Construido por Giuseppe Mengoni en el siglo XIX, el Mercado Central de Florencia es el más importante de la ciudad. Y uno de los más antiguos de Europa. Situado frente a la Piazza del Mercato Centrale, entre la Vias dell’Ariento, Sant’Antonino y Panicale, a escasos metros del apartamento donde nos alojamos, es cita ineludible para cualquier amante de la gastronomía.
Los mejores productos italianos
Fácilmente reconocible por su estructura de hierro, el Mercado Central de Florencia es el lugar idóneo para comprar carnes, pescados, quesos, jamones, chacinas, miel, aceite de oliva, setas, vinos de la Toscana,chocolates, panes… Un paraíso de colores, sabores y tradición italiana.
El chianti más exquisito convive con decenas de selectos acetos balsámicos y kilos de deliciosos tomates secos. Y lo hace a escasos metros de estómagos de vaca (poco agradables a la vista, pero ideales para preparar una de las especialidades de la zona, trippaalla fiorentina, que puedes degustar en un jugoso bocadillo en varios puestos a la salida del mercado). Y llamativas mezclas de especias para cocinar la mejor pasta alla rabiatta o diferentes tipos de pizza.
Septiembre es la mejor época para encontrar uno de sus productos estrella, el funghi porcini(nuestro boletus edulis). Lo venden por doquier fresco y seco. Una auténtica delicia que le da un toque muy especial a muchos de los platos más representativos del país.
Tras una minuciosa restauración, y siguiendo el modelo de otros mercados, el de Florencia ha ampliado su oferta gastronómica para saborear in situ. Pasta fresca, pizza, hamburguesas, sushi, dumplings o especialidades sicilianas son algunas delicias que encontrarás.
El Mercado Central de Florencia abre de 7 a 14 de lunes a viernes. Y de 7 a 17, sábados. La zona de restauración se puede visitar todos los días desde las 10:00 hasta medianoche.
«Cada sábado, llueva, granice o brille el sol», hay algo que el turista que visita Dublín no puede perderse, pasear por el Temple Bar Food Market. Un mercado donde saborear lo mejor de la variada gastronomía que ofrece la ciudad.
Ostras, quesos, burritos orgánicos y más en Temple Bar Food Market
Ostras del Condado de Clare y quesos de ovejas de Galway se dan la mano con las fajitas y burritos orgánicos, de Theresa y Gustavo -oriundos de Guadalajara (México)-. También, los pasteles del croata Darko Marjamovic o el sushi de Lian Yi. Y es que, desde finales de los noventa, Irlanda disfruta de una envidiable riqueza cultural y culinaria que han aportado inmigrantes llegados de medio mundo.
Cada sábado, de 10 a 16:30
Desde las diez de la mañana y hasta las cuatro y media de la tarde, existe la posibilidad de disfrutar de un improvisado brunch en plena calle del Temple Bar. Desde un sencillo perrito caliente con salchichas elaboradas a mano, pasando por unos noodles recién hechos. Koftas, samosas o una docena de las más finas ostras acompañadas de una botella de vino blanco. El mercado está especializado en productos orgánicos ideales para regalar o darse un capricho: panes, mermeladas caseras o comida para veganos.
Los golosos también tienen su espacio en el Temple Bar Food Market con un gran surtido de dulces y pasteles. Y donde destacan dos puestos, el de crepés y el que ofrece chocolate caliente, con menta o caramelo. Y a los que se puede añadir gratuitamente un chupito de ron (perfecto para entrar en calor).
Nosotros probamos unos noodles y un hot dog. La bebida no hizo falta pensarla mucho, un par de pintas de Guinness en uno de los muchos pubs de la zona. Un plan perfecto para cualquier mañana de sábado en Dublín.
¿Conoces Temple Bar Food Market? ¿Nos recomiendas otros mercados que merezca la pena visitar? ¡Gracias por tus comentarios!
Si eres uno de esos especímenes raros a los que les resulta más fascinante un paseo entre productos frescos que una agotadora jornada de compras por Oxford Street, Borough Market es, sin duda, tu sitio en Londres.
Está ubicado en Southwark Street, a un tiro de piedra del London Bridge. Es uno de los mercados más grandes de la ciudad y data de mediados del siglo XVIII. Frutas, verduras, carnes y pescados se dan la mano con panes, quesos, embutidos, vinos y toda clase de productos gourmet. Además de una excelente selección de comidas preparadas y zumos recién exprimidos.
