vernos! Un abrazo y gracias por comentar 😀
El escanciador automático es un gran invento para no inundar los restaurantes y tomar sidrina bien echada. Hasta hay versión de Preciado, el exentrenador del sporting 😀
Ja, ja, ja. ¡Qué chulada! Gracias por tu comentario, Víctor 😀