Santorini fue otra de las paradas de mi periplo por Grecia. Tras la tranquila y apacible Naxos, me encontré con una isla mucho más turística y cara -aunque no tanto como Mykonos-, pero con una belleza y singularidad únicas. Su capital, Thira, se asoma a un precipicio conocido como la Caldera, por la que navegan decenas de cruceros esperando para desembarcar a miles de pasajeros.
Su paisaje lo constituyen las características y únicas casitas blancas -impresionante el contraste con la roca casi negra, iglesias ortodoxas de cúpula azul y lujosas joyerías delante de las que pasean los sufridos burros que comunican el puerto con la ciudad y que conviene contratar si no se quieren subir a pie los más de cien escalones que los unen (yo lo hice y es agotador).
Otro de los grandes alicientes de Santorini son sus playas. Aunque no soy muy aficionada a ellas, cogí un autobús que en pocos minutos te dejaba en la de Perissa, el tercer pueblo más grande de la isla, con arena negra y una enorme roca que surge del agua llamada Vouno Mesa.
Hay un pequeño barco que une Perissa con Kamari, otra playa de arena blanda negra con cinco kilómetros de largo y famosa por la posibilidad de realizar todo tipo de deportes acuáticos. El trayecto, de unos 20 minutos, es ideal para admirar la belleza de la erosión del Mar Egeo sobre la piedra.
Qué comer en Santorini
La gastronomía de Santorini, como la de toda Grecia, es puramente mediterránea y abundante en pescado y marisco fresco, además de platos populares como moussaka, souvlaki, dolmades o gyros. Precisamente fue allí donde probé el mejor de todo el viaje, en un pequeño local llamado ‘Obelix’ (de pollo y en pan de pita).
Pescados y mariscos, a elección del cliente
Las tres noches cené en una encantadora taberna llamada ‘Stani’, romántica e ideal, desde donde se divisa el volcán y la magnífica puesta de sol. Los camareros, muy atentos (al menos con una viajera solitaria).





Cómo llegar a Santorini
Yo llegué en ferry desde Naxos y cogí un autobús para subir a la ciudad. Salen del mismo puerto a los pocos minutos de la llegada de los barcos. Desde Madrid y Barcelona hay vuelos directos.
Dónde alojarse en Santorini
El Plastiras Rooms, situado a 600 metros del centro de Fira, ofrece habitaciones con balcón privado, además de piscina y Wi-Fi gratuito. Los precios rondan los 40 euros por noche sin desayuno (por 6 euros puedes tomar uno tan suculento como el de la foto de abajo). Cuando regrese con J nos daremos el capricho de dormir en una de las lujosas villas al borde del precipicio y con vistas al mar.
Una de las excursiones más recomendables en Santorini es la que incluye una visita al volcán, baño en los Hot Springs (una especie de barros calientes), Thirassia y Oia, para ver su famoso atardecer.
De Santorini siempre había visto la típica foto de las casitas blancas y las cúpulas azules apuntando al mar. Desconocía que por la zona había playas de arena negra. Por cierto, qué vistas desde el restaurante y qué buena pinta la comida!! 🙂
Saludos,
Anna.
¡Una maravilla, Anna! La comida, las vistas… Un abrazo y gracias por pasarte por aquí 🙂
No me canso nunca de leer historias y de ver fotos de esta isla! Si no lo fuera por lo caro que está el alojamiento, me compraba una casa por allí, una pena no poder pasar más tiempo en ella. Por cierto, las fotos son geniales
Por cierto, no todas las playas son de arena negra o de guijarros, hay una de arena blanca, aunque no es fácil encontrarla, hay que ir en barquito.
Gracias, Iñaki. Tomamos buena nota de esa playa 😉