Colores, olores y sabores, que te harán salivar lo que no está escrito, se mezclan en un espacio para amantes de la gastronomía. Y de un Londres menos turístico del que aparece en las guías.
Sopas, arroces, ensaladas, aceitunas y encurtidos, pizzas, hamburguesas… La variedad de platos para degustar en sus instalaciones es inmensa y de diferentes lugares del mundo.
Si prefieres comer sentado, puedes probar el restaurante ‘oficial’ del mercado, Fish, que ofrece almuerzos y cenas.
España tiene una lugar destacado en el mercado gracias a Brindisa, el mayor distribuidor de productos de la península en Reino Unido. En su tienda se puede comprar desde jamón de Pata Negra a una paella -que no paellera-. Pasando por aceites de oliva, pimentón de la Vera, anchoas o arroz de Calasparra. Una de las comidas que más éxito tiene entre los visitantes es el Brindisa chorizo sandwich, un extraño bocadillo de chorizo frito, pimientos del piquillo y rúcula. Sí, como lo lees…
Degustación de vinos en Borough Market
Nosotros aprovechamos para hacer una pequeña degustación de vinos ingleses en una pequeña tienda frente a la entrada principal, Wine Pantry. Refugiados de la lluvia bajo su toldo pudimos probar seis distintos con su respectiva explicación. Muy recomendable para conocer un poco más de estos desconocidos vinos. Acompáñalo de unas aceitunas y unos tomates secos recién comprados y te sentirás en el mismo paraíso.
Borough Market abre de lunes a jueves de 10 a 17 horas, viernes de 10 a 18 y sábados de 8 a 17. Los domingos está cerrado.
Durante nuestra estancia en Tokio, le suplicamos a nuestra amiga Mariko que nos acompañara al mercado de Tsukiji. Ella, antigua estudiante en Salamanca y hoy madre de dos infantes muy graciosos, suele realizar este papel de guía especializada con ilustres visitantes extranjeros. Ya que domina inglés y castellano casi a la perfección, algo raro entre las mujeres niponas.
Nos avisó, cada vez que le preguntamos por el tema, que si no madrugábamos sería imposible acceder a este centro mundial del comercio de pescado para conocerlo en plena ebullición. Sus obligaciones familiares y nuestro cansancio acumulado fueron razones más que justificadas para llegar no tan pronto como hubiéramos deseado, a primera hora de la mañana. Pero no en plena noche, como recomiendan los expertos.
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Bonita composición
Y es que las autoridades municipales se han puesto serias ante la avalancha matutina de curiosos occidentales que se agolpan a la entrada de Tsukiji para ver la subasta de atún. O has sacado tu preciada entrada de las poco más de cien que hay disponibles antes de las 5 de la mañana o es casi imposible poner un pie en este descomunal complejo. Los más astutos consiguen acceder de puntillas haciendo buenas migas con algún amable tendero. Pero, si no madrugas, mejor ni lo intentes.
Cuando llegamos, a esa hora en la que en cualquier plaza de abastos española se desayuna, la lonja más importante del mundo comenzaba a recogerse. Gracias a la inestimable ayuda de Mariko pudimos acceder por la vía rápida a los pocos puestos que todavía quedaban abiertos. Así, sin más prolegómenos, nosotros preguntábamos, ella traducía y los cansados comerciantes respondían a nuestras dudas.
Listo para llevar
El rastro de sangre fresca que todo lo impregnaba nos dio una idea de la cantidad de toneladas de atún que entran y salen a diario del mercado de Tsukiji. También hay sitio para la sabrosa carne de ballena, puestos especializados en el peligroso pez globo, escondidas piezas de tiburón, todo tipo de moluscos y más de 450 variedades marinas que impresionan a gente de secano como yo. En algún sitio escuché que en sus gigantescas instalaciones se comercializa el 30 por ciento de la pesca diaria que engulle nuestro planeta. Ejemplo elocuente de la masiva explotación que sufren mares y océanos.
Traslado del mercado de Tsukiji
Hielo, madera, acero, cuchillos, sierras, redes, anzuelos, montacargas y un sinfín de artilugios en una especie de coreografía japonesa dan vida al mercado de Tsukiji. Heredero de tradiciones que se remontan al siglo XVI y que desde 1923 abre sus puertas en el anillo central de Tokio. Concretamente, en el 5-2-1 de Chuo-ku o cogiendo la línea Oedo para usuarios del metro.
Si estás dudando en realizar esta visita no te lo pienses mucho porque todo apunta a que estas naves serán trasladadas a la isla de Toyosu, dentro del plan urbanístico previsto con motivo de los Juegos Olímpicos de 2020 que se celebrarán en la capital de Japón.
Para elegir y después afilar
Desayunar en los aledaños del mercado de Tsukiji, imprescindible
En las calles aledañas al mercado de Tsukiji hay puestos de comida, barras para desayunar buen sushi y pequeñas tiendas que venden todo tipo de utensilios que harían las delicias de cualquier profesional de la cocina. Además de comida preparada o delicatessen como setas matsutake, las más caras del mundo a 130 euros el kilo.
Nosotros hicimos un desayuno tardío en Tsukiji Sushi Sen, que cuenta con otra sucursal en Ginza. Y disfrutamos de los platos más frescos preparados al momento delante de nosotros por manos expertas.
Nigiris de calamar y caballa
El maestro del sushi
Setas matsutake en el Mercado de Tsukiji… ¡más de 130 euros!
Tsukiji cerró definitivamente sus puertas el 6 de octubre de 2018, trasladándose a su nueva ubicación en el mercado de Toyosu. El nuevo mercado de Toyosu abrió sus puertas el 11 de octubre de 2018.
Una visita a Chelsea Market es obligatoria para cualquier amante de los mercados como nosotros. Pero no solo de los tradicionales donde comprar carnes, pescados y verduras, sino de aquellos en los que la comida ya está preparada y es posible sentarse allí mismo para degustarla.
Si en España estos espacios se pusieron de moda hace escasos años, con el madrileño de San Miguel a la cabeza, en ciudades como Nueva York existen desde hace décadas. Chelsea Market resulta un lugar curioso, perfecto para un corto descanso si estás por el barrio, uno de los más bonitos de la ciudad.
La tienda que más llama la atención, de las más de 50 que componen Chelsea Market, es The Lobster Place, una de las pocas donde es posible encontrar productos frescos. En este caso, pescados y mariscos expuestos con suma delicadeza y perfectamente identificados por su zona de captura o características especiales. Los reyes del negocio son la langosta de Maine, que se puede adquirir ya cocida y en diferentes tamaños. Y el sushi, que venden preparado en pequeñas bandejas o puede comerse a la barra preparado al momento por expertas manos japonesas a la vista de los clientes.
Pero como sucede en estos ‘templos’ gastronómicos, es posible encontrar casi todo tipo de comida en Chelsea Market. Desde italiana a tailandesa, pasando por mexicana o australiana, como la que ofrece Tuck Shop.
Bocadillos vietnamitas en Chelsea Market
Uno de los más exitosos es Num Pang, cuya especialidad son los bocadillos vietnamitas. Cuenta con la mayor puntuación de la revista Zagat para una bocadillería de la Gran Manzana. Y ofrece opciones tan exóticas como panceta glaseada a la cinco especias o gambas tigre al coco, que hacen que se formen largas colas a su puerta a la hora del almuerzo.
No faltan tampoco tiendas gourmet en Chelsea Market. Con los mejores productos a precio de oro, como sales, especias, quesos, embutidos y hasta una curiosa cerveza artesana y ecológica que venden por galones.
Dos datos llamativos sobre Chelsea Market: en el mismo edificio se encuentra la sede neoyorquina de YouTube, con ascensor de uso exclusivo. Es usada también como una gran sala de exposiciones temporales. Nosotros tuvimos la suerte de poder admirar la de Rock Paper Photo Art Show, con cuarenta instantáneas de algunos de los mejores músicos de todos los tiempos.
Chelsea Market, en la Novena Avenida entre las calles 15 y 16, está abierto de 7 de la mañana a 9 de la noche, de lunes a sábado. Y de 8 de la mañana a 8 de la tarde, en domingo.
Guardo muchos y buenos recuerdos de mi viaje por Turquía. Pero, si hay un lugar que me resulta más especial que el resto, quizás porque me escapé del grupo con el que viajaba, es el Bazar de las Especias de Estambul. Sus olores y mágicos colores todavía perduran en mi memoria siete años después de haberlo pisado.
El segundo bazar más grande de Estambul
También llamado Bazar Egipcio (Mısır Çarşısı), el Bazar de las Especias es uno de los mercados más antiguos de la ciudad. Y el segundo más grande tras el archifamoso Gran Bazar de Estambul. Ubicado en Eminönü, a escasos pasos del Puente de Gálata, es el sitio perfecto para comprar. Tú decides si especias, dulces, frutos secos o recuerdos como lámparas o artesanía.
Una placa en una de sus seis puertas de entrada cuenta que se comenzó a construir en 1597 por orden de la mujer del sultán Murat III .Y que se tardaron 67 años en completar una obra que, en la actualidad, acoge casi 90 tiendas.
Especializado también en frutos secos
¿Azafrán o caviar?
Dos de las delicias que puedes adquirir en el aromático Bazar de las Especias de Estambul son caviar y azafrán, aunque es probable que ambas te dejen el bolsillo tiritando. Si eres de gustos más sencillos, una buena bolsa de orégano te transportará de nuevo a los pies del Bósforo cada vez que la abras. O de curri, nuez moscada, pimienta negra, canela…
Un bazar con mucho más que especias
Pero no solo de especias y frutos secos vive el turco. También encontrarás jabones de aceite de oliva, barros curativos, remedios naturales y todos los tipos de té que puedas imaginar. En la mayoría de las tiendas ofrecen envasado al vacío, por lo que no hay que preocuparse de que se derrame por la maleta o pierda su olor y propiedades por el camino. No te olvides de regatear, charlar y bromear con los amables tenderos. Además de oler, tocar y sentirte protagonista de las Mil y Una Noches.
Uno de los detalles que más llaman la atención de muchos de los puestos del Bazar de las Especias de Estambul son los carteles con frases que los vendedores han aprendido de los turistas españoles durante años. Da la sensación de que se las saben todas. Desde refranes populares a eslóganes comerciales, pasando por expresiones puntuales de programas de televisión. Su manera de anunciar Viagra es, cuando menos, peculiar…
La gastronomía es otra de las muchas razones por las que merece la pena visitar Estambul. Así que, si los olores del mercado han abierto tu apetito, aprovecha para entrar en alguno de los restaurantes colindantes y saborear delicias otomanas.
Pollo con pita
Cordero con verduras a la parrilla, arroz y patatas
Pan turco
El horario del Bazar de las Especias es de 9 de la mañana a 7 de la tarde de lunes a sábado. Los domingos permanece cerrado y la parada de tranvía más cercana es Eminönü.
Es uno de los mercados más antiguos de Roma, pues hay constancia de que en 1869 ya existía el Mercato Campo di Fiori, que tiene lugar cada sábado en la plaza de igual nombre.
Cuenta la historia que en ella tenían lugar castigos y ejecuciones públicas. En 1600, Giordano Bruno, filósofo y poeta italiano, fue quemado vivo por hereje, consecuencia de sus teorías revolucionarias sobre el universo. Y recuerdo de ello es la gran estatua situada en el centro de la plaza, obra del escultor Ettore Ferrari.
Vinos y aceites
Lo que comenzó siendo un espacio para la compra y venta de caballos se ha convertido muchos años después en un encantador lugar donde los romanos adquieren productos frescos y artesanales. Además de quesos, aceites, vinos y licores.
Pasta, salsa y chianti
Vinos y grappas
Especias
Aunque no llega a las dimensiones del Mercato Centrale de Florencia, el de Campo di Fiori es perfecto también para conseguir auténticos productos de Italia. Perfectos para llevar de recuerdo a España. Como pastas -de todas las formas y colores posibles-, tomates secos -que envasan al vacío-, funghi porcini deshidratado o mezclas de diferentes especias para los platos de pasta, como pesto, puttanesca, arrabbiata o carbonara.
Tomates secos
Y más pasta
Formas… curiosas…
Por la noche, la zona se transforma y es punto de reunión para los jóvenes. Por lo que abundan bares y restaurantes con coquetas terrazas donde cenar, tomar un helado o disfrutar del llamado aperitivo italianoa un módico precio.
Terrazas
El Mercato Campo di Fiori abre de lunes a sábados, de 7 a 13.30 horas.
